Consideraciones Bioeticas sobre la vida y la muerte en la infancia
Autor: Dra. Lucia de la C. Díaz Morejón | Publicado:  23/10/2009 | Pediatria y Neonatologia , Psicologia , Etica, Bioetica. Etica medica. Etica en Enfermeria | |
Consideraciones Bioeticas sobre la vida y la muerte en la infancia.4

Etapas de configuración del concepto de muerte:

 

Inicialmente (hasta los 2-3 años) los niños no tienen ningún conocimiento de la muerte. Se sienten desconcertados ante animales muertos y hacen muchas preguntas para salir de su desconcierto. Creen en su invulnerabilidad e inmortalidad personal.

 

Primera toma de conciencia: a partir de los 2-3 años, cuando el habla está bien establecida. Perciben la muerte como una separación temporal, no son conscientes de su irreversibilidad. Su toma de conciencia es por las respuestas de sus padres ante el hecho de la muerte y/o por contacto con objetos inanimados (no vivos). Señalan la ausencia de funciones que están presentes en los vivos (movimiento, respiración, etc.) para definir lo muerto. Posteriormente, establecen una conexión entre la muerte y la ausencia o separación: los muertos se han ido. Además entienden que la muerte es el resultado de la violencia, hay un vínculo entre la muerte y el morir y los impulsos agresivos primitivos del niño. Sus deseos de que algo o alguien que les incomoda desaparezcan, se equiparan con deseos de matar o de la muerte de otro.

 

Reconocimiento de que él también puede morir (3-6 años, aunque la edad es muy variable): pero como consecuencia de que lo maten. Aún no es consciente de que puede morir como consecuencia del hecho natural de estar vivo. Período en el que expresan su ansiedad con respecto al morir, ansiedad que deriva del miedo a que sus propios impulsos agresivos tengan consecuencias negativas hacia él como castigo o consecuencia de éstos. Desarrollan pensamientos mágicos y razonamientos fantásticos.

 

Conciencia de la irreversibilidad e inevitabilidad de la muerte (6-9 años). Empiezan a ver la muerte como final. Tienden a personificar la muerte y la consideran un agente externo.

 

Temor a morir (9-10 años): admiten el hecho de la muerte como algo universal y que también les sucederá a ellos. La muerte es un proceso interno, inevitable e irreversible. Esta toma de conciencia se da cuando se desarrolla la capacidad para el pensamiento lógico y abstracto, pues se tiene que haber elaborado en grado suficiente el concepto de muerte y haber definido una adecuada representación del sí mismo. Algunos niños de esta edad, entienden la muerte como disolución y poseen ideas sobre la reencarnación. A los 9 años, entienden la permanencia de la muerte y empiezan a ver "causas potenciales" que pueden originarla. El niño busca con sus propias preguntas seguridad y conocimiento.

 

Fase de latencia (9-12 años): poca expresividad y preocupación con respecto al tema de la muerte, por una posible represión de la ansiedad ante la muerte y negación de la muerte personal.

 

Otras características del pensamiento infantil sobre la muerte:

 

  • Naturaleza animista del pensamiento infantil: los menores de 7 años, atribuyen a los muertos, las propiedades de los vivos (creen que los muertos oyen sienten, comen..."sé que papá está muerto, pero no puedo entender por qué no viene a cenar"), incluyen razonamientos fantásticos y pensamientos mágicos. Por una atribución animista de emociones a los muertos (atribución sensaciones de desvalimiento y soledad a los muertos) el temor a la muerte llega a asociarse con el temor a la separación y el abandono.
  • El animismo infantil va siendo reemplazado por un concepto más realista y causal, pero en el inconsciente permanecen las creencias y procesos mentales más primitivos. Esto se refleja en los sueños y en las metáforas de los poetas en los que se da a la muerte la significación que tuvo en la infancia. Aunque las visiones animistas de la muerte persisten hasta la vida adulta en las sociedades primitivas.
  • Cuando el niño descubre la mortalidad, primero la de sus padres y luego la propia, destroza su ilusión de autosuficiencia y omnipotencia.
  • A veces la muerte se equipara por semejanza al dormir.
  • No existen diferencias entre ambos sexos.
  • Tres etapas de Cousinet: negativa, verdad parcial y aceptación.
  • El concepto infantil de la muerte se desarrolla en función de la madurez cronológica.
  • Las experiencias infantiles con la muerte desarrollan más rápidamente el proceso, pero sólo hasta los 6 años.
  • Los sentimientos más frecuentes con respecto a la muerte son: miedo (porque es un tema desagradable en su cultura y no porque lo hayan construido sobre su experiencia), tristeza o extrañeza (cuando sabe poco sobre la muerte).
  • El niño del ambiente rural, se percata de la realidad de la muerte antes que el del ambiente urbano, pues en los pueblos la experiencia y los contactos son más directos.
  • Los niños no tienen una imagen de la muerte: la relacionan con cosas (caja, cruz, etc.) que no influyen en su persona.
  • Hay una gran semejanza entre algunas etapas infantiles de descubrimiento de la muerte y algunas actitudes de la vida adulta:
  • Creencia en la invulnerabilidad personal: la falta de conciencia de la propia muerte es más frecuente en personalidades adictivas o en personas con conductas temerarias.
  • Muerte del otro: sensación de que la muerte no le puede afectar a uno, pues quienes mueren son los otros.
  • El temor a la muerte, se asocia al deseo de la muerte de aquello que pueda considerarse distinto o amenazante, lo cual lleva a conductas violentas o agresivas.
  • Animismo: persistía en la vida adulta en las sociedades primitivas (daban ofrendas de comida a los muertos, realizaban rituales para no ofenderlos o alejarlos, los enterraban con sus pertenencias, etc.). En la actualidad, algunas personas les atribuyen cualidades de los vivos a los muertos que se sustentan en distintas supersticiones, búsqueda de contacto con los muertos, rituales mágicos, etc.

 

Recomendaciones para abordar el tema de la muerte con los niños:

 

  • No tratar de engañar al niño.
  • Procurar dar a las preguntas del niño, respuestas simples y directas.
  • Intentar tener en cuenta el contexto emocional y el grado de desarrollo del niño para responder adecuadamente a sus preguntas.
  • Permitirle la asistencia al funeral en el caso de que muera alguna persona cercana.
  • Propiciar y animar a los niños a que comuniquen lo que saben, sienten y piensan acerca de la muerte. Los adultos deben comunicar sus incertidumbres al respecto.
  • Comunicar al niño el fallecimiento de algún familiar. El no hacerlo, puede indicar falta de confianza en la capacidad del niño para afrontar situaciones reales. Si se le responde con evasivas y/o no se le dice toda la verdad, puede producir en él ira y resentimiento.
  • Evitar descripciones terroríficas o macabras.

 

Conclusiones

 

  • Lo  principal para conseguir una educación adecuada sobre el tema de la muerte es que los adultos aprendan a asumir este tema y a superar sus propios temores, poniendo énfasis en el sentido de la vida y su belleza, buscando un significado personal para la propia vida y para la propia muerte. Y si no hemos sido capaces de clarificar nuestras ideas al respecto, es preferible mostrar nuestra incertidumbre que el eludir hablar de ello con los niños.
  • Es importante que tomemos conciencia de nuestras propias actitudes infantiles ante la muerte, el desvelar el niño que hay en nosotros nos abre una puerta hacia la madurez y la aceptación de nosotros mismos.
  • De todas formas, debemos tener siempre presente, que la muerte es uno de los mayores enigmas de nuestras vidas y la máxima crisis que debemos afrontar y que sólo podremos conocer en primera persona cuando nos llegue la hora.


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