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Bronquiectasia. Cuidados de Enfermería

Bronquiectasia. Cuidados de Enfermería

Resumen: las bronquiectasias se definen como dilataciones anormales de los bronquios, de carácter irreversible, producidas por destrucción de los componentes musculares y elásticos de las paredes bronquiales. Pueden localizarse en un segmento o en un lóbulo o encontrarse por todo el árbol bronquial y adoptan morfología diferentes (cilíndricas, varicosas y saculares).

Autores:

Irene Calviño García. Graduada en Enfermería. Clínica Los Naranjos. (Huelva).

Ana Hermosín Alcalde. DUE. Diaverum. (Cartaya).

Elena Pereira Jiménez. DUE. Interclinik.

Palabras clave: bronquiectasia, bronquios, enfermedades pulmonares obstructivas.

Introducción: antes de la era antibiótica y de las vacunaciones frente a las infecciones víricas frecuentes de la infancia, las bronquiectasias se iniciaban normalmente con un episodio grave de neumonía necrotizante durante la infancia, seguido de un intervalo prolongado asintomático y de la aparición del cuadro clínico más tarde. Habitualmente, las causas comunes de bronquiectasias en los países desarrollados son la aspergilosis broncopulmonar alérgica, las deficiencias de inmunoglobulinas que predisponen a infecciones crónicas respiratorias, las alteraciones de los mecanismos locales de aclaramiento de las vías aéreas y, sobre todo, la fibrosis quística.

La causa más frecuente es la obstrucción bronquial, que permite la acumulación de secreciones bronquiales. Al no eliminarse, estas secreciones se infectan y originan inflamación y debilidad de las paredes de los bronquios, lo que provoca su dilatación.

Clínica: pueden ser totalmente asintomáticas, sobre todo las que se localizan en los lóbulos superiores que drenan por gravedad.

Lo más frecuente es que exista tos crónica con expectoración abundante. La tos es intermitente durante todo el día y empeora al levantarse por la mañana.

Hemoptisis, que cuantitativamente puede variar en una escala de gravedad desde leve, (esputo hemoptoico), hasta grave (hemoptisis franca abundante).

Otros síntomas pueden ser hiperreactividad bronquial, disnea, dolor pleurítico, sinusitis…

Diagnóstico: el diagnóstico de bronquiectasias se hace de acuerdo con una historia de tos crónica que puede ser seca o productiva de grandes cantidades de esputo. Los pacientes que tienen inicialmente bronquiectasias secas suelen producir de forma eventual expectoración. Es frecuente la aparición de hemoptisis y, más raramente, hemoptisis masiva. El examen funcional es poco específico. La característica principal es la obstrucción de las vías aéreas de cualquier calibre.

La auscultación del tórax depara crepitantes sobre la región pulmonar afectada y en ocasiones acropaquias. La radiografía de tórax puede ser normal o mostrar trazos intersticiales aumentados y atelectasias lineales. Por tanto, no permite realizar un diagnóstico de certeza, por lo que habrá que recurrir a la tomografía computerizada que tiene mayor sensibilidad. La TCAR, aporta una sensibilidad y especificidad muy altas. Sólo en algunos casos de estudio prequirúrgico es necesario recurrir a la broncografía.

El hallazgo clásico es el de líneas paralelas en la periferia del pulmón descritas como raíles, y que presentan las paredes bronquiales engrosadas que no disminuyen su calibre en dirección distal.

Tratamiento: La detección precoz de las infecciones del tracto respiratorio inferior, ayudan a prevenir complicaciones como las bronquiectasias. Cualquier lesión obstructiva o cuerpo extraño debe eliminarse precozmente. Otras medidas para disminuir la aparición o la progresión de las bronquiectasias son abandonar el tabaco y disminuir la exposición a irritantes ambientales.

El cuanto al tratamiento, la administración de antibióticos para controlar las infecciones es muy importante, así como de broncodilatadores, o expectorantes. El paciente debe comprender la importancia de tomar el tratamiento farmacológico prescrito para obtener la máxima eficacia y ser consciente de los efectos secundarios y tóxicos que el médico le ha explicado previamente.

La fisioterapia respiratoria, con el drenaje postural y la hidratación adecuada, consiguen movilizar y eliminar el exceso de secreciones viscosas. También se puede utilizar percusiones y vibraciones con el mismo fin.

El tratamiento quirúrgico se aborda en pacientes con enfermedad localizada en un solo lóbulo y que no han respondido al tratamiento médico.

Se podría plantear la posibilidad de trasplante en el caso de gran afectación y destrucción pulmonar.

Cuidados de Enfermería: un objetivo importante de la enfermera es promover el drenaje y la eliminación del moco bronquial. Para ello puede hacerse uso de diferentes técnicas que van a permitir facilitar la expulsión de secreciones.

  • Enseñar al paciente a practicar ejercicios eficaces de respiración profunda y de toser.
  • La fisioterapia respiratoria con drenaje postural de las partes afectadas es recomendable. Algunos pacientes requieren la elevación del pie de cama unos 10-12 cm para facilitar el drenaje. Las almohadas sirven en el hospital y en casa para ayudar al paciente a adoptar las posturas adecuadas de drenaje.
  • El uso de dispositivos de aclaramiento de moco, como el de flutter: se trata de un aparato manual que hace vibrar la vía aérea durante la fase espiratoria de la respiración.
  • La terapia de presión positiva espiratoria (PPE) consiste en una maniobra respiratoria que se lleva a cabo contra una resistencia espiratoria y que se usa a menudo junto con la medicación nebulizada.

El reposo es importante para prevenir un sobreesfuerzo. El reposo en cama puede estar indicado en las fases agudas de la enfermedad. Se debe evitar el enfriamiento y el exceso de fatiga.

Una buena nutrición es importante y suele ser difícil de mantener porque el paciente a menudo esta anoréxico. La higiene oral para eliminar detritus y expulsar las costras secas de esputos ayuda a mejorar las ganas de comer del paciente. Ofrecerle alimentos apetitosos también puede ser un aliciente.

Es muy importante una correcta hidratación para fluidificar las secreciones y para eliminarlas con más facilidad. A menos que haya contraindicación, como insuficiencia cardiaca congestiva o enfermedad renal, el paciente debe beber al menos tres litros de líquido al día y para ello es necesario que aumente la ingesta de líquido en muchos casos. Además, hay que aconsejar al paciente que consuma líquidos con poca sal para evitar la retención sistémica de fluidos.

La hidratación directa del aparato respiratorio puede ser igualmente beneficiosa para expectorar las secreciones. Normalmente se utiliza un aerosol suave con suero fisiológico suministrado por un nebulizador a chorro. En casa, puede hacer uso de la ducha de vapor. Se le indicara también que tome un broncodilatador inhalado 10-15 minutos antes de utilizar el aerosol suave para prevenir la broncoconstricción.

El paciente y su familia deben saber identificar las manifestaciones clínicas significativas para describírselas al médico o a la enfermera. Estas manifestaciones incluyen aumento de la producción de esputo, hemoptisis, aumento de la disnea, fiebre, escalofríos y dolor torácico.

Bibliografía:

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