Cuando se trata de investigar un difícil tema científico, siempre se encuentran serias dificultades cargadas de puntos muy oscuros como así lo es, hablar del verdadero origen de todos los procesos tumorales. Indudablemente, mucho se ha avanzado, pero aún es poco. Nos encontramos ante un dificilísimo cuadro encajado en una profunda penumbra. Aquí intentamos con las suficientes pruebas, abrir el ventanal que nos aporte la suficiente luz, y así poder ver con claridad esos puntos oscuros que hasta ahora han constituido una terrible pesadilla durante siglos al mundo científico.
Toda nueva idea, por muy simple que parezca, con la base científica suficiente, debe ser estudiada con los métodos y los avances tecnológicos de los que actualmente se disponen. Aquí ofrecemos un breve estudio sobre un hallazgo que puede ofrecernos mucho y que nada se pierde por exponerlo. Se trata de la práctica (y su resultado correspondiente) de una autohemoterapia y con la saliva del propio enfermo de SIDA.
En nuestra anterior publicación sobre la Esclerosis Múltiple, exponíamos un breve estudio sobre la neuroanatomía y la neurofisiología centrado sólo en la región lumbosacra y en las extremidades inferiores. Aquí describimos una visión más amplia de dicha enfermedad con unas aportaciones enfocadas a su posible erradicación.
Desde hace muchos años, me muestro constantemente preocupado por unas inevitables inquietudes provocadas por una serie de observaciones que normalmente acontecen en nuestro organismo. Estas observaciones me han empujado irremisiblemente a luchar para tratar de conseguir su definitivo esclarecimiento. Me refiero a los casos clínicos que existen en determinadas partes de nuestro cuerpo, en las que raramente se produce el CÁNCER, incluso en las que resulta totalmente imposible su formación.