La familia del diabetico
Autor: Lic. Jorge Hernán Márquez Gutiérrez | Publicado:  15/04/2009 | Enfermeria , Endocrinologia y Nutricion , Medicina Familiar y Atencion Primaria | |
La familia del diabetico.1

La familia del diabético.

 

1. Jorge Hernán Márquez Gutiérrez.

Licenciado en Enfermería. Magíster en Enfermería Cuidado integral al Adulto Críticamente Enfermo. Doctorando en Enfermería, Área de Concentración Salud y Cuidado Humano (UC). .Escuela de Enfermería, Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Carabobo (UC). Venezuela.

 

2. Ana Teresa Berríos. R. Licenciada en Enfermería. Especialista en Medicina Crítica Pediátrica. Magíster en Educación, Mención Ciencias de la Salud. Doctora en Tecnología Instruccional y Educación a Distancia. Docente del Programa de Enfermería de la Universidad Centrooccidental Lisandro Alvarado (UCLA). Investigadora Activa de la Unidad de Investigación del Programa de Enfermería de la UCLA.

 

Universidad de Carabobo. Facultad de ciencias de la salud. Dirección de estudios avanzados de postgrado. Doctorado en enfermería. Barquisimeto. Venezuela.

 

Resumen

 

El presente ensayo exhibe una reflexión sobre el apoyo que debe brindar el profesional de enfermería al grupo familiar del paciente diabético en situaciones de crisis. En el mismo, se abordan aspectos que de forma inevitable coinciden con la enfermedad, tal es el caso de la manifestación de alteraciones de la respuesta emocional. Además, se proyectan los cuidados enfermeros desde la perspectiva humanista, lo que implica para nuestra profesión el compromiso de asumir la salud como un activo social ofertando cuidado humano de calidad, donde el componente principal lo constituye la relación enfermera-paciente-familia. Triada que contribuirá a minimizar los riesgos futuros de salud y lograr una mejor calidad de vida de la población.

 

Palabras Clave: Diabetes Mellitus, Familia, Cuidado Enfermero.

 

La familia del diabético

 

Partiendo de las manifestaciones emitidas por los familiares de los pacientes hospitalizados con Diabetes Mellitus tipo 2, se destaca el papel clave que desempeña el profesional de enfermería como miembro del equipo de salud, específicamente en situaciones imprevistas debidas a la severidad del caso y de la necesidad de una rápida intervención de los profesionales del área de la salud.

 

En estas situaciones, suele presentarse de manera brusca e independientemente al tiempo de evolución de la enfermedad, complicaciones agudas como la hiperglicemia, la hipoglicemia, cetoacidosis diabética y coma o estado hiperosmolar (1), que conllevan implícitamente la separación del paciente diabético de su núcleo familiar por el ingreso a los diferentes servicios o unidades donde se le dispensará el cuidado requerido. Para nadie es secreto que esta separación, aunque temporal, produce en los pacientes y familiares un gran temor debido a los cambios o desequilibrios que la enfermedad y las complicaciones genera. De forma inevitable la enfermedad coincide con la manifestación de alteraciones de la respuesta emocional.

 

De allí, la importancia que tanto la familia como quienes brinden ayuda a la persona diabética se cuiden de no convertirse en rescatadores, actitud que no favorece ni al paciente ni a los integrantes del equipo de salud (2). En general se rescata cuando se considera a la persona como víctima impotente frente a su situación, sin darse cuenta de que no sólo cuando alguien está enfermo pierde control sobre su vida, sino que existe un sinnúmero de circunstancias sobre las que la persona no logra un total control. Esta actitud de rescatador puede encubrir sentimientos de miedo, enojo, agresión, entre otras; por parte de quien la manifiesta (2).

 

Algunas maneras de rescatar se presentan cuando se decide lo que es conveniente para la persona (2), en vez de dejar que sea ella misma quien lo plantee; cuando uno cree saber lo que la persona necesita para sentirse mejor y se le ordena qué acción realizar en lugar de darle apoyo y dejar que sea ella quien determine lo que necesita, y cuando se está convencido de saber lo que está bien, se fuerza a la persona para que haga las cosas como se ha decidido que es óptimo.

 

En consecuencia, es vital que las familias de las personas diabéticas sean flexibles y permitan a sus miembros expresar sus emociones. La flexibilidad tanto en roles como en reglas debe considerarse como el recurso que contribuye a que la familia resista el impacto propio del estrés que ocasiona el padecimiento de una enfermedad crónica como lo es la Diabetes Mellitus. Por su parte cuando la estructura familiar es frágil, el curso de la enfermedad se torna tan estresante, que la familia ya no puede manejarla por si sola (3). Es en este momento donde la intervención del profesional de enfermería es determinante tanto para brindarle ayuda al paciente diabético como para apoyar a sus familiares.

 

La intervención de la enfermera no solo es importante por sus conocimientos y habilidades técnicas, sino por el apoyo que ofrece a la familia mitigando su ansiedad. Así lo expresó Adbellah cuando planteó que “las enfermeras desempeñan un papel importante informando al público que es posible disponer de una asistencia de enfermería de calidad (4), brindando los cuidados que el paciente necesita y en especial ejerciendo la función de enlace entre el paciente y la familia”. En palabras de Moreno y Muñoz “el soporte a la familia debe ser preciso en el momento adecuado, y es lo que esperan de su cuidador” (5). Del apoyo otorgado a la familia depende la creación de una atmósfera sana o patológica para sus miembros (2).

 

Sin embargo vale subrayar, que en las unidades de cuidado las enfermeras solemos estar muy ocupadas en los cuidados de carácter primordialmente técnico necesarios para preservar la vida del paciente, más aún si se halla consciente, dado que demanda mayor soporte emocional. Aunado a lo anterior se tiene la desproporción personal de enfermería/pacientes, situación que genera exceso de trabajo, y por ende estrés, lo que hace que omitamos el cuidado del grupo familiar, actividad inherente de nuestro trabajo. Al respecto, Imogene King destacó que “el aumento del estrés en individuos interactivos pueden limitar su campo de percepción y disminuir su racionalidad. Un aumento del estrés puede afectar los cuidados de enfermería” (6). Es aquí donde las enfermeras deben reflexionar sobre ese cuidado humanizado que debemos proporcionar a esa familia angustiada.

 

La ciencia de enfermería debe avanzar tanto en el área científica, como en el área humanista. En efecto, el cuidado humano requiere aparte del conocimiento científico, el desarrollo de valores humanos y espirituales (7), que les ayude a adaptarse ante todos los posibles cambios que surgirán para mantener la organización familiar lo más viable y funcional posible. La Diabetes Mellitus, sitúa al sistema familiar ante una situación nueva e inesperada. Conlleva la carga emocional de una enfermedad crónica, que precisa tratamiento, que exige medidas terapéuticas basadas en cambios en los hábitos de vida. Además de las dificultades reales de adaptación que ello exige para el resto de los miembros de la familia, el tener que sobrellevar las complicaciones macrovasculares y microvasculares, tales como la retinopatía, neuropatía, nefropatía pie del diabético, entre otras (8), que van surgiendo, y originando discapacidad que sobrecarga aún más el sistema.

 

En términos generales los pacientes y sus familias aprenden, olvidan y vuelven a aprender muchas de las partes básicas de la diabetes. Por ello, es importante la repetición de la información necesaria, además de la existencia de una relación congruente entre la salud mental del paciente, el tono emocional de la familia y el cuidado entregado por los profesionales de la salud. Específicamente el personal de enfermería debe facilitar información utilizando un lenguaje sencillo durante los momentos de angustia, de acuerdo a la situación y características de cada familia y ofreciéndoles un espacio adecuado en el que puedan verbalizar lo que les preocupa acerca de la situación de salud del paciente.

 

En las diferentes dinámicas que llevan las familias, todas las medidas para el cuidado y apoyo en un proceso de cronicidad son distintas (9), por tanto, la familia reconocerá todo ello, según sus creencias y experiencias previas que posea acerca de la enfermedad y el cuidado. De esta manera, pondrá en marcha los recursos con los que cuenta, su cohesión, su capacidad de adaptación y organización. Del mismo modo, buscará en caso de ser necesario apoyo extra familiar para conseguir una correcta homeostasis que le asegure el normal funcionamiento de su sistema familiar. Es la enfermera quien como anteriormente se expreso tiene ese contacto directo con el paciente, así como con su grupo familiar. De allí, la importancia de identificar qué familiares tienen la necesidad de comunicar ideas, angustias que muchas veces no se atreven a hacerlo, bien por las ocupaciones propias de la profesión o por no detenernos a escuchar las necesidades del familiar. Si mostramos a la familia del paciente que estamos dispuestos a escucharles y hacer lo posible para resolver sus dudas, estaremos integrando al grupo familiar. Por tanto, éste deja de sentirse impotente para cuidar al paciente y a sí mismo.

 

En los cuidados de enfermería la acepción de la persona como un ser libre, nos ayuda a situarle en la posición de protagonista de esos cuidados y no como un mero espectador de las acciones que se realizan para él. La libertad del otro se acompaña de forma natural del concepto de la propia libertad y de la capacidad real de decisión personal, que en términos profesionales, conduce al desarrollo del concepto de autonomía en algunos campos de los cuidados. En definitiva el conocimiento que posea el profesional de enfermería sobre el cuidado del paciente diabético y su familia, influye enormemente en la relación que se da entre paciente, familia y enfermera. Además, facilita a la familia convertirse en una autentica unidad de cuidados que facilitará el control integral y no solo metabólico de la persona diabética. Por otra parte, le permitirá proteger al grupo familiar de situaciones disfuncionales propias de la enfermedad o derivadas de las complicaciones.

 

Finalmente, en nuestro contexto la práctica enfermera es algo más que un concepto lineal y estático. Supone una forma de hacer, un tipo de percepción activa, dinámica y en continuo desarrollo. Una forma ingeniosa, creativa y estética de cuidar. Stewart calificaba a menudo la enfermería como un arte. Hacía hincapié en que la enfermera como verdadera artista era esencial para el progreso de la enfermería hacia algo más que un oficio altamente cualificado. Esta autora comprendió que muchas personas veían el arte y la técnica como una entidad única, pero siempre explicaba que un trabajo podía ser técnicamente perfecto y, sin embargo, carecer de arte. La técnica, el alma, la mente y la imaginación eran esenciales para la formación del verdadero artista (2).

 

Hago mías sus palabras: “La verdadera esencia de la enfermería, como cualquiera de las bellas artes, no reside en los detalles mecánicos de la ejecución, ni siquiera en la destreza del ejecutor, sino en la imaginación creativa, el espíritu sensible y la comprensión inteligente que subyacen a estas técnicas y habilidades. Sin ellos, la enfermería puede convertirse en un oficio de gran destreza, pero no puede ser una profesión ni una de las bellas artes. Todos los rituales y ceremonias que nuestro culto moderno a la eficiencia pueden imaginar, y todo nuestro elaborado equipo científico, no nos salvará si los elementos intelectuales y espirituales de nuestro arte quedan subordinados a lo mecánico y si los medios llegan a considerarse más importantes que la finalidad”.

 

Referencias bibliográficas

 

1.     Hernández C Alfredo Diabetes Mellitus DISINLIMED, C:A. Hospital Universitario de Caracas 1999 p16.

2.     Stewart, Isabel Maitland. La Educación en Enfermería: Fundamentos Históricos y Tendencias Modernas. 1ª ed. New York: Garland, 1984. p 150-399.

3.     Arroyo, Magdalida, Bonilla, Martha y Trejo, Luís. Perspectiva familiar alrededor del paciente diabético Revista Neurología, Neurocirugía y Psiquiatría. 2005; 38(2): Abr.-Jun: 63-68

4.     Abdelah F.G. Patient–centered approaches to nursing. New Cork: Macmillan; 1960. Citado por: Marriner A, Raily M. Modelos y teorías de Enfermería. 3 ed. Madrid: Harcourt Brace; 1997. p. 116-131

5.     Mónica Moreno, Sandra Muñoz Experiencia de recibir cuidado de Enfermería Humanizado en un servicio de hospitalización; El Arte y la Ciencia del Cuidado, Grupo Cuidado Universidad Nacional de Colombia 2002, p 206-215

6.     King Imogene Toward a Theory for Nursing: General Concepts of Human Behavior; 1971. Citado por: Marriner A, Raily M. Modelos y teorías de Enfermería. 3 ed. Madrid: Harcourt Brace; 1997. p. 305-322.

7.     Arenas Nelly. El cuidado como manifestación de la condición humana Rev Salus. 2006 10; 1:14-17

8.     Consenso Nacional de Diabetes Mellitus tipo 2, Sociedad Venezolana de Endocrinología y Metabolismo Venezuela 2003, pp84-128

9.     Natividad Pinto Afanador, Cuidador Familiar del Paciente con Enfermedad Crónica; El Arte y la Ciencia del Cuidado, Grupo Cuidado Universidad Nacional de Colombia 2002, p 247-252


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