Dolor toracico agudo no traumatico
Autor: Agustín Míguez Burgos | Publicado:  27/03/2010 | Medicina de Urgencias | |
Dolor toracico agudo no traumatico .1

Dolor torácico agudo no traumático

Agustín Míguez Burgos. D. U. Enfermería FREMAP U.P.S. CIUDAD JARDÍN Sevilla
Damián Muñoz Simarro. D. U. Enfermería D.C.C.U. Móviles Sevilla.
Susana Tello Pérez.

1. Introducción: conceptos.
2. Actuación extrahospitalaria ante dolor torácico agudo no traumático.
3. Clasificación
4. Diagnóstico
5. Dolor torácico mecánico o musculoesquelético
6. Tratamiento
7. Resumen
8. Palabras clave
9. Referencias bibliográficas

I.- INTRODUCCIÓN: CONCEPTOS

El dolor torácico agudo no traumático hace referencia a todo dolor significativo de tórax, de más de unos segundos de duración, sin aparente relación con un traumatismo ni lesiones visibles o palpables en el tórax.

Está definido por un amplio rango de manifestaciones que pueden ir desde la molestia, sensación de pesadez u ocupación, hasta dolor intenso con o sin irradiación. El dolor puede verse modificado por condiciones del paciente, edad, enfermedades de base como diabetes, o por aspectos étnicos y culturales. Es importante tener en cuenta que la intensidad de la manifestación no se correlaciona con la gravedad del proceso.

El diagnóstico de dolor torácico va a incluir las siguientes entradas según el CIE-9:

·786.50 - Dolor torácico, sin especificar.
·786.51 - Dolor precordial
·786.52 - Respiración dolorosa (Dolor de la pared torácica anterior, pleurodinia).
·786.59 - Otros dolores torácicos (Incomodidad, opresión, presión en el pecho). Excluye dolor de mama.

El dolor torácico es una causa frecuente de consulta urgente porque quien lo padece piensa en primer lugar en la posibilidad de que se trate de una angina de pecho o infarto agudo de miocardio (IAM), lo cual a su vez constituye un factor más de ansiedad y angustia para el paciente que lo sufre.

El objetivo ante un paciente con dolor torácico es realizar una rápida evaluación, para descartar la cardiopatía isquémica como fuente del dolor debido al riesgo vital de estos pacientes y al tratamiento específico que necesitan. Tras la primera evaluación, se procederá al inicio de su asistencia y traslado rápido y adecuado al punto asistencial adecuado donde pueda recibir tratamiento definitivo si es necesario.

II.- ACTUACIÓN EXTRAHOSPITALARIA ANTE DOLOR TORÁCICO AGUDO NO TRAUMÁTICO.

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III.- CLASIFICACIÓN DEL DOLOR TORÁCICO

A.Según su origen.-

El dolor torácico puede ser de origen visceral o central, se produce en esófago, miocardio, tráquea, bronquios, pericardio, arterias pulmonares, aorta y mediastino. De origen parietal originado por trastornos en la pared torácica, pleura parietal o columna torácica. También puede ser referido de estructuras fuera del tórax como la columna cervical y el abdomen. O incluso tener un origen psicológico.

B.Según la clínica.-

Esta es la clasificación que tiene un mayor valor clínico, por lo que nos centraremos en ella en esta exposición. Distinguimos el dolor pleurítico, se desencadena con los movimientos respiratorios, por o que el paciente se hace consciente de la respiración y suele acompañarse de sensación disneica. Suele ser de comienzo agudo, severo y típicamente unilateral. Tiende a ser localizado.

Dolor mecánico, no suele ser tan severo como el dolor pleurítico, no dificultando la respiración normal, pero sí se agrava con la respiración profunda, la tos y los movimientos. Suele presentar dolor a la presión sobre la zona afecta.

Dolor anginoso, es de tipo constrictivo, de límites imprecisos, generalmente localizado en la región anterior y central del tórax, con posible irradiación a brazos, cuello o epigastrio, y cuya intensidad y duración es variable. No se modifica con la tos o los movimientos torácicos o respiratorios. Puede presentar factores desencadenantes como el ejercicio, tensión emocional o la ingesta. Se alivia, característicamente entre 2 y 10 minutos tras iniciar reposo, y entre 1 y 3 minutos tras aplicar nitritos vía sublingual.

Dolor quemante, lo definen los pacientes como ardor o quemazón en la región anterior y central del tórax.

IV.- DIAGNÓSTICO

El diagnóstico se basa en una correcta anamnesis y una adecuada exploración física que debería incluir también pruebas de imagen (lo cual es imposible en la actualidad en la atención prehospitalaria).

A.Anamnesis

En muchas ocasiones el diagnóstico resulta sencillo sólo con la historia clínica bien dirigida, analizando además la personalidad del paciente, contexto familiar, social y laboral. Otras veces es complicado diagnosticar la causa ya que un gran número de patologías pueden producir dolor en esa zona debido a la inervación de la zona y a que el dolor visceral tiene cualidades muy parecidas independientemente del órgano afectado.

Todo ello implica que para el diagnóstico aparte de la localización va a ser importante la forma y rapidez de inicio, irradiación, intensidad, temporalidad, etc. Es muy importante preguntar por las circunstancias que agravan, alivian o no tienen efecto en el dolor, así como los síntomas asociados: disnea con palpitaciones, tos y expectoración o hemoptisis (sugieren enfermedad pulmonar), disfagia con odinofagia (sugiere enfermedad esofágica), náuseas, vómitos, diarrea, distensión abdominal y dolor abdominal (origen gastrointestinal). El dolor retroesternal que se irradia a mandíbula y/o miembro superior izquierdo sugiere isquemia miocárdica, mientras que el irradiado a la espalda es más típico de patología esofágica.

Son importantes los antecedentes traumáticos, así como la variación del dolor con la postura o la palpación, ya que pueden orientar hacia una patología parietal o vertebral y no visceral. El dolor localizado a un lado del tórax puede indicar lesión muscular, síndrome miofascial, fracturas o tumores costales, pleuritis, neumonías, etc. El localizado en región precordial puede indicar patología esternal como fracturas, mediastinitis, tumor mediastínico, alteraciones de la motilidad esofágica, angor coronario, etc. El dolor en la parte posterior suele deberse a trastornos músculo esqueléticos posturales, patología vertebral como osteoporosis, aplastamientos, hernias discales, fracturas, etc. o bien a patología muscular paravertebral y de la cintura escapular. El dolor radicular sobre una región previamente afectada por Herpes Zoster sugiere neuralgia postherpética.


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