Desde una perspectiva político-social, abordamos el inicio de la vida, que cuenta con un proceso que le es propio “inocente” (no se rige por reglas culturales) y como “poder” a disposición del hombre para perpetuarse en otros. Desarrollo que puede ser interrumpido por una voluntad extraña, en su comienzo (fecundación) y en su fin (muerte).
Discutimos sobre la responsabilidad social que les cabe a los autores individuales en tal evolución; de los protagonistas; la función del estado; de la posición de determinados estratos sociales y de la ciencia, que coadyuvan a entorpecer y aún anular, el bienestar que debería implicar este “aterrizaje” y transición del ser, durante el tiempo que le es asignado como destino natural, para habitar el planeta.