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Educación sanitaria por parte de Enfermería para disminuir el consumo de alcohol en menores

Educación sanitaria por parte de Enfermería para disminuir el consumo de alcohol en menores

  1. INTRODUCCIÓN

Actualmente el consumo de alcohol en la adolescencia es considerado un problema grave de salud pública y un desafío para la actuación de Enfermería debido a la complejidad que supone actuar esta transición donde el entorno juega un papel fundamental.

  • María Victoria Infante Peña: Diplomada en Enfermería.
  • Arantza Mojica Blanco: Diplomada en Enfermería.
  • Noelia Murez Mojica: Diplomada en Enfermería.

Las intoxicaciones por alcohol en adolescentes cada vez son más frecuentes y pueden requerir incluso el ingreso en una unidad de cuidados intensivos. Está comprobado que a su vez provoca alteraciones físicas, psicológicas, emocionales y sociales. Todas las enfermeras deben ser conscientes de los signos y riesgos que implica la intoxicación por alcohol.

Se considera bebida alcohólica, toda preparación que contenga 0,5 grados Gay-Lussac o más de concentración, está caracterizada como droga y su uso y abuso constituyen un problema dentro de las actuaciones de la salud.

También definimos como consumo de riesgo o de abuso a  aquellas pauta de consumo que puede implicar un alto riesgo de daños futuros para la salud física o mental, pero que no se traducen en problemas médicos o psiquiátricos actuales. El grado de riesgo no estará sólo relacionado con el nivel de consumo de alcohol, sino también con otros factores personales o ambientales relacionados con la historia familiar, ocupación laboral, estilo de vida, pobreza, etc.

Cualquier consumo de alcohol en menores se considera un consumo de riesgo. En Europa está consensuado como 5 o más U.B.A en un periodo de 2 horas para los hombres y 3 o más U.B.A. para las mujeres en el mismo periodo de tiempo.

El verdadero problema radica en el patrón de consumo y en cómo el alcohol se ha convertido en el articulador de tiempo libre de carácter social en la adolescencia. El consumo se inicia a edades cada vez más tempranas. En España la media de inicio es de 13.9 años de edad. Y el patrón de consumo es de grandes cantidades en periodos cortos de tiempo. El 49% de los menores entre 14-18 años que consumen alcohol se han emborrachado en los últimos 30 días, éste incremento se produce en ambos sexos y en todos los grupos de edad. Los episodios de embriaguez ya forman parte de la cultura juvenil.

Los menores obtienen el alcohol con mucha facilidad, su consumo cada vez es más precoz debido a que está socialmente aceptado, su percepción de riesgo es baja y supone un fenómeno social, cultural e histórico, y éste es el principal obstáculo que nos impide abordar con eficacia esta problemática.

El consumo se concentra fundamentalmente en la vía pública, en pubs o discotecas, pero predomina la práctica del botellón (62% de los jóvenes entre 14-18 años ha hecho botellón en el último año) sobre todo en las noches de fines de semana y se consume preferentemente combinados.

A pesar de que la venta de alcohol a menores de edad es ilegal  existe una alta prevalencia de consumo, y con mucha frecuencia se asocian a accidentes de tráfico, homicidios, suicidios, actividad sexual temprana de riesgo, fracaso escolar; dificultades en habilidades psicológicas como percepción y razonamiento, y afecciones en la salud adulta representadas por enfermedades cardiovasculares, mentales y diversos tipos de neoplasias, por lo que es considerado como una sustancia dañina para la salud humana. Las diferentes consecuencias que ocasione el alcohol van a depender del medio envolvente, las características individuales y la fase de desarrollo en la que se encuentre.

  1. PALABRAS CLAVE: educación sanitaria, consumo de alcohol, jóvenes.
  2. OBJETIVOS
  • Analizar la causalidad entre el consumo de alcohol en los menores de edad y la presencia de alteraciones en el organismo.
  • Fomentar el consejo sanitario para prevenir consumo de riesgo.
  1. DESARROLLO
  • Consumo de Riesgo

La ley establece una edad específica para poder comprar y/o consumir bebidas alcohólicas en casi todos los países en donde el consumo de alcohol ha sido legalizado. Esto se debe a que el consumo de bebidas alcohólicas en menores de edad tiene repercusiones en la salud y desarrollo de la persona. Los estudios revelan que el consumo de bebidas alcohólicas en menores de edad, los episodios recurrentes de consumo en la adolescencia y beber hasta embriagarse pueden afectar negativamente el desarrollo mental, los hábitos de estudio y el desarrollo de las habilidades necesarias para una correcta transición a la edad adulta.

Durante las últimas décadas la evidencia científica ha permitido entender por qué es diferente que un adulto se tome un trago de vez en cuando, a que un niño o joven lo haga. Los daños del consumo en menores de 18 años en el organismo son:

  • Iniciar el consumo de alcohol antes de los 18 años aumenta la probabilidad del continuarlo en la adultez, así como la de recurrir a otras drogas como la marihuana o la cocaína. En Colombia se ha encontrado que quienes inician el consumo de alcohol a los 14 años o antes, tienen un riesgo 4 veces mayor de presentar consumo problemático de alcohol y 10 veces más de utilizar otras sustancias, en comparación con los que empiezan a beber después de los 21 años.
  • El consumo de alcohol en menores de 18 años puede influir de manera negativa en el desarrollo del cerebro debido a que el consumo de alcohol a corto plazo afecta la memoria y el aprendizaje; los adolescentes bebedores tienden a obtener los más bajos resultados en su rendimiento escolar.
  • Alteraciones en el desarrollo y crecimiento de los huesos.
  • Mayor predisposición a enfermedades respiratorias.
  • Mayor susceptibilidad a contraer infecciones.
  • Trastornos del sistema endocrino: disminución de la producción de la hormona del crecimiento (GH) encargada no sólo del crecimiento y el desarrollo sino también de los procesos de diferenciación sexual y maduración en la pubertad.
  • Retardo en la maduración de los caracteres sexuales secundarios (características fisiológicas que permiten distinguir al hombre y a la mujer, diferentes del aparato reproductor, como por ejemplo, la barba y la voz).
  • Trastornos cardiovasculares: alteraciones del ritmo cardiaco, hipertensión arterial y miocardiopatía dilatada por consumo crónico (afección a partir de la cual el corazón se debilita y se dilata y no puede bombear suficiente sangre al resto del cuerpo).
  • Trastornos gástricos: irritaciones en la pared intestinal que aumentan la probabilidad de desarrollar gastritis, vómito y alteraciones del tránsito intestinal.
  • Cáncer: la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer afirma que hay suficiente evidencia en humanos para concluir que el consumo de alcohol causa cáncer de cavidad oral, faringe, laringe, esófago, colon, recto, hígado y mama en la mujer. Cabe recordar que el consumo masivo de alcohol en adultos también está asociado con esta enfermedad; sin embargo, mientras a más temprana edad empiece una persona a tomar alcohol, mayor riesgo tendrá.

También se encuentran otros tipos de riesgos o daños asociados al consumo de alcohol durante la infancia y la adolescencia:

  • Mayor probabilidad de desarrollar problemas del estado del ánimo, como depresión o ansiedad.
  • Aumento en la probabilidad de realizar conductas sexuales de riesgo que pueden llevarlos a contraer enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados.
  • Mayor probabilidad de ser víctima de delitos como violación, robo y agresión.
  • Se ha visto que el inicio del consumo a temprana edad aumenta las probabilidades de ser víctimas o estar vinculados con crímenes violentos.
  • Dificultades académicas (ausentismo, deserción escolar, dificultades en el aprendizaje, entre otros).
  • Educación Sanitaria.

Los patrones de consumo de alcohol en menores de edad se deben a una variedad de factores: la familia, los amigos, los medios de comunicación, las normas culturales y la religión, así como las políticas gubernamentales. Por ejemplo, se ha comprobado que la promoción de bebidas alcohólicas en los medios publicitarios influye en la decisión que toman los adolescentes para beber, y existe evidencia que demuestra que esta publicidad aumenta las probabilidades de que los adolescentes y jóvenes comiencen a beber, o aumenten su consumo de alcohol. Las políticas gubernamentales pueden influir en estos patrones a través de diversas formas, inclusive mediante estrategias de fijación de precios, restringiendo el abastecimiento de bebidas alcohólicas y regulando de forma rigurosa la comercialización de bebidas alcohólicas.

Cabe destacar el papel que juegan las familias en el consumo de bebidas alcohólicas en los menores de edad. La composición familiar y los niveles de ingreso y de violencia son algunas áreas asociadas al consumo de alcohol y uso de sustancias en menores de edad.

Enfermería debe de tener conocimientos y habilidades necesarios para asesorar a los adolescentes y a la familia sobre los riesgos físicos y mentales del uso de alcohol en esta edad y ser plenamente conscientes de los recursos disponibles. Los adolescentes que acuden a urgencias con daños relacionados con el alcohol ya están experimentando los efectos negativos del consumo abusivo de alcohol en su bienestar, y es la enfermera quien debe evaluar y proporcionar intervenciones breves.

El gran obstáculo que Enfermería encuentra, es incluir a los adolescentes en estos programas y a su vez implicar a la familia y conseguir una adherencia al tratamiento. Otros obstáculos son la falta de tiempo y la falta de protocolos específicos por lo que éste es un campo en el que debemos seguir trabajando ya que es un grave problema teniendo en cuenta el elevado número de adolescentes que abusan del alcohol y el riesgo significativo en el que ponen su salud.

En cuanto al papel de la Enfermería, hemos de concluir que nuestra profesión es imprescindible en la prevención primaria y abordaje de éste problema y que debemos tener los conocimientos y habilidades necesarios para poder incluir a adolescentes y a sus familias, estimulando el autocuidado a través de la adquisición de hábitos saludable. Para ello, Enfermería deberá aportar información, aclaraciones y discutir dudas acerca del alcohol, tras evaluar la situación personal y de forma consecutiva, proporcionar intervenciones breves de manera que los adolescentes y su entorno tengan herramientas suficientes para lidiar contra este problema.

Los principales obstáculos contra los que nuestra profesión debe lidiar es la falta de protocolos específicos establecidos, de tiempo y a la vez la dificultad de la adherencia al tratamiento por parte de los jóvenes y sus familiares por lo que es muy importante seguir trabajando desde nuestro rol enfermero en éste grave problema que afecta a un elevado número de adolescentes que ponen en grave riesgo su salud.

  1. CONCLUSIONES

Según el informe sobre la salud en el mundo, citado por la Organización Mundial de la Salud (2008), el consumo de alcohol es el primer factor de riesgo en los países en desarrollo y el tercero en los países desarrollados.

El consumo de esta sustancia se ha convertido en uno de los riesgos sanitarios más sobresalientes en el mundo. Por esta misma causa el personal sanitario debe estar entrenado para realizar prevención primaria y evitar así que los más jóvenes conlleven consumo de riesgo y concienciar una vez más a la población acerca de los daños que provoca esta sustancia en nuestro organismo.

  1. BIBLIOGRAFÍA
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