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Inteligencia emocional y Enfermería

Inteligencia emocional y Enfermería

En el ámbito asistencial, se ha puesto de relieve que el predominio del enfoque racional y biofísico de la medicina tradicional no es suficiente para abordar las demandas de los pacientes porque dejan de lado el aspecto emocional que va unido a los trastornos que presentan.

Autores:

  1. Ana Hermosín Alcalde DUE. Centro de diálisis Diaverum (Cartaya)
  2. Elena Pereira Jiménez DUE. Interclinik
  3. Irene Calviño García Grado en Enfermería. Clínica los Naranjos Huelva

Resumen: 

Enfermería es uno de los colectivos profesionales de la asistencia que más en cuenta ha tenido estos aspectos, desde siempre, porque contempla al individuo como un todo en su esfera física, social, psicológica y espiritual; sin embargo, se necesita profundizar en el abordaje de ciertas emociones no resueltas por los propios profesionales que pueden influir en la calidad de los cuidados prestados.

Para las instituciones sanitarias, como empresas generadoras de salud, la humanización de la atención clínica a los pacientes viene siendo una de las preocupaciones más importantes en la última década.

Hablar de “humanizar la salud” suena a contrasentido, porque parece obvio que la salud lleva implícito el sentido humanístico de contribuir al bienestar. Lo que está claro es que: estandarizar la humanización del cuidado resulta un tema complejo de abordar. Porque

la humanización del cuidado no se puede expresar como con una receta que se aplica como con ciertos productos, bajo el esquema de “leer” y “hacer”. El ser humano es un conjunto de valores, reacciones y sentimientos, único e indivisible, que vive y responde ante la enfermedad de diferentes maneras.

Palabras clave: Inteligencia emocional, Enfermería, cuidados de salud, modelos.

Introducción:

Tradicionalmente, la inteligencia de las personas se ha evaluado en función de su capacidad para resolver diferentes problemas de física, química, matemáticas y otras ramas del saber. Capacidades que han sido medidas por diferentes tests que nos ofrecían los cocientes intelectuales de dichas personas. Sin embargo, se ha evidenciado que el cociente intelectual no garantiza ni el éxito ni la felicidad.

El término “inteligencia emocional” se refiere a la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos, los sentimientos de los demás, motivarnos y manejar adecuadamente las relaciones que sostenemos con los demás y con nosotros mismos.

El primero de los grandes teóricos del campo de la inteligencia que señaló la diferencia existente entre las capacidades intelectuales y las emocionales fue Howard Gardner, psicólogo de Harvard que en 1983, propuso un modelo ampliamente difundido, llamado “inteligencia múltiple”.

Salovey y Mayer definieron a la inteligencia emocional como la capacidad de controlar y regular los sentimientos de uno mismo y de los demás , y utilizarlos como guía del pensamiento y la acción; y Goleman hace una adaptación de este modelo que incluye cinco habilidades emocionales y sociales básicas: Conciencia de si  mismo, Autorregulación, Motivación, Empatía y Habilidades sociales.

En Enfermería existen también teorías desarrolladas en este sentido como la teoría de Jean Watson. La teoría de Jean Watson pertenece a la Escuela del Caring (cuidado). Las teóricas de esta escuela creen que las enfermeras pueden mejorar la calidad de los cuidados a las personas si se abren a dimensiones tales como la espiritualidad y la cultura e integran los conocimientos vinculados a estas dimensiones.

La teoría de Watson aporta como conceptos principales los diez factores del cuidado, y a través de ellos enmarca el rol de la enfermera en «cómo tener cuidado de…»; el “momento caring” así como también desarrolla la relación transpersonales. La perspectiva del cuidado de Watson es una mirada desde un ángulo distinto que aporta nuevos interrogantes para la

investigación, en concreto, desde el punto de vista existencial y fenomenológico. Según ella, la calidad de las intervenciones de la enfermera, implica un saber reconfortar, tener compasión y empatía. También contempla el desarrollo personal y profesional, el crecimiento espiritual, la propia historia de vida de la enfermera, sus experiencias anteriores, las oportunidades de estudio, sus propios valores y creencias y su relación con ella misma y con los demás.

Las enfermeras en la práctica diaria realizan un gran número de actividades: recogen información de los pacientes, valoran sus problemas y la alteración de sus necesidades, establecen objetivos, planifican cuidados, realizan las intervenciones que responden a los objetivos y a la planificación de los cuidados, aplican tratamientos y, finalmente, evalúan la respuesta del paciente a las intervenciones de Enfermería y su evolución hacia la consecución de los objetivos establecidos y en todo este proceso se producen múltiples interacciones de sentimientos y de emociones. Existen pues una serie de habilidades que el personal de Enfermería en su diario que hacer le resultan imprescindibles: el autocontrol, el entusiasmo, la automotivación, la empatía, etc.; la presencia de las mismas facilita alinear recursos anímicos que propician mayor habilidad en la resolución de problemas, en fomentar relaciones interpersonales armoniosas, aumentando así habilidades sociales, lo que ayuda a potenciar el rendimiento laboral y generar defensas para la reacción positiva a la tensión y al stress. Y todas ellas están relacionadas con componetes de la inteligencia emocional.

Uno de los elementos claves de inteligencia emocional a desarrollar por la enfermera en el trato cotidiano con los pacientes, es la empatía, que implica la conciencia de los sentimientos,

necesidades y preocupaciones identificadas en los otros ya que contribuye en gran medida en la salud percibida por los pacientes.

Importante también es también, el servicio de orientación, que permite a la enfermera anticipar, reconocer y satisfacer las necesidades reales del paciente.

La destreza social en la enfermera es otro componente emocional que implica, desarrollar las siguientes capacidades emocionales:

  • la influencia, permite idear tácticas efectivas de persuasión para la aceptación de los diversos tratamientos que se establecen en los pacientes
  • la comunicación, implica saber escuchar activamente los mensajes y al mismo tiempo permite elaborar respuestas convincentes
  • el manejo de conflictos, permite negociar y resolver los desacuerdos.

Conclusiones:

Parece fundamental el desarrollo de habilidades de inteligencia emocional en los trabajadores de salud en general y de la Enfermería en particular ya que el profesional de Enfermería contribuye preponderante en los procesos de atención a los pacientes.

La enfermera profesional debe aspirar a lograr la autoconciencia que le permita reconocer sus propios estados de ánimo y trabajar para madurar la conciencia emocional, que la lleve a la autoevaluación de sus fortalezas y debilidades y al desarrollo de acciones que le generen sentimientos de autoconfianza a partir de sus valores y capacidades.

En Enfermería, todavía hay muy poca evidencia científica que relacione la Inteligencia Emocional con otras variables probablemente asociadas a este campo o ámbito específico de acción. Los profesionales de Enfermería se ven sometidos a situaciones complejas de cuidado que producen, entre otras reacciones emocionales, altos niveles de ansiedad que necesitan gestionar.

Los resultados de las escasas investigaciones en este campo coinciden en que es necesaria una preparación específica desde el punto de vista emocional y diversas habilidades sociales y de comunicación que ayuden a los enfermeros a sobrellevar sus responsabilidades laborales ya que, en numerosas ocasiones, generan conductas de evitación que pueden impedir el desarrollo de su profesión y pueden derivar en conflictos emocionales

La enfermera en definitiva debe aprender a ser un catalizador del cambio, iniciador o administrador de las situaciones nuevas y ser un constructor de lazos con el fin de alimentar y reforzar las relaciones interpersonales del grupo de trabajo, al propiciar un sistema de colaboración y cooperación para trabajar con otros en el logro de metas compartidas relacionadas con los cuidados y sustentados en las relaciones e interacciones con los pacientes.

Bibliografía:

  • Aradilla, A. y Tomás-Sábado J. (2003). Estrategias pedagógicas para la educación emocional sobre la muerte. Medicina Paliativa, 10, 196-197.
  • La inteligencia emocional: herramienta fundamental para el trabajador de la salud

Maestra Laura Licea Jiménez. Coordinación de Personal Instituto Mexicano del Seguro Social

  • Daniel Goleman: la práctica de la inteligencia emocional
  • Fernández-Berrocal, P. (2010). Inteligencia emocional para médicos del siglo XXI. El Médico, 1112, julio 2010, 22-25
  • Watson J. Social justice and human caring: A model of caring science as a hopeful paradigm for moral justice for humanity. Creat Nurs. 2008;14(2):54-61.