Cancer, indice de Loeb y ley de Maxwell. Nueva aportacion
Autor: Dr. P. García Férriz | Publicado:  28/03/2012 | Oncologia , Articulos | |
Cancer, indice de Loeb y ley de Maxwell. Nueva aportacion .2

Acabamos de describir someramente cómo y por qué se produce la fase de iniciación de todo proceso tumoral de origen interno (endógeno). Así pues, seguidamente entramos en la segunda fase, denominada proyección.

La proyección arranca desde el momento en que se produce el voltaje de los canales iónicos.

El aumento produce una peligrosa elevación de la intensidad eléctrica.

Esta intensidad eléctrica se ve aumentada a nivel del cono axónico, en cuyo lugar abundan los canales de sodio (Fig. 1), facilitándose así por su acción excitante una mayor proyección desde el cono axial intracelular, que es donde se inicia el disparo eléctrico. La proyección eléctrica se inicia a través de los filamentos del cono axónico (Fig. 1) que son microfilamentos, microtúbulos y los neurofilamentos (Figura 1). Todos ellos tienen precisamente una acción motora que se extiende a lo largo y ancho del axón.

El axón puede alcanzar hasta más de un metro de longitud. Pero la proyección no sólo se produce a través del axón, sino que también se efectúa a través de tres tipos de sinapsis: la sinapsis axónica, la sinapsis axosomática y la sinapsis asodendrítica (Figura 2).

La corriente eléctrica a través del axón sigue su curso cumpliendo la “ley de todo o nada”. Desde su punto de arranque hasta el final, la intensidad eléctrica se mantiene uniformemente por la aportación de electrones que le proporciona la grasa de la membrana celular, las proteínas mitocondriales, citosólicas y las proteínas nucleares anteriormente mencionadas. Durante su proyección a través del axón, la propia intensidad eléctrica va arrancando más electrones procedentes de los aminoácidos, las proteínas y los lipoides que forman parte de la mielina, capa envolvente del axón.

Y así, bajo el sistema de proyección patológica se llega hasta sus puntos termina¬les (dianas), produciéndose la metástasis.

Los terminales nerviosos, desprovistos de mielina, producen las mismas acciones que se originan en el tumor primario. La semejanza de los tumores secundarios, terciarios, etcétera con el tumor primario tiene una sencilla explicación, y ésta nos la proporciona nuestro sabio español Santiago Ramón y Cajal, que dice lo siguiente respecto a todos los tejidos de nuestro cuerpo: “Los tejidos son masas orgánicas formadas por la asociación, en un orden constante, de células dotadas de propiedades estructurales, fisiológicas y químicas semejantes”. Esta definición del Dr. Cajal, sin duda alguna constituye (según nuestro criterio) un componente básico que nos ayuda poderosamente a caminar en busca de la verdad. Luego, como esto es así, resulta muy lógico que nuestra propia corriente eléctrica produzca las mismas acciones electrobioquímicas en todos los tejidos, desde el primer órgano hasta el último. Así, de este modo, concebimos cómo y por qué se produce todo el recorrido metastático. A la definición que nos legó el doctor Cajal, parece ser que también encaja perfectamente (como una llave en su cerradura) la ley de Maxwell que dice: “Todas las acciones que se producen en el punto de arranque eléctrico, son las mismas en todos sus puntos terminales” (4,5).

Indudablemente, no todo el origen endógeno del cáncer se magnifica por un desequilibrio iónico. Cualquier patología de origen químico, hormonal, etc. puede repercutir y provocar un aumento de voltaje de los canales iónicos. Y este aumento, cuando es excesivo y constante, produce una hiperexcitabilidad de la membrana celular seguida de un inevitable aumento de la intensidad eléctrica. Pero sea cual fuere su origen interno, la patología oncológica siempre se inicia con una seria perturbación del voltaje iónico.

La intensidad eléctrica puede ser frenada, restableciendo el equilibrio iónico de la membrana celular. El tratamiento que he mantenido en mi propia enfermedad, parece ser que ha sido determinante, junto a la quimioterapia, concretamente con capecitabina. Este fármaco frenó el avance de las células malignas, es decir, atacó eficazmente los efectos, y por otra parte, al no recibir la habitual intensidad eléctrica, que es el principal causante de todo proceso tumoral, las células malignas desaparecen, mueren. Y así, de esta forma, se lucha contra los efectos y la causa simultáneamente. Mi propia enfermedad (neoplasia de recto) ha sido una prueba.

Este es nuestro personal criterio. Cuanto aquí se ha expuesto lo vemos respaldado también basándonos en la lógica y en el sentido común, armas que frecuentemente se hacen susceptibles y viables hacia el camino del fin que con tanto ahínco se persigue.

Cáncer de origen exógeno

Parece confirmarse que los “factores endógenos” abarcan un 20% de las neoplasias y los “factores exógenos”, el restante 80%6. Pero actualmente, por los avatares en los que hoy se desenvuelve el mundo, estos porcentajes pueden ser susceptibles de variación epidemiológica. Sean cuales fueren las diferencias casuísticas, lo cierto es que los factores exógenos predominan siempre sobre los endógenos.

Consideramos que el proceso de la carcinogénesis de origen exógeno es similar al de origen endógeno, es decir, en tres etapas: iniciación, formación y proyección.

Fase de iniciación

Todos los elementos cancerígenos de origen exógeno, al igual que los de origen endógeno, actúan inicialmente excitando la membrana celular, tanto neuronal como muscular. Esta hiperexcitabilidad provoca una mayor intensidad de corriente eléctrica, que al persistir de forma constante y al alcanzar los 15eV produce efectos muy peligrosos, como las radia¬ciones ionizantes, radiolisis, radicales libres, intenso calor, etc., que son los que provocan la rotura de las dos cadenas de ADN (6). Cuando sólo se rompe una cadena es susceptible de ser reparada con eficacia si se detecta oportunamente (6).

Como vemos, se impone el criterio de que hay que evitar por todos los medios posibles que la excitación normal de todas nuestras células pase a un peligroso estado de constante hiperexcitabilidad. Está demostrado que la hiperexcitabilidad de la membrana celular activa el voltaje iónico, produciéndose así una mayor intensidad de corriente iónica, que es precisamente la que constituye nuestra propia corriente eléctrica (7). Por lo tanto, el proceso de formación por causa exógena es parecido al causado por factores endógenos, con la notable diferencia de que los efectos tóxico-excitantes actúan con mayor intensidad y frecuentemente con mayor peligrosidad. Y, sobre todo, cuando se trata de productos como el tabaco y otros muchos elementos o factores de los que a continuación nos ocuparemos.

Fases de formación y proyección

Iniciamos este apartado con las radiaciones ionizantes, que pueden ser de partículas atómicas o por efectos electromagnéticos, como la radiación gamma, rayos X y ratos UV.

Se entiende por radiaciones ionizantes las que presentan una energía superior a los 15eV6, como anteriormente hemos comentado. Las radiaciones cuya energía no puede extraer electrones de los átomos se denominan radiaciones no ionizantes (6). Suele considerarse el límite por debajo de 12,5-15eV6. Están clasificadas aquí la luz solar (no UV), infrarroja, radar, microondas, radio y televisión.

Las radiaciones no ionizantes representan una parte del espectro electromagnético. Los campos electromagnéticos (EM) son fenómenos naturales a los que hay que sumarles un amplio número de campos artificiales creados por máquinas, aparatos e instalaciones producidas por el hombre, como electrodomésticos, maquinaria industrial, líneas eléctricas, etc.

Por lo que acabamos de exponer, vemos que actualmente estamos rodeados de continuos peligros. Por ello, no es de extrañar que a pesar de los adelantos en los que se desenvuelve y disfruta la Humanidad, se produzcan un muy considerable aumento de aparición de procesos tumorales.

Muy someramente hemos descrito sobre los numerosos peligros de los que a diariamente estamos expuestos. Pues bien, todos ellos, como hemos comentado anteriormente, actúan sobre la membrana celular de las neuronas y de las membranas musculares. El proceso o etapa de proyección es idéntico al que se produce en el cáncer por causas endógenas, con la particularidad de que sus efectos suelen ser más profundos y más difíciles de resolver.

La epidemiología de radioelectromagnetismo nos dice lo siguiente: Uno de los estudios más serios es el de Feychting y Ahlbom, desarrollado en el Karolinska Institutet que analiza una cohorte de medio millón de personas (6). Los resultados obtenidos otorgan fuerza a la hipótesis de que la exposición a campos magnéticos aumenta el riesgo de padecer de cáncer. Esto es más evidente en la leucemia infantil (6).

Conclusiones

Las radiaciones no ionizantes forman también una parte importante del campo electromagnético, que por su extensa difusión afectan a todos los seres vivos. Parece indudable que ejercen efectos biológicos, principalmente alterando los flujos iónicos celulares, especialmente el del calcio. Con lo que se demuestra que las causas que pueden producir cáncer, tanto de origen endógeno como exógeno, actúan de forma similar sobre la co¬rriente iónica provocando un alarmante desequilibrio del índice de Loeb.

Comentario

Actualmente son suficientemente conocidos los múltiples factores o elementos que actúan como desencadenantes de procesos tumorales. Lo que aquí hemos pretendido demostrar es dar a conocer el verdadero mecanismo electrobioquímico.


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