Utilizacion y efectos terapeuticos de la terapia craneo-sacral en fisioterapia deportiva
Autor: Dr. Rubén Fernández García | Publicado:  27/02/2010 | Rehabilitacion y Fisioterapia | |
Utilizacion y efectos terapeuticos de la terapia craneo-sacral en fisioterapia deportiva .2

2.3. Otras estructuras de tejido conectivo relacionadas íntimamente con las meninges. En este caso resulta obligado hablar del puente miodural (PMD) o estructura anatómica donde la fascia extradural y las meninges se relacionan (figura 3). El puente miodural une anatómicamente el músculo recto posterior menor de la cabeza con la duramadre. Se le considera un receptor de las tensiones recíprocas entre dos ambientes, externo e interno, a través del registro del nivel de estrés mecánico de que se produce en la duramadre (Pilat, 2003).

 

Figura 3. Representación del puente miodural

 

fisioterapia_deportiva_craneosacral/grafico_puente_miodural

 

Tomada de Pilat, 2003

 

2.4. El líquido cefalorraquídeo (LCR) y todas las estructuras relacionadas con la producción, reabsorción y contención del líquido cefalorraquídeo (LCR).

 

El líquido cefalorraquídeo (LCR) baña el cerebro y la médula espinal. Circula por los ventrículos cerebrales y el canal medular. Numerosas enfermedades alteran su composición., por tanto su estudio es importante y con frecuencia determinante en las infecciones meníngeas y hemorragias (Cardoso, Rowan y Galbraith, 1983; Marmarou, Shulman y La Morgese, 1975; Kiernan, 2006).

 

Entre sus funciones principales encontramos (Netter, 2007):

 

- Mantener flotante el tejido cerebral, actuando como colchón o amortiguador dentro de la sólida bóveda craneal

- Servir de vehículo para llevar los nutrientes al cerebro y eliminar las sustancias de desecho

- Fluir por el cráneo y la médula espinal para compensar los cambios en el volumen de sangre intracraneal, manteniendo una presión adecuada.

 

Terapia craneo-sacral (TCS)

 

Esta terapia tiene sus orígenes en la osteopatía craneal. En este sentido, se considera al doctor Sutherland uno de los padres de la Terapia craneo-sacral (TCS). Este investigador realizó interesantes estudios sobre un tema que todavía, al día de hoy, sigue manteniendo controversias, es decir, el movimiento de los huesos y suturas craneales (Hubbard, Melvin y Barodawala, 1971; Rogers y Witt, 1997).

 

Se puede definir la Terapia craneo-sacral (TCS) como una terapia relajante, suave y sobre todo no invasiva que apoya los procesos naturales del cuerpo y favorece un aumento en la vitalidad celular. Los fisioterapeutas que utilizan y practican esta terapia, deben desarrollar su facultad para focalizar la atención y “escuchar” la parte del cuerpo -los tejidos y estructuras orgánicas– de la persona, donde hemos colocado las manos, permitiendo de esta forma, la activación de los mecanismos internos de autocuración (Upledger, 2004a). Respecto a esto, es muy importante darse cuenta que, el propio paciente y su “médico interno” son en última instancia los principales responsables y partícipes del efecto terapéutico que se produce durante la sesión (Upledger, 1997). Por este motivo, el terapeuta sólo debe participar como mero facilitador del proceso curativo.

 

Otro aspecto relevante respecto a la Terapia craneo-sacral (TCS) es su enfoque integral y holístico respecto al concepto de salud; es decir, tiene muy en cuenta la íntima relación existente entre los factores físicos y psicológicos, así como la influencia de las variables psicosomáticas en el desarrollo y causa de la enfermedad (Levenson, 2006; Mambretti y Seraphin, 2002).

 

3.1. Aplicaciones de la Terapia craneo-sacral (TCS) en el contexto del deporte

 

Según un estudio realizado por Kraus y Conroy (1984), cada año se producen en los Estados Unidos entre tres y cinco millones de lesiones deportivas, con una tendencia ascendente en la medida que también aumenta el número de practicantes. Las lesiones tienen una gran importancia en el contexto del deporte, pues suelen conllevar un tiempo de inactividad con múltiples consecuencias adversas más o menos perjudiciales, en función de la gravedad de la lesión, del momento en que se produce y de su evolución (Buceta, 1989, Buceta, 1996).

 

Gracias al conocimiento de la Terapia craneo-sacral (TCS) por parte del fisioterapeuta, se pueden prevenir y tratar un amplio número de lesiones y enfermedades relacionadas no sólo con el sistema mio-conjuntivo sino también con otros sistemas orgánicos que, en última instancia, pueden influir en el rendimiento deportivo. Conviene reparar que son varias las situaciones donde no es aconsejable utilizar este tipo de terapia, a saber; hemorragia y aneurisma intracraneal, fracturas recientes del cráneo y, en general, cualquier alteración fisiológica que altere la presión intracraneal (Upledger, 2004 a y b).

 

3.1.1. Los grandes puntos de amortiguación (PA) (figura 4)

 

Las cadenas fasciales trasmiten la movilidad a través de todo el cuerpo, pero también son sede de cargas que pueden perturbar su mecanismo. Para que dichas perturbaciones no se trasmitan de forma automática a lo largo de las cadenas, existen “puntos de amortiguación” repartidos por todo el cuerpo. Algunos son más importantes y se solicitan con más frecuencia, puesto que están situados en el cuerpo, en puntos de convergencia. Los principales PA son (Serge, 2004):

 

(1) La cintura pelviana

(2) El diafragma

(3) La cintura escapular

(4) El hueso hioides

(5) La charnela occipitocervical

 

Figura 4. Representación de los puntos de amortiguación

 

fisioterapia_deportiva_craneosacral/grafico_representacion_pa

 

Tomada de Serge, 2004


Revista Electronica de PortalesMedicos.com
INICIO - NOVEDADES - ÚLTIMO NÚMERO - ESPECIALIDADES - INFORMACIÓN AUTORES
© PortalesMedicos, S.L.
PortadaAcerca deAviso LegalPolítica de PrivacidadCookiesPublicidadContactar