De Platon a Nussban. Vision de la mujer y el hombre
Autor: Luzmila Fuentes | Publicado:  25/05/2010 | Otras Especialidades | |
De Platon a Nussban. Vision de la mujer y el hombre .2

Esta imperfección y la dependencia óntica de la mujer con respecto al varón, queda consagrada en el hecho bíblico de que la mujer fue creada por Dios a partir de la costilla del varón por eso el hombre tiene mayor dignidad. La mujer debe estar subordinada al varón ya que no fue formada por la cabeza, pero no debe ser tratada como sierva porque no fue formada de los pies, es una subordinación natural según Tomás de Aquino, basada en que los más sabios deben gobernar. (7).

La mujer según refería Aquino, nació sólo para ayudar al varón en la generación de los hijos y su ámbito, es lo individual, lo privado, lo doméstico, de hecho la dimensión socio-política de la mujer, se realiza sólo a través primero, del padre y, más tarde, del marido y después del hijo. En este sentido, la mujer soltera no adquiría la plenitud social de ciudadana, sus opciones eran casarse para ser madre y conseguir la plenitud de su ser o ser una religiosa, para salir de su soltería imperfecta y ónticamente carencial para ser la esposa espiritual de Dios. (7)

Esta visión estereotipada sobre las mujeres, se vio reforzada por la filosofía cartesiana, lo cual se evidencia en la cultura patriarcal que postula la relación jerárquica y subordinada de las mujeres, en relación a los hombres, perpetuando las relaciones de dominación de las mujeres. La modernidad acentúa el dualismo platónico, ya que con Descartes y el cartesianismo, la pasión y racionalidad se consideran dos extremos irreconciliables. Es, entonces, en la modernidad cuando el dualismo mente/cuerpo, espíritu/naturaleza, razón/pasión o sentimiento se agudiza. (8)

Aplicando el dualismo cartesiano, el varón encarna la dimensión del espíritu, de la res cogitans, mientras que la mujer se reduce a naturaleza, y corporalidad, es sólo res extensa. El dualismo presentaba un doble aspecto: no sólo equipara a la mujer con lo corporal, sino a lo corporal a su vez con lo privado y respectivamente al varón con lo espiritual, y con lo público. La mujer pertenece al ámbito de lo privado, en el que no existe el derecho a ser visto y escuchado. Por lo tanto, las mujeres al ser asimilada a la naturaleza, a lo privado, fueron consideradas intemporales no tendrán historia, repetirían indefinidamente los ciclos de la vida. (9)

Este dualismo cartesiano, fue defendido por Kant, quien expresaba un ideal de sujeto individualista, autónomo, que se aleja de los sentimientos, de las emociones, de las relaciones personales para alcanzar la plena madurez. Este sujeto independiente desvinculado del cuerpo y de emociones excluye una vez más a las mujeres, al no acoplarse a este ideal. Kant se refería al hombre haciendo énfasis en la libertad, en la racionalidad, en la autonomía, es decir, en la capacidad de elección, a la mujer se la describe como un ser sobre determinado, siempre igual. (10)

Kant, como tantos filósofos, supone que existe una naturaleza femenina que es la misma para todas; el destino, el papel social de cualquier mujer es uno solo, en cambio postulaba que existía una vocación plural de los hombres.

Kant afirmaba que en las mujeres las virtudes tienen como centro lo bello, que lo prefieren a lo útil, en cambio el hombre es capaz de tener virtudes nobles. (11)

Textualmente, Hegel señaló, “el interés de la familia es el pathos de la mujer, Antígona; el bienestar de la comunidad es el pathos del hombre. (11)

Asimismo, Hegel justificó la marginación de la mujer en la modernidad, al señalar que el varón representa la objetividad del conocimiento, mientras que la mujer encarna la emotividad. Por ello en las relaciones con el mundo exterior, el primero supone la fuerza y la actividad, y la segunda, la debilidad y la pasividad.

Además afirmó, que el varón deba alcanzar su realidad en el servicio de las tres actividades sociales hegemónicas: ciencia, Estado y economía— en el trabajo y en lucha con el mundo exterior, mientras que el puesto de la mujer se reduce a la moralidad subjetiva que tiene su sede en la familia. Por tanto, el pathos de la mujer es el interés de la familia y el pathos del hombre es el bienestar de la comunidad, según Hegel. (9-11)

Toda esa lógica justifica una concepción asimétrica de los sexos y que el varón sea identificado con la cultura, la racionalidad y la mujer está íntimamente ligado al cuerpo, a la naturaleza, a lo irracional como consecuencia el mundo de lo público se ha identificado con un orden social androcéntrico, abstracto, masculino y racional; mientras que el mundo de lo privado sea identificado con lo personal, femenino y afectivo. (11,12)

Este constructo cultural vinculó a la mujer al cuidado de los hijos y de la familia y la mantuvo alejada de las decisiones del Estado.

La mujer en la jerga filosófica se denomina ser-en-sí, no teniendo acceso a la autoconciencia, al ser-para-sí, a la autorrepresentación, es decir, a la posibilidad de ser sujeto, de tener capacidad de nombrar y significar el mundo. (13)

El filosofo derrida - Derrida, planteo que a pesar de que la cultura occidental, insiste en la " esencia" humana, entiende toda la realidad con base en dicotomías u oposiciones binarias: hombre/mujer, cultura/naturaleza, razón/sentimiento, positivo/ negativo. Además, uno de los dos términos de cada oposición se supone superior al otro. Así, en la tradición occidental está muy arraigada la idea de que el hombre es superior a la mujer, la cultura a la naturaleza, la razón al sentimiento. Aplicando la filosofía de derrida, es necesario deconstruir estas supuestas diferencias, subvertir la estructura misma. (10)

Derrida acuñó el concepto de falogocentrismo, para referirse a la unión de los términos logocentrismo (poder del conocimiento) y el falocentrismo (poder del hombre) Ambos conceptos se solidarizan estratégicamente, para estructurar y garantizar el fundamento hegemónico de la razón patriarcal. Entonces, el falogocentrismo se ha impuesto como el único referente de conocimiento, especialmente en el campo político y cultural.

En cuanto a la visión de Nietzsche de la mujer se centra en su papel de madre en potencia, y no se extiende mucho más allá, la esperanza de las mujeres era quizás ser la madre del superhombre y son celebres las citas del filosofo donde descalifica a la mujer

Es interesante la opinión sobre la emancipación femenina de la destacada filosofa Hanna Arent, quien señaló:

“Si, el problema en cuanto tal, se plantea naturalmente siempre. En realidad, y a riesgo de parecerle anticuada, siempre he pensado que existían actividades determinadas que no convenían a las mujeres, que no les iban bien, si puedo expresarme así. Dar órdenes no conviene a una mujer y es por ello, que debe esforzarse por evitar tales situaciones si quiere conservar sus cualidades femeninas. Yo no sé si tengo razón o no. Sea lo que sea, por mi parte, más o menos inconscientemente o, más bien, más o menos conscientemente me he adecuado a esta opinión. El problema en sí no ha jugado personalmente ningún rol para mí. En realidad simplemente he hecho lo que deseaba hacer.” (14)

Esta filosofa no manifestó especial interés por los movimientos feministas de su época sin embargo sus conceptos como el de la pluralidad, han servido de referencias a feministas de la actualidad.

Por parte la filosofa Marta Nussbam afirma con respecto a la mujer:

“demasiado a menudo se trató a la mujer como apoyo para los fines de los otros, más que como fines para sí misma.” No se promociona que la mujer tiene dignidad en sí misma, capacidad de elegir y perseguir sus propias metas. Para Nussbaum, cada persona es valiosa y merecedora en sí misma y ha de ser contemplada como un fin, más que como un agente o soporte de los fines de otra persona. (15)


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