Criminologia genetica y factores endogenos de la criminalidad
Autor: Wael Hikal | Publicado:  11/02/2009 | Medicina Forense y Legal | |
Criminologia genetica y factores endogenos de la criminalidad.2

b) Condiciones congénitas: síndrome fetal alcohólico

 

Estudios realizados por Ann Streissguth encuentran que el 6.2% de los adolescentes y adultos que muestran niveles significativos de conducta mal adaptativa nacieron bajo condiciones de Síndrome Fetal Alcohólico. Esta conducta evidenciada incluye impulsividad, falta de consideración con los demás, mentir, engañar, robar, y adicción al alcohol o drogas. También mostraron dificultad de vivir independientes a los padres, pobre juicio social y dificultades en conducta sexual, soledad y depresión. No obstante, aunque siempre se ha pensado que el alcoholismo de la madre es lo que más afecta, también se han comenzado estudios sobre el papel del alcoholismo en el padre. Estudios realizados por Theodore Cicero encuentran que los hijos de hombres alcohólicos tienden a mostrar problemas de conducta y problemas en las destrezas intelectuales. Cicero sugiere que esto está directamente relacionado con el efecto del alcohol sobre los espermatozoides o las gónadas. Cicero dice que los hijos varones de padres alcohólicos tienden a dar pobres ejecuciones en los "tests" de aprendizaje y destrezas espaciales. También demuestran tener niveles más bajos de testosterona y beta-endorfinas. Las hijas (mujeres) muestran niveles hormonales alterados en hormonas relacionadas a tensión reaccionando de forma distinta a situaciones de estrés a las féminas que no tienen el factor de padres alcohólicos. Cabe agregar las características físicas que son heredadas, como los ojos saltones, deformidades en los labios y en los miembros del cuerpo.

 

c) El efecto de golpes-traumas y alteraciones del lóbulo frontal

 

Alan Rosembaum realizó un estudio en los que descubre que los traumas cerebrales anteceden cambios de conducta predisponiendo hacia un incremento en violencia. Muchas de estas lesiones fueron adquiridas en la infancia tanto bajo juegos como en accidentes o producto de maltrato infantil. Su estudio fue realizado con 53 hombres que golpeaban a sus esposas, 45 hombres no-violentos y felizmente casados, y 32 hombres no-violentos pero infelizmente casados. 50% de los agresores habían sufrido alguna lesión en la cabeza previa a sus patrones de violencia doméstica. De otra parte, Antonio Damasio sugiere que daños al lóbulo frontal a nivel de la corteza cerebral puede evitar que la persona pueda formarse evaluaciones de valor positivo o negativo al crear imágenes y representaciones sobre los resultados, repercusiones y consecuencias futuras de acciones al presente creando las bases de ciertas conductas sociopáticas. Estudios de Antoine Bechara confirman la correlación entre lesiones de la corteza en el lóbulo frontal y conductas peligrosas tales como "hacer daño solo por divertirse". Estudios con PET (tomografía de emisiones positrónicas; mide el insumo de glucosa al cerebro) realizados por Adrian Raine demuestran que niveles bajo de glucosa a la corteza pre-frontal son frecuentes en los asesinos (sus estudios son preliminares; la muestra fue de 22 asesinos confesos con 22 no-asesinos de control) bajos niveles de glucosa están asociados con pérdida de auto-control, impulsividad, falta de tacto, incapacidad de modificar o inhibir conducta, pobre juicio social. Los autores de este estudio plantean que esta condición orgánica debe interactuar con condiciones negativas del ambiente para que la persona entonces cree un estilo de vida y personalidad delincuente y violenta de forma más o menos permanente.

 

d) Efectos nutricionales

 

Katherine y Kenneth Rowe estudiaron grupos de niños diagnosticados con hiperactividad. Los padres les daban alimentos con colorantes como parte de sus dietas regulares. El estudio consistió en una dieta con el colorante Amarillo #5 y placebos para el grupo control. El reporte de los padres y observadores fue que se manifestó un incremento en conductas de llanto frecuente, rabietas, irritabilidad, inquietud, dificultad de conciliar el sueño, pérdida de control, y expresiones de infelicidad. Muchas de estas conductas son precisamente las que les crean problemas de ajuste escolar limitando su aprendizaje e integración a las reglas del salón de clases. Fácil ejemplo cultural de ello es el consumo de chocolates, café o refrescos de cola en niños de corta edad.

 

e) Trastornos hormonales

 

Ante el hecho obvio de que el hombre tiende a mostrarse más agresivo que las mujeres, las hormonas masculinas (la testosterona) ha sido objeto de estudio en la conducta violenta. James Dabbs estudió 4,4462 sujetos masculinos encontrando una alta incidencia y correlación entre delincuencia, abuso de drogas tendencias hacia los excesos y riesgos en aquellos que tenían niveles más altos de lo normal y aceptable en la testosterona. En las cárceles encontró que aquellos convictos de crímenes más violentos fueron los que más altos niveles de testosterona reportaron. También encontró en los estudios de saliva de 692 convictos por crímenes sexuales que estos tenían el nivel más alto entre todos.

 

f) Alteraciones en conducta por hiperactividad orgánica

 

Rachel Gittelman sostiene que varones hiperactivos muestran una tendencia alta de riesgo a entrar en conducta antisocial en la adolescencia. Esta tendencia es cuatro veces mayor a la de jóvenes que no son hiperactivos, y parecen tener historiales de más incidentes de arrestos, robos en la escuela, expulsión, felonías, etc. 25% de los participantes en el estudio habían sido institucionalizados por conducta antisocial.

 

g) Daño cerebral

 

Estudios demuestran que daños cerebrales son la regla entre asesinos y no la excepción. Pamela Blake estudió 31 asesinos con ayuda de la tecnología médica con pruebas psiconeurológicas. Estos habían sido acusados de ser miembros de mafias o violadores, ladrones, asesinos seriales, asesinos en masa, y dos habían asesinado hijos. En 20 de estos casos se pudo establecer diagnósticos neurológicos claros. Cinco casos demostraron efectos de síndrome fetal alcohólico, nueve mostraron retardo mental, uno más caso tenía hipotiroidismo; un caso tenía psicosis leve, otro más tenía retardo mental fronterizo y otro tenía hidrocefalia; tres mostraron epilepsia; tres, lesiones cerebrales y dos, demencia inducida por alcohol. Algunos mostraron combinaciones. 64.5% mostraron anormalidades en el lóbulo frontal y 29% parecían tener defectos en lóbulo temporal. 19 sujetos mostraron atrofia o cambios en la material blanca del cerebro. El 83.8% de los sujetos mostró abuso en sus infancias, y 32.3% había sido abusado sexualmente.

 

h) Intoxicaciones y contaminación ambiental

 

Es de reciente interés el estudio del efecto de diversas fuentes de toxicidad sobre la humanidad. Un estudio formal sobre el efecto del plomo indica que produce alteraciones en la conducta hacia la violencia y la conducta antisocial. Herbert Needleman estudió 212 varones de escuela pública en Pittsburgh, entre las edades de 7-11, fueron evaluados en cuanto a la concentración de plomo en sus huesos mediante pruebas de rayos X fluorescentes. El plomo es acumulado a través de los años por diversas fuentes que incluyen la exposición a pinturas, y se observó que con el pasar de los años, según aumentaba la cantidad de plomo también los reportes de agresividad, delincuencia, quejas somáticas, depresión, ansiedad, problemas sociales, déficit de atención entre otras. Aunque los autores creen que hay factores del ambiente social que contribuyen a estas conductas, enfatizan en la importancia de prevenir la toxicidad cerebral por plomo.

 

Otro factor de interés es el referente a la personalidad, se tiene en claro que los hijos adoptan o nacen con cierta predisposición de conducta, no se puede atribuir esto a un aspecto meramente psicológico o hereditario sino a la combinación de éstos, por ello, la importancia de ver los factores mentales del comportamiento antisocial.

 

FACTORES PSÍQUICOS

 

Solís Quiroga señala algunas características de los factores endógenos psíquicos y comprenden el comportamiento de la gente, el carácter, los instintos, la conciencia, el inconsciente, que se refiere a los impulsos ocultos controlados por el consiente; así como todo proceso mental, también la voluntad como toda potencia que mueve a hacer o no hacer algo y; la intención, que determina para hacer algo.

 

Lo anterior surge como un factor de gran importancia que se refiere al que determina el carácter que puede tener el sujeto antisocial, surgiendo en estas condiciones las principales ideas que pueden prevalecer para demostrarnos quién es el antisocial, y qué características personales lo inclinan al crimen o la conducta antisocial.

 

Hay ciertas enfermedades mentales que siguen el orden hereditario. La esquizofrenia puede ser hereditaria, se han observado casos en que los padres, tíos, hermanos o abuelos que padecieron o padecen de esquizofrenia puede que se la transmitan a otros miembros de la familia, o si se les presenta la enfermedad durante la crianza del niño, puede contribuir al mal desarrollo de éste. En una madre que sufre de esquizofrenia durante el tiempo de crecimiento de su hijo, esta alteración le hará tener conductas desorganizadas hacia su cría o hacia cualquier miembro de su familia, el hijo en muchas ocasiones tendrá que ser retirado de su progenitora para evitar que sufra de algún daño, ya que hay casos en los que la madre podrá presentar alucinaciones o ideas delirantes que le influyan para matar a su hijo. Esto a su vez es de peligro para una persona ya adulta. El esquizofrénico es tendiente a provocar lesiones y homicidio. Es importante mirar la historia familiar de un individuo para determinar qué factores han influido en su comportamiento.

 

Cuando los factores hereditarios parecen predeterminar el surgimiento de una enfermedad mental, es importante prestarles atención por las causas que podría tener cierta enfermedad. Así, puede establecerse la posibilidad de investigar los factores causales. Así como la esquizofrenia, la depresión en muchos casos es transmisible también.

 

Los factores individuales se basan en las particularidades que guardan los antisociales; en cambio, cuando se aprecia el factor social deben considerarse la múltiple gama de circunstancias en que se ven rodeados los antisociales directa e indirectamente antes de la actividad criminal. El medio social es como el cultivo de la antisocialidad.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

·          Aróstegui Moreno, José, “La Biología humana y la conducta criminal”, Revista Archivos de Criminología, Criminalística y Seguridad Privada (Volumen 1 Agosto/diciembre), México, 2008;

·          Lille De Borja, José, Biología General, 20ª edición, Editorial ECLALSA, México, 1977;

·          Reyes Echandia, Alfonso, Criminología, 8ª edición, Editorial Temis, Bogota, 1987;

·          Solís Quiroga, Héctor, Sociología Criminal, 3ª edición, Editorial Porrúa, México, 1985;

·          Soria Verde, Miguel Ángel, Psicología Criminal, Editorial Pearson Prentice Hall, España, 2006;

·          Vázquez Rosado, Angie, “Psicología forense: sobre las causas de la conducta criminal”, dirección en Internet: www.psicologíacientifica.com, Puerto Rico, 2004;

·          Wolff, Werner, Introducción a la Psicopatología, 6ª reimpresión, Breviarios del Fondo de Cultura Económica, México, 1976; y

·          Zaffaroni, Raúl, Criminología, Aproximación desde un margen, 3ª reimpresión, Editorial Temis, Buenos Aires, 2003.

 

Citas:

 

1.     Cfr. Reyes Echandia, Alfonso, Criminología, 8ª edición, Editorial Temis, Bogotá, 1987, p. 16.

2.     Cfr. Lille De Borja, José, Biología General, 20ª edición, Editorial ECLALSA, México, 1977, p. 1.

3.     Cfr. Aróstegui Moreno, José, “La Biología humana y la conducta criminal”, Revista Archivos de Criminología, Criminalística y Seguridad Privada (Volumen 1 Agosto/diciembre), México, 2008.

4.     Cfr. Soria Verde, Miguel Ángel, Psicología Criminal, Editorial Pearson Prentice Hall, España, 2006, p. 45.

5.     Cfr. Aróstegui Moreno, José, Op. cit.

6.     Cfr. Vázquez Rosado, Angie, “Psicología forense: sobre las causas de la conducta criminal”, dirección en Internet: www.psicologíacientifica.com, Puerto Rico, 2004, p. 1.

7.     Cfr. Wolff, Werner, Introducción a la Psicopatología, 6ª reimpresión, Breviarios del Fondo de Cultura Económica, México, 1976, pp. 44 y 45.

8.     V. Zaffaroni, Raúl, Criminología, Aproximación desde un margen, 3ª reimpresión, Editorial Temis, Buenos Aires, 2003, pp. 193 - 198.

9.     Cfr. Solís Quiroga, Héctor, Sociología Criminal, 3ª edición, Editorial Porrúa, México, 1985, p. 77.

10.   V. Vázquez Rosado, Angie, Op. cit.

11.   Se recomienda ver la obra de Feggy Ostrosky, Mentes Criminales en el que se exponen diverso casos en los que el cerebro almacena recuerdos que producen reacciones violentas al ser reproducidos o estimulados.


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