El estar hospitalizado un paciente pediátrico, nos involucra como personal de salud a mirar el comportamiento, aspecto físico temperamento y capacidad de adaptación al entorno, identificar la transmisión de señales de ayuda, mediante la estimulación situada por encima del nivel de comprensión, mejorando la interacción entre cuidador-paciente-familia. En esta etapa, la actividad física y emocional es fundamental, decisiva en la vida, es en la que se obtienen conocimientos y experiencias esenciales para desarrollar la capacidad como ser humano, en caso de enfermedad para su mejoría.