Neoplasia de recto. Mi propio caso clinico
Autor: Dr. P. García Férriz | Publicado:  17/03/2011 | Oncologia , Gastroenterologia , Articulos , Casos Clinicos de Gastroenterologia , Casos Clinicos de Oncologia , Casos Clinicos | |
Neoplasia de recto. Mi propio caso clinico .2

5. Expongo una prueba clínica reforzada con unas interesantes anotaciones obtenidas de la conocida Anatomía de Latarjet-Ruiz Liard. (3) En dicho texto he leído lo siguiente sobre el intestino delgado: “El duodeno tiene una buena inervación”; el cáncer es frecuente.

“En el colon y en el recto la inervación es más intensa”; el cáncer aparece con mucha mayor frecuencia que en el duodeno. Y, finalmente, el yeyuno e íleon, por estar inervados con potenciales eléctricos débiles, y teniendo en cuenta que las abundantes células de Cajal se renuevan cada seis días, supongo que es un factor o un hecho más que suficiente para tener muy en consideración la presencia o ausencia de nuestros potenciales eléctricos en la formación o no de procesos tumorales.

Inervación del recto

El recto está ricamente inervado. Está dilatado en ampolla antes de estrecharse a nivel del conducto anal. (3) Mide 18 centímetros (término medio) de los cuales 14 son para la ampolla y 4 para el canal anal. Su inervación, que es lo que más interesa, procede del 3er y 4º nervio sacro, del nervio pudendo y de la raíz sacra. (3) En el recto, además, abundan los nervios superiores e inferiores. (3)

He creído oportuno hacer esta breve descripción sobre la inervación del recto para establecer un estudio comparativo con el yeyuno e íleon donde precisamente es muy raro que el CÁNCER se forme. ¿Por qué? A continuación lo expongo.

En el yeyuno e íleon existen las ondas lentas que proceden de las células de Cajal, que son las más abundantes en el plexo mientérico. (4,5,6) Pero, como estas células son renovadas cada seis días, (5,6) se hace muy difícil la formación tumoral. Este importante detalle clínico nos induce a que razonemos sobre la importancia que tiene la electricidad, sobre su presencia (caso del recto, mi caso) o ausencia (caso del yeyuno e íleon).

Pero aún no me muestro satisfecho. Debo aportar más pruebas para intentar fortalecer la teoría electrobioquímica. Y creo oportuno comparar desde el punto de vista eléctrico el yeyuno e íleon con la escasez de cáncer que se produce en el corazón. Veamos:
“Del mismo modo que el nodo sinoauricular es el marcapaso del corazón, las células intersticiales de Cajal pueden considerarse el marcapaso del músculo liso intestinal”. (4) El marcapaso controla la frecuencia de las ondas lentas en cada región del tubo digestivo, estableciendo así la frecuencia de potenciales de acción y contracciones. (4)

Por tratarse de mi propia enfermedad y en defensa de ella, creo también necesario exponer el mecanismo de las ondas eléctricas, como es el caso que acabamos de mencionar. La fase despolarizante de la onda lenta se debe a la abertura cíclica de los canales de sodio (Na+), que genera una corriente de sodio hacia el interior de la célula que despolariza la membrana celular. (4) Durante la meseta de la onda lenta, los canales de calcio (Ca2+) se abren y generan una corriente de calcio al interior que mantiene despolarizado el potencial de membrana. La fase de repolarización de la onda lenta se debe a la abertura de los canales de potasio (K+) que genera una corriente de potasio hacia el exterior para repolarizar la membrana celular. (4)

Esta conocida referencia que acabo de exponer, nos proporciona y nos aclara que el cociente de Loeb permanece constantemente equilibrado en el corazón y en el yeyuno e íleon, mientras que en el recto (donde actualmente padezco la neoplasia) permanece alterado con un aumento considerable de Na+, posiblemente el causante de la excitabilidad celular. Digo “posiblemente” porque se puede producir la excitación celular con la sola presencia de potenciales eléctricos elevados, entre otros muchos factores desencadenantes. Esta electricidad tiene su origen en las raíces de los nervios espinales correspondientes al simpático y parasimpático, encargados de inervar el recto. Su patología puede, por sí sola, provocar un fuerte estímulo y excitabilidad celular, y la excitación de forma constante hace que la intensidad eléctrica aumente peligrosamente.

Cualquier factor que pueda provocar un estímulo seguido de una excitabilidad celular, es susceptible de alterar el ADN y el ARN. Estos dos filamentos están rodeados de proteínas, y, por tanto, de cargas eléctricas negativas.

La molécula de ARN que actúa como mensajero es más vital en sus funciones que el ADN. (11) Fue la primera molécula que apareció. (11) Actúa como un relacionador y manda sobre el ADN (11) de la misma forma que el hipotálamo controla a la hipófisis. Ambas moléculas están cargadas eléctricamente, y si sufren una continua y excesiva carga eléctrica, puede romperse una o las dos cadenas del ADN, provocando la transformación y la malignidad celular.

Al aumentar excesivamente la corriente eléctrica, superando con creces los 15 electronvoltios, las proteínas que envuelven al ADN y ARN proporcionan electrones de manera abundante y continuada en el conductor nervioso. (13) Supongo que así se produciría una peligrosa corriente electroiónica capaz de afectar muy seriamente al gen estructural, adoptando las células afectadas un aspecto monstruoso.

Por lo tanto, la neoplasia de recto que me ha “correspondido” padecer, la atribuyo a una patología electrobioquímica con efectos demoledores sobre los dos ácidos nucleicos.

El origen tumoral no radicaría en una patología genética, sino en un desequilibrio iónico. Este desequilibrio lo atribuyo a un aumento de sodio (Na+) y una disminución de calcio (Ca2+) y magnesio (Mg2+), es decir, que habría que tener en consideración el índice o cociente de Loeb, que a continuación reproduzco:

(K+ + Na+)/(Ca2+ + Mg2+) = 1 (equilibrio iónico de la membrana celular)

De esta manera, el sodio aumenta de forma considerable, favoreciendo y manteniendo constantemente la temida excitabilidad celular.

Por consiguiente, el gen celular quedaría muy seriamente afectado por la acción de una patología electroquímica causada precisamente por una continuada actividad excitatoria originada en la membrana celular, como así he mencionado.

Cuanto acabo de exponer, trato de demostrarlo con la siguiente consideración: en los lugares donde la presencia eléctrica tiene un potencial débil, los genes permanecen inalterables. (10) Luego, el origen real de todo proceso tumoral radicaría en una patología electroquímica.

La presencia de mi enfermedad (neoplasia de recto) ha surgido en un momento crucial de mi vida, del que, supongo, estaría predestinado. En tal sentido, pienso que la causa inicial de mi proceso tumoral ha sido producida por una constante acción irritativa sobre las células del recto. Durante mucho tiempo, estas células han podido soportar el asedio continuo efectuado por un estímulo. Éste es ejecutado por la acción tóxico-excitante de los productos contenidos en las heces fecales. Así, las células del recto adquieren un estado de predisposición a la excitabilidad celular. Y llegado a este punto, puede producirse en cualquier momento el estallido causante de todo cuanto se produce en el núcleo celular.

En PortalesMédicos.com aparecen publicados mis trabajos sobre la relación que existe entre el CÁNCER y la enfermedad de ALZHEIMER con respecto a nuestra electricidad, y se podrá comprobar la importancia que tiene la presencia o ausencia de la conducción eléctrica.

Con los cinco puntos expuestos anteriormente he tratado de demostrar la gran importancia que acumula la electricidad. Por todo ello, sugiero que con el empleo de un producto u otro medio que sea eficaz de frenar la intensidad eléctrica, posiblemente las células malignas actuarían con mayor lentitud y dificultad. De esta forma, la actual quimioterapia ganaría en eficacia, de tal magnitud que incluso la radioterapia quedaría suprimida en numerosas ocasiones. Así lo creo. Tal es la importancia que le atribuyo a nuestra patología eléctrica.

Considero que el proceso tumoral que actualmente padezco es producido por una patología endógena que tiene su origen en una intensa y continua actividad eléctrica provocada por una peligrosa excitación celular. Y esta excitación permanente hace que la intensidad eléctrica se proyecte a larga distancia por vía conectiva o nerviosa.

Presiento que mi proceso tumoral se inició con una más que probable patología química o eléctrica en el recto. Dicha patología excita la célula rectal y esta excitación continua provoca a su vez una mayor intensidad de la corriente eléctrica. De aquí propugno que la etiopatogenia tumoral sea debida a una patología electrobioquímica. Esta alteración patológica da lugar a muy distintos efectos, entre los que destaco los siguientes: efectos magnéticos, caloríficos, bioquímicos, el pH celular y afectación genética.

Pretendo discernir y demostrar cuál es la verdadera causa inicial y cuáles son sus principales efectos.

Considero de especial interés la actividad electroquímica que se produce en nuestro organismo. Abarca el estudio de las propiedades químicas y reacciones entre iones celulares. (7,8) La Electroquímica es la ciencia que estudia las transformaciones químicas provocadas por la electricidad, y viceversa. (7,8)

Es normal que este proceso electroquímico se me haya producido en el recto. En esta región existe una rica inervación motora y constantes acciones y reacciones químicas propias de los residuos alimentarios. Y más aún, dichas reacciones químicas serán tanto más peligrosas cuanto mayor sea una nutrida y mala alimentación. (13) Así se puede provocar la temida excitación celular con mayor facilidad. (13)

Otras partes de este trabajo
Este trabajo consta de distintas partes. A continuación se listan todas:
  1. Neoplasia de recto. Mi propio caso clinico
  2. Carcinoma rectal. Episodio II. Como se ha curado

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