Aspectos
Psicológicos del Infarto de Miocardio
La
enfermedad cardiovascular constituye la primer causa de mortalidad, más
del 50% de tales fallecimientos son debido a cardiopatías coronarias.
No es de extrañar que la reacción del paciente sea de un miedo
sobrecogedor cuando se entera de que su corazón está lesionado, en
especial si la afección impide un funcionamiento adecuado.
El
inicio súbito de esta enfermedad potencialmente fatal plantea una
crisis importante a un individuo que hasta el momento podía parecer
completamente sano. De repente, nota
síntomas tales como debilidad intensa, un dolor opresivo atroz en el tórax,
pulso rápido, descenso de la presión arterial y sudoración profunda.
El paciente se da cuenta de que algo va francamente mal y siente una
necesidad urgente de ayuda. Todas las facetas de la vida quedan
interrumpidas sin aviso previo y todas las energías y pensamientos del
individuo se concentran el proceso de supervivencia.
Padecer
una cardiopatía coronaria comporta un cambio radical en la rutina
cotidiana del individuo. De forma súbita una persona sana e
independiente pasa a ser desvalida e independiente.
Hasta
aquí se muestra el proceso físico de la enfermedad, pero se debe
advertir que ningún enfoque es completo si no se incluyen
los aspectos psíquicos del enfermo. El hombre es una unidad bio-psico-socio-espiritual.
Ésta es una idea aceptada plenamente en la actualidad, sin embargo no
siempre fue así. Durante mucho tiempo se pensó al hombre dividido en
dos partes bien definidas: cuerpo y mente. Sólo con los avances científicos
de nuestra época se puede comprender que el ser humano no está
literalmente partido en dos, sino que muy por el contrario, constituye
una unidad en la que todos sus elementos interactúan y se manifiestan
en cada una de sus conductas. La ciencia muestra que no puede continuar
el estudio disociativo de su cuerpo, sino que éste es un todo y por
ende se exalta la importancia de la íntima relación psicosocial y el
funcionamiento biológico.
La
concepción psicosomática de la medicina incluye factores psicológicos
y sociales en la comprensión del enfermar y de la salud. Constituye un
intento para superar los enfoques parcializantes del ser humano dados
por la separación mente-cuerpo en el modelo bio-médico y arribar a una
concepción de la intrínseca unidad de la persona. La palabra psicosomática
manifiesta intención integradora. A través de una aproximación holística,
se abarcan todos los
aspectos constitutivos del ser humano ( biológicos, psíquicos y
culturales). Toda enfermedad llamada orgánica
es comprendida de alguna manera también como psíquica.
El
acto médico ya no es separado de la consideración acerca de quien
sufre el estado morboso y cuál es el sentido que adquiere en su vida.
La
vivencia de una emoción, de una disposición de ánimo en determinada
encrucijada vital de un sujeto es al mismo tiempo, en inseparable
unidad, un acontecimiento somático. La función somática y la vivencia
son dos aspectos de un mismo proceso estimulatorio. Esta participación
de la función somática difiere
de persona a persona frente a iguales situaciones conflictivas
ambientales.
La
personalidad humana es el resultado de la organización progresiva de múltiples
y complejas interacciones hereditarias, ambientales, biológicas, psicológicas
y socioculturales. En cualquier momento de su acontecer biográfico hay
permanentes interacciones psicosomáticas entre todos sus niveles
de organización.
El
hecho comprobable de la emocionalidad propia del hombre no puede
explicar por si misma la patología psicosomática. Es normal que una
persona presente cambios emocionales moderados en su estado de ánimo
frente a las eventualidades de la vida. Tales estados traen aparejados
pequeños trastornos funcionales somáticos pasajeros frente a
inevitables duelos, pérdidas, éxitos y fracasos.
Estas
situaciones de desorganización pasajera no constituyen aun una
enfermedad. Si los trastornos funcionales somáticos tienden a
reproducirse y organizarse
en forma estable frente a estímulos habituales, cotidianos, demuestran
incapacidad del individuo para enfrentar sus conflictos.
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