Papel de la valoracion en la calidad de vida percibida en los pacientes que requieren Cirugia Reconstructiva
Autor: Dra. Heizel Escobar Vega | Publicado:  14/04/2009 | Cirugia Plastica Estetica y Reparadora , Psicologia , Otras Especialidades | |
Valoracion de calidad de vida percibida en los pacientes que requieren Cirugia Reconstructiva.2

A pesar de que los pacientes disponen de diversas vías para valorar en qué medida la competencia técnica del médico y del servicio de salud en general se está aplicando en su manejo, y en esto influye grandemente la experiencia precedente que el mismo posee, la principal forma de análisis se encuentra en la evaluación que este hace del grado de interés que el médico manifieste en su caso y el carácter humano que impregne en dicha relación interpersonal.

 

Las necesidades sociales básicas del paciente, inmersas en su mundo valorativo, reflejan en el mismo un modo de expresión y satisfacción, influido decisivamente por la situación de salud que enfrenta el sujeto enfermo.

 

La necesidad del conocimiento del mundo y de si mismo en el paciente, se encuentra fundamentalmente dirigida a la comprensión de lo que sucede con su salud. Éste necesita poder valorar y comprender su estado de salud y esto, en la mayoría de los casos no se logra, si no es tratado por el médico en toda su dimensión de una forma valorativa. 13

 

Es por ello que pretendemos con este trabajo determinar cómo influye la valoración en la calidad de vida percibida por los pacientes que requieren cirugía reconstructiva.

 

Desarrollo

 

El concepto de salud está fundamentado en un marco biopsicológico, socioeconómico y cultural, teniendo en cuenta los valores positivos y negativos que afectan nuestra vida, nuestra función social y nuestra percepción; por tanto, la redefinición del concepto de salud es de naturaleza dinámica y multidimensional.

 

De ahí deriva la importancia de medir la calidad de vida. La calidad de vida es un concepto relacionado con el bienestar social y depende de la satisfacción de las necesidades humanas y de los derechos positivos (libertades, modos de vida, trabajo, servicios sociales y condiciones ecológicas). Estos son elementos indispensables para el desarrollo del individuo y de la población; por tanto caracterizan la distribución social y establecen un sistema de valores culturales que coexisten en la sociedad. 14, 15,16

 

El concepto comenzó a manejarse a partir de los años setenta de una manera más integral, anterior a esta fecha se pretendía que impulsando el crecimiento económico y social se conduciría de forma lineal al aumento del bienestar y calidad de vida, por lo que las organizaciones y gobiernos redoblaron los esfuerzos con el fin de mejorar lo que para entonces eran los llamados indicadores objetivos de la calidad de vida (tasa de mortalidad infantil, esperanza de vida al nacer, producto interno bruto, índice de escolarización, etc.). 3

 

A pesar del esfuerzo no se obtienen aumentos considerables en el bienestar popular, al respecto Blancol (1985) planteó: “Ni la sociedad opulenta y consumista significan calidad de vida, ni el bienestar material y económico, coincide con el bienestar subjetivo, la satisfacción con la vida y el sentimiento de felicidad.” 3,8

 

Durante el transcurso de los años, múltiples han sido las propuestas para definir calidad de vida y en 1976 Andrews y Withey la definieron como: “No es el reflejo de las condiciones reales y objetivas sino su evaluación por el individuo”. 3,7,8

 

Seguidamente en 1980 Levi y Anderson la conciben como “ es una medida compuesta de bienestar físico, mental y social tal como la percibe cada individuo y cada grupo, y de felicidad, satisfacción y recompensa” (representa las respuestas individuales a los efectos físicos, mentales y sociales que la enfermedad produce sobre la vida diaria, abarca más que un adecuado bienestar físico, incluyendo también percepciones de bienestar, un nivel básico de satisfacción y un sentido general de autoestima.Un año más tarde Fayor y Beland (1981) la consideraron como habilidad del paciente de manejar su vida de acuerdo a su criterio. 3,4

 

Luego Font en 1988 definió la calidad de vida como la valoración subjetiva que el paciente hace de diferentes aspectos de su vida en relación con su salud.Por su parte Quintero en 1992 señaló que es un indicador multidimensional del bienestar material y espiritual del hombre en un marco social y cultural determinado. 3,4

 

Son numerosas las definiciones propuestas; podemos hacer alusión a otros autores como Leplege y Poucho quienes plantean que toda situación patológica interfiere de manera particular con la capacidad del individuo para satisfacer sus necesidades. La calidad de vida guarda relación directa con la medida en que estas necesidades son satisfechas. 4,5

 

La definición anterior y las planteadas por otros autores como Aaronson, Calman, Flanagan, Padilla, Schiper, quienes coinciden en afirmar que la calidad de vida abarca cuatro dominios esenciales: bienestar físico (autonomía y capacidad física), las molestias somáticas (síntomas a causa de la enfermedad y el tratamiento), el estado psicológico (emoción, ansiedad, depresión) y los problemas de las relaciones sociales (familiares y profesionales), tienen sus marcos referenciales en el área de la salud. 3,4,5

 

La calidad de vida tiene su máxima expresión en la calidad de vida relacionada con la salud. Las tres dimensiones que global e integralmente la comprenden son:

 

Dimensión física: Es la percepción del estado físico o la salud, entendida como ausencia de enfermedad, los síntomas producidos por la enfermedad, y los efectos adversos del tratamiento. No hay duda que estar sano es un elemento esencial para tener una vida con calidad.

Dimensión psicológica: Es la percepción del individuo de su estado cognitivo y afectivo como el miedo, la ansiedad, la incomunicación, la pérdida de autoestima, la incertidumbre del futuro. También incluye las creencias personales, espirituales y religiosas como el significado de la vida y la actitud ante el sufrimiento.

Dimensión social: Es la percepción del individuo de las relaciones interpersonales y los roles sociales en la vida como la necesidad de apoyo familiar y social, la relación médico-paciente y el desempeño laboral.

 

En cuanto al vínculo que existe entre la calidad de vida y la salud podemos afirmar que tienen una doble relación: la salud es una dimensión importante de la calidad de vida y a la vez, un resultado de ella. Cuando un individuo se siente mal (aunque no se le encuentre una enfermedad definida, diagnosticable desde el punto de vista clínico) “se siente enfermo”, infeliz, y eso puede dañar el resto de las dimensiones de la calidad de vida. Cuando otras dimensiones que integran la calidad de vida como puede ser la familia, lo laboral o lo sociopolítico se deterioran, no implican únicamente una calidad de vida inadecuada, sino que pueden conducir a la aparición de enfermedades. 9

 

Se deduce la necesidad de una comprensión valorativa, que ayude a la interpretación de las causales de todos los cambios y que sólo es posible en los marcos de la Axiología, siendo por tanto la valoración la base de las dimensiones de la calidad de vida.13

 

En el desarrollo filogenético de las formas psíquicas del reflejo, al igual que la conciencia, y como uno de sus componentes, surge la valoración. La relación selectiva con el mundo circundante es un rasgo de toda la materia viva, en el hombre ésta adquiere una dimensión diferente, una dimensión humana que se basa en la valoración consciente de la realidad.

 

La valoración como el proceso a través del cual se refleja subjetivamente la realidad objetiva en forma de necesidades, intereses y fines del sujeto valorante se encuentra en la base de la relación médico paciente.13

 

El hombre vive y actúa movido por el interés de satisfacer sus necesidades, desde las más simples y elementales que garantizan su existencia, hasta las más complejas de carácter espiritual. Pero unido a la satisfacción de sus necesidades y con el objetivo de orientar y organizar su vida el hombre plantea problemas en la medida que interactúa con el resto de la sociedad y así surgen interrogantes sobre cómo vivir, cuál es el sentido de la vida, e incluso, sobre si vale la pena o no vivir. 17 Quien pregunta cuál es el sentido de la vida, pregunta en esencia qué valor tiene la vida. La presencia de sentido de vida es sinónimo de salud mental y física. La real y adecuada respuesta a todas estas interrogantes que se enmarcan en situaciones diferentes que devienen de la complejización de la actividad humana, sólo es posible en los marcos de la valoración, ante la presencia de un pensamiento axiológico que sea capaz de responder a la problemática del hombre sin alejarlo del contexto social en que se desarrolla y de su propia esencia.

 

Aquellos que en nuestros días meditan sobre problemas que tienen lugar en la vida humana no pueden darle la espalda a la necesidad de humanizar su existencia. Este asunto es interpretado de diferentes maneras por las distintas concepciones del mundo y adquieren una especial significación, sobre todo para aquellos profesionales que de una u otra forma velan por el bienestar del hombre. 17

 

La intervención de los profesionales de la esfera de la salud en el tratamiento de un paciente no puede quedar reducida únicamente a una recopilación de datos científicos de carácter biológico, se ha convertido en una exigencia de la época enfrentarse al individuo con una profunda comprensión de su esencia social y desde una posición realmente humanista de sus problemas.

 

El principio ético rector de las ciencias médicas –Primun non nocere (no hacer daño)- y el humanismo expresado a través de la integralidad de la atención del médico al paciente que incluye en si el respeto, la comprensión y el afecto se resumen en la atención terapéutica y humana al mismo, a través de la valoración, la cual a su vez implica un análisis casuístico del individuo enfermo.17

 

El médico y el personal de la salud tienen que partir del reconocimiento, en primer lugar del conjunto de valores que imperan en ese mundo concreto en el cual cada ser posee ciertas formas peculiares de valorar la realidad que le rodea y que, en algunos casos no coincide plenamente con el conjunto de valores sociales imperantes en esa sociedad, y que sin embargo mediatiza la relación.13

 

Toda relación práctica del hombre con el mundo que le rodea posee como base inicial, la satisfacción de determinadas necesidades que constituyen a su vez la fuente de la valoración.13

 

El grado de aceptación que siente el paciente cuando son satisfechas sus expectativas ante la dolencia que lo aqueja, constituye la forma en que sus necesidades son resueltas.

 


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