La salud bucal de los niños comienza desde el embarazo, contemplando la dieta de la madre, el aporte correcto de proteínas, calcio, fósforo y vitaminas. Continúa luego el nacimiento, con medidas que fortalecen los dientes que se están formando, después de lo cual, el mejor alimento es la leche materna, puesto que al nacer, los bebés no tienen microorganismos en la boca: los adquieren. Estos microorganismos forman la placa bacteriana. Por eso resulta tan importante que quienes estén en íntimo contacto con los niños, no presenten caries o enfermedades en las encías. Es por esto que la prevención estomatológica se debe comenzar con los padres, motivarlos, educarlos en relación con su higiene bucal y la de sus hijos para evitar problemas posteriores, prevenirlos sobre lo perjudicial del uso de biberones, chupetes y otros hábitos perniciosos, los cuales causan enfermedades o anomalías dentarias, como caries dental, mordida abierta, mala posición dentaria y enfermedades periodontales, entre otras.