La mayoría de hombres aquejados de eyaculación precoz explican las mismas cosas. Todos sus primeros intentos heterosexuales tuvieron lugar aprisa y corriendo. Una prostituta seguramente se felicitaría de tener un cliente con prisas, puesto que ello le daba ocasión de acudir a otro cliente. El muchacho que realiza el acto sexual en el asiento trasero de un coche, en un descampado, es muy posible que lo haga precipitadamente por el temor de ser visto. Una rápida eyaculación como objetivo muy apetecible puede convertirse fácilmente en norma de vida después de unos cuantos episodios de este género. Una vez establecida esta norma de rapidez, lo frecuente es que se transforme en norma permanente. Afirman Masters y Johnson que las circunstancias expuestas son la causa primordial de la eyaculación precoz entre los adultos.