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Cuidados de Enfermería en el manejo dietético de la hipercolesterolemia

Cuidados de Enfermería en el manejo dietético de la hipercolesterolemia

Resumen: La actuación de Enfermería es clave en el manejo de la hipercolesterolemia, tanto en la identificación, como en el seguimiento, control y dieta de los pacientes. Siendo esta última imprescindible para prevenir la aparición de enfermedades cardiovasculares en pacientes con las cifras de colesterol altas.

Autores:

Irene Calviño García. Graduada en Enfermería. Clínica Los Naranjos. Grupo HLA. (Huelva).

Ana Hermosín Alcalde. DUE. Diaverum. (Cartaya).

Elena Pereira Jiménez. DUE. Interclinik.

Palabras clave: colesterol, hipercolesterolemia, dislipidemia, dieta,

Introducción: Existe una gran relación entre el metabolismo lipídico y el desarrollo de la lesión ateroesclerótica y el infarto de miocardio, siendo estos una de las causas más importantes de muerte en los países industrializados.

La hiperlipidemia es una modificación patológica de los lípidos, cuya etiología responde a mutaciones aisladas o a otros factores genéticos menos definidos, o bien es secundaria a otras patologías.

Los ácidos grasos son los componentes de la alimentación que modifican de forma consistente las concentraciones de lípidos plasmáticos.

Clasificación:

  • Hipercolesterolemia familiar monogénica: producida por un defecto a nivel del receptor LDL. El paciente presenta niveles de LDL-C muy elevados. La herencia es autosómica dominante y afecta tanto a homocigotos (se manifiesta a partir de los seis años de edad) como a heterocigotos (a partir de los treinta años). Se asocia a ateroesclerosis precoz, arco corneal precoz y xantomas.
  • Hipercolesterolemia familiar poligénica: no existe defecto en el receptor LDL. Es la forma más frecuente de hipercolesterolemia primaria. Se aumentan los niveles de LDL- C.
  • Hiperlipoprotemia familiar combinada: la herencia es autosómica dominante. Se debe a un aumento de la síntesis de apo – ß, que se traduce en un aumento de LDL y VLDL. Se caracteriza por la elevación del colesterol y/o los triglicéridos.

Recomendaciones generales en la hipercolesterolemia:

  • Dieta variada y equilibrada, con abundantes cereales, verduras, frutas, hortalizas y legumbres.
  • Reducir el sobrepeso con una dieta baja en calorías.
  • Disminuir el consumo de carnes rojas y huevos (máximo dos o tres a la semana).
  • Frecuencia recomendada de carnes: carnes rojas, dos días/semana; pollo, pavo o conejo, tres días/ semana. La cantidad máxima en el día debe ser 200 gramos.
  • Tomar lácteos semidesnatados o desnatados. Evitar derivados de la leche entera (helado, mantequilla, quesos grasos…)
  • Evitar aceites de coco y palma presentes en bollería, fritos y precocinados, consumiendo el aceite de oliva.
  • Consumir con frecuencia pescado azul.
  • No fumar.
  • Realizar ejercicio físico de forma regular.
  • Cocinar con poco aceite.
  • Evitar el exceso de sal.
  • Evitar el consumo de alcohol. Dos o tres vasos en varones y la mitad en mujeres.
  • Reducir el estrés.

Recomendaciones energéticas: van en relación con cada paciente, dependiendo de su actividad física y peso.

El colesterol de la dieta va exclusivamente en alimentos grasos de origen animal, y tiene dos fuentes de procedencia; la exógena, procedente de los alimentos, y la endógena, por rutas biosintéticas del organismo.

  • Lípidos: consumo total de grasas en torno al 30% de las calorías de la dieta.
    • Ácidos grasos saturados: sus fuentes principales son los alimentos de origen animal. Actúan disminuyendo la síntesis y la actividad de los receptores LDL. Modulan la cascada de la trombogénesis, aumentando la hipercoagulabilidad. Su aporte deberá ser menor del 10% del valor energético de la dieta.
    • Ácidos grasos poliinsaturados: reducen la concentración de colesterol plasmático y de triglicéridos. Su aporte recomendado es del 7%. Existen dos series diferentes;
      • AG poliinsaturados ω-3. Su fuente principal son el pescado azul y los aceites de mamíferos marinos. Reducen la viscosidad sanguínea y la agregabilidad plaquetaria, y aumentan la fibrinólisis. Se asocian a una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares y de muerte súbita, y a una mejoría en en control de la tensión arterial. Disminuyen los VLDL y el LDL – C, y aumentan levemente el HDL – C.
      • AG poliinsaturados ω-6, Se encuentran en aceites de semillas y frutos secos. Su consumo reduce las concentraciones de colesterol sérico. No debe consumirse en exceso debido a la posibilidad de reducir el HDL-C. Su efecto es cardioprotector en cantidades normales.
    • Ácidos grasos monoinsaturados. Tienen efecto hipocolesterolemiante, y puede mantener o incrementar las concentraciones de colesterol ligado a los HDL. Actúan sobre la formación de placas de ateroma y sobre los procesos de coagulación. Se asocia a una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares. El aporte recomendado es del 15-20%.
  • Hidratos de carbono: El aporte dietético debe ser entre el 55 y el 60% del total, y se recomiendan los hidratos de carbono complejos.

Un exceso de hidratos de carbono de absorción rápida, produce una elevación de triglicéridos por aumento de las VLDL y reduce las concentraciones de HDL-C, que no deben superar el 10% del total.

  • Proteínas: Tienen poca influencia sobre el perfil lipídico, por lo que deben mantenerse los niveles de la dieta equilibrada
  • Fibra: la fibra soluble puede disminuir las cifras de colesterol total y la fracción ligada a las LDL, sin modificar el resto de las lipoproteínas. La fibra insoluble parece no influir sobre el perfil lipídico. Su actuación la realiza al aumentar la excreción de colesterol y ácidos biliares.
  • Alcohol: un consumo moderado de alcohol se asocia al aumento de HDL – C. Determinadas bebidas como el vino tinto, debido a sustancias antioxidantes, podrían proteger a las LDL del daño oxidativo. Por otro lado, el consumo excesivo de alcohol es una de las causas más frecuentes de dislipidemia secundaria, debido a la estimulación hepática de los triglicéridos. El alcohol tiene el llamado efecto “J”: consumos reducidos parecen ser protectores, mientras que consumos elevados son perjudiciales.
  • Antioxidantes: Regulan la oxidación de las lipoproteínas. Estos antioxidantes son ingeridos al tomar en la alimentación frutas y verduras, ya que la suplementación farmacológica no ha mostrado eficacia. El complejo vitamínico ACE junto con el Zn y el Se han demostrado esta capacidad.

Factores que influyen en la concentración de HDL-C:

  • El consumo de tabaco disminuye las HDL-C.
  • La actividad física regular aumenta las HDL-C.
  • Las mujeres tienen cifras más altas de HDL-C que los hombres.
  • La vitamina C puede aumentar las HDL-C.
  • El consumo moderado de alcohol aumenta las HDL-C.

Alimentos permitidos (consumo diario):

  • Hortalizas, verduras y legumbres.
  • Harina, pan, cereales y arroz (integrales), patatas, galletas integrales.
  • Carne de pollo y pavo sin piel.
  • Pescado blanco y azul.
  • Aceite de oliva.
  • Leche, yogur y quesos desnatados, clara de huevo.
  • Frutas naturales y en almíbar.
  • Mermelada, miel, azúcar, repostería casera con leche desnatada.
  • Agua mineral, zumos naturales, infusiones, café, té y vino (con moderación).

Alimentos de consumo limitado (dos/tres veces en semana):

  • Pasta con huevo y cereales con azúcar.
  • Ternera, buey, vaca, cerdo, conejo, perdiz, codorniz…
  • Bacalao salado.
  • Leche, yogur y quesos semidesnatados. Huevo entero.
  • Aceites de semillas y margarina vegetal.
  • Aceitunas, aguacate, patatas fritas, nueces, almendras, castañas, avellanas y cacahuetes.
  • Bebidas y refrescos con o sin azúcar.

Alimentos desaconsejados (consumo excepcional):

  • Embutidos, hamburguesas, salchichas, patés, vísceras.
  • Mariscos, salazones, ahumados, pescado frito.
  • Leche y derivados enteros.
  • Bollería industrial.
  • Bebidas alcohólicas destiladas.
  • Pastillas de caldo, sopas de sobre y precocinados.

Conclusión: La hipercolesterolemia es uno de los mayores factores de riesgo en relación con la cardiopatía isquémica. La enfermera de Atención Primaria debe educar al paciente y llevar el control del mismo, para un correcto manejo de su enfermedad, siendo uno de los pilares fundamentales el llevar a cabo una dieta adecuada.

Bibliografía:

  1. Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC). Guía de la alimentación saludable. Madrid, 2004,
  2. Slack, J. Risk of ischaemic heart-disease in familial hyperlipoproteinamic states. Lancet.
  3. Plaza, I. Villar, F. Mata, P. Pérez, F. Maiques, A. Casanovas, JA. Control de la colesterolemia en España. Un instrumento para la prevención cardiovascular. Rev. Esp. Cardiol. 2000,