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Fascitis necrotizante: generalidades, diagnóstico y tratamiento

Fascitis necrotizante: generalidades, diagnóstico y tratamiento

Resumen

La fascitis necrotizante (FN) es una infección de tejidos blandos y fascia muscular. No es una patología común pero sí muy grave. En el presente trabajo vamos a realizar una revisión de la bibliografía para conocer en qué consiste la fascitis necrotizante, incluyendo aquí sus signos y síntomas, diagnóstico y tratamiento empleado para su curación.

Palabras clave: fascitis necrotizante, infección

Autores

Belén María Rufián Martínez (Graduada en Enfermería)

María del Rocío Rubio Gómez (Graduada en Enfermería)

Alexa Rojas Álvarez (Graduada en Enfermería)

Introducción

La fascitis necrotizante fue explicada desde la antigüedad por diferentes autores. En la época de Avicena, Hipócrates y Galeno ya se obtuvieron alusiones sobre esta patología. Pero no es hasta 1820 cuando el cirujano militar Joseph Jones comienza a dar especificaciones sobre esta afección y la define como “gangrena de hospital”. El término fascitis necrotizante no se usó hasta 1952.

Durante el siglo XIX la fascitis necrotizante se vinculó con infecciones producidas por estreptococos, pero a finales de siglo Giuliano determinó que la enfermedad se debía a microorganismos tanto aerobios como anaerobios.

Por otro lado el venereólogo francés Fournier en 1883 presentó su explicación de una infección gangrenosa característica de la zona genital y del periné conocida actualmente como “la gangrena de Fournier”.

Objetivo

El objetivo de este trabajo es conocer qué es la fascitis necrotizante, así como los factores de riesgo, tipos, signos y síntomas, diagnóstico y tratamiento.

Metodología

Se ha realizado una búsqueda bibliográfica en diferentes bases de datos como: Cuiden, Pubmed y Biblioteca virtual en Salud y otras fuentes como Google académico. Los términos empleados fueron fascitis necrotizante e infección. Se consultaron un total de 15 artículos en español con una antigüedad inferior a 7 años, de los cuales se han incluido 11 para la realización del estudio.

Resultados

Concepto

La fascitis necrotizante es una infección grave de tipo gangrenoso cuya causa suele ser mayoritariamente polibacteriana y que afecta a la piel, fascia muscular y tejido celular circundante.

Signos y síntomas

La enfermedad se caracteriza por tres etapas en su desarrollo. A continuación se van a describir cada una de esas etapas puntualizando los signos y síntomas característicos de cada una de ellas.

– Estadío temprano, en el cual es arduo distinguirla de una infección de tejidos o una celulitis, ya que cursa con los mismos signos y síntomas característicos de las infecciones como son dolor, inflamación y calor local, entre otros. Aunque en la fascitis necrotizante es mucho mayor el dolor y el enrojecimiento de la piel es diferente, presentando bordes menos definidos y extendidos por más zonas.

– Estadío intermedio donde se desarrollan características ampollas y la coloración de la piel sufre cambios que sugieren posible isquemia.

– Estadío tardío, aquí la isquemia es más que aparente, se pueden observar tejidos necróticos y pérdida de sensibilidad local. Aunque no siempre ocurre, a veces se da también crepitación subcutánea. En este punto de la enfermedad el estado general del paciente está muy agravado y las manifestaciones a nivel sistémico son fiebre alta, taquicardia, taquipnea, alteraciones neurológicas, irritación, desorientación e inestabilidad hemodinámica.  En este punto de la enfermedad, la muerte se puede producir debido a sepsis acompañada por fallo multiorgánico.

Factores de riesgo

Aunque la enfermedad puede afectar a personas de cualquier edad y sin patologías previas, hay una serie de factores de riesgo que se relacionan con el desarrollo de la fascitis necrotizante. Entre ellos se encuentran: la diabetes, la senectud, el alcoholismo, ser adicto a drogas por vía parenteral, úlceras por presión, pacientes inmunodeprimidos, traumatismo o cirugía reciente, quemaduras, enfermedad vascular periférica, malnutrición, obesidad, pacientes con corticoterapia, cáncer, tratamiento quimioterápico, entre otras. En la búsqueda se halló un artículo que hablaba sobre la presencia de casos de fascitis necrotizantes tras inyecciones intramusculares de antiinflamatorios no esteroideos o vacunas. Se necesitan más estudios para confirmar este hecho.

Tipos

  1. Tipo I: la infección es polimicrobiana producida tanto por microorganismos aerobios como anaerobios. En este grupo se incluyen la mayoría de los casos de fascitis necrotizante (70-80%). Ocurre con mayor asiduidad tras cirugías, pacientes inmunodeprimidos, pacientes diabéticos y en obesos. La gangrena de Fournier comentada anteriormente pertenece a este grupo.
  2. Tipo II: la infección la causa un único germen mayoritariamente estreptococos beta hemolítico del grupo A y a veces el Staphylococo Aureus. Se da con más frecuencia en pacientes inmunodeprimidos y adictos a droga por vía parenteral.
  3. Tipo III: la infección es causada por gérmenes gram negativos y bacterias del medio marino mayoritariamente, aunque también puede ser causada por otros patógenos. El contagio se produce al entrar en contacto el agua del mar con heridas en la piel preexistentes.
  4. Tipo IV: es la menos frecuente de las infecciones y en este caso los hongos al producirse una quemadura o traumatismo, son los causantes de desarrollarla.

Diagnóstico

El obstáculo con el que se encuentran los facultativos para su diagnóstico es que la enfermedad se instaura con mucha rapidez. Y además no se presenta con unas características concretan que hagan sospechar su existencia, por lo que el diagnóstico suele ser tardío y por tanto el tratamiento.

Para el diagnóstico se usan pruebas como radiografías, TAC (tomografía axial computerizada) y la resonancia magnética para ver el estado de la fascia muscular y cómo de profundo es el daño causado por la infección, así como presencia de zonas edematizadas.

Palpando la zona afectada también se pueden hallar evidencias. A nivel local se presenta anestesia y  crepitación debido a la presencia de gases.

Las pruebas de laboratorio también son requeridas y de las cuales se obtendrán datos importantes para confirmar la presencia de infección.

Además de todas las anteriores se realiza la prueba llamada “finger-test”, prueba digital en castellano, en la cual se realiza un pequeño corte en la zona donde se cree que está el origen de la infección. Para esto se usa anestesia local. Si no hay sangrado y hay presencia de un líquido turbio tras realizar el corte, eso nos indicará la presencia de fascitis necrotizante. Además se observará separación entre el tejido subcutáneo y la fascia y se podrá deslizar el dedo sin dificultad entre las capas, siendo esto imposible si el tejido estuviese sano.

Tratamiento

Los pilares para el tratamiento de la fascitis necrotizante son un rápido diagnóstico, antibioterapia de amplio espectro, control del estado hemodinámico del paciente, analgesia y desbridamiento quirúrgico para eliminar toda necrosis tisular. Aunque la antibioterapia es muy importante en el tratamiento, realizar un desbridamiento quirúrgico es imprescindible y de no hacerlo la mortalidad sería del 100%. Es altamente recomendable realizar una evaluación de la piel 24 horas tras el desbridamiento, para asegurar que no quedan restos de tejido necrótico. Existen casos en los que el desbridamiento no es suficiente y en los que se hace necesario la valoración de una posible amputación del miembro dañado, si la vida del paciente corre peligro.

En la búsqueda se han encontrado estudios sobre los beneficios de usar oxígeno hiperbárico. Estos estudios comentan que el uso del oxígeno hiperbárico aumenta la presión parcial de oxígeno en los tejidos y los gérmenes anaerobios se destruyen y no siguen desarrollándose. Se hacen necesarios más estudios que den mayor evidencia y fiabilidad a esta afirmación.

Otra de las medidas de tratamiento es la terapia de presión negativa (VAC). Sobre la herida se coloca una esponja de poliuretano la cual se cubre con un adhesivo estéril y se instaura un ciclo continuo o intermitente de presión. La presión negativa favorece la reducción del edema, con esto se consigue que la circulación en la zona tratada sea 4 veces mayor, por lo que el tejido de granulación se desarrolla más rápido, se elimina el exudado y se reduce la carga bacteriana. Esto supone también mayor comodidad para el paciente que no tiene que recibir curas diarias y menos carga de trabajo para el personal enfermero.

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