La Maldicion de Venus. Enfermedades por transmision sexual - ETS. Una metafora cultural. ¿Existen las Enfermedades de la Pureza?
Autor: Dr. Juan Herrera Salazar | Publicado:  12/04/2011 | Etica, Bioetica. Etica medica. Etica en Enfermeria , Historia de la Medicina y la Enfermeria , Otras Especialidades , Articulos | |
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La Maldición de Venus. Enfermedades por transmisión sexual - ETS. Una metáfora cultural. ¿Existen las Enfermedades de la Pureza?

Dr. Juan Herrera Salazar: Appointed Director del Proyecto del Centro de Bioética de la Universidad Juan Pablo II. Managua, Nicaragua.

Dr. Antonio Dubravcic Luksic, Bolivia.

Juan- Antonio, tu disertación me parece, digna de presentarse en las Academias de Historia de la Medicina a lo largo de nuestra América hispana. Sugiero que, dejemos al lector pronunciarse, para que dialogando contestemos las preguntas que el título sugiere.

Antonio- bien dicho Juan.

Juan - procede con tu disertación, Antonio.

Antonio- Me limitaré a hacer mi exposición histórica, ya que no conozco “Las Enfermedades de la Pureza”.

“Los primeros informes acerca de la sífilis se remontan al Renacimiento. Si bien existen numerosas citas bibliográficas según las cuales el mercurio fue utilizado como tratamiento específico por primera vez en 1499, el doctor Francisco Villalobos, médico de Castilla, empleaba al «ungüento para las bubas» ya antes del descubrimiento de América.

La denominación de venérea le viene de Venus, la diosa griega del amor.

El nombre de sífilis viene de un poema de Gerolamo Fracastoro, inspirado en una historia de Ovidio en que aparece el nombre de Sipylus.

Juan- A los estudiosos franceses les gusta hablar de dermatopatía céltica cuando se refieren a esta maldición, mi tarea hoy no será la del historiador, voy limitarme a hablar de la Sífilis como una Metáfora Cultural, dejemos a Antonio continuar su disertación histórica, no lo interrumpamos por favor.

Antonio- Siguiendo la costumbre de los humanistas de la época, Fracastoro alteró el nombre, y de ahí Syphilis. El organismo que causa la sífilis es el Treponema pallidum, una bacteria larga, fina, pequeña, con un característico movimiento de rotación sobre su eje. Se trata de un patógeno exclusivo del hombre. De hecho, civilización y sifilización han avanzado siempre juntas.

Hace cinco siglos salió de la América recién descubierta y llegó a España oculta en los barcos de Colón.

Como primera fruta del nuevo mundo se extendió como la pólvora por Europa.

A fines del siglo XV se propagó la sífilis por Europa tras el sitio infructuoso de Nápoles en 1495 por las tropas francesas de Carlos VIII. La ciudad era defendida por italianos y españoles. Durante el sitio las prostitutas y vivanderas francesas tomaron contacto con los soldados españoles. Probablemente contrajeron así la lúes, que luego transmitieron a los soldados franceses, pues éstos se retiraron rápidamente abatidos por una misteriosa epidemia; de ahí el nombre de morbo gálico.

Desde principios del siglo XVI se convirtió en un azote para la Humanidad. Se consideraba un mal innombrable, el estigma vergonzante que dejan en el cuerpo los placeres carnales.

La Iglesia afirmó que la enfermedad era un castigo divino. A comienzos del siglo XX, alrededor del 15% de la población europea la padecía.

¿Pudo ser este organismo el responsable de los acordes de la Novena Sinfonía de Beethoven?
¿Es el retrato de Dorian Gray una parábola secreta sobre un mal venéreo padecido por Oscar Wilde?
¿Influyó la sífilis en el pensamiento del joven Hitler y en su odio hacia los judíos?

La respuesta, para la doctora estadounidense Deborah Hayden, la respuesta a todas estas preguntas es «sí».

En su libro Pox: genius, madness and the mysteries of syphilis, de reciente publicación en EEUU, analiza la repercusión de esta plaga y crítica a los biógrafos por haber subestimado su impacto en los grandes hombres de la Historia.

Hayden aclara que la bacteria no justifica el genio de Beethoven, el arte de Van Gogh o la crueldad de Hitler, pero afirma que la sífilis acentúa y distorsiona sus talentos, que puede convertirse en un torrente de expansión mística en el caso de Nietzsche o megalomanía en el caso del Führer.

En las primeras fases aparece un grano en el área por la que llegó la infección. La segunda trae sarpullidos, cefaleas, vómitos, fiebres y caída del cabello.

Si el mal no se trata, los síntomas externos desaparecen, pero el germen permanece latente. En la tercera y última estación, que puede durar décadas, la bacteria provoca problemas mentales, locura, ceguera, sordera, parálisis, daño cerebral y, finalmente, la muerte. En esta fase, los sifilíticos experimentan episodios de depresión, de ira y de paranoia que se alternan con momentos de euforia, felicidad y gran creatividad.

Sus experiencias alucinógenas les hace percibir la realidad como una explosión de luz y colores brillantes.
Gracias a la correspondencia privada, a nuevos análisis óseos y capilares y a la lectura de los escritos que dejaron personas cercanas a estos protagonistas de la Historia, Hayden reescribe las biografías de algunos de los sifilíticos más influyentes de los últimos 500 años.

Juan- háblanos de los más importantes, en primer lugar del ciudadano de la República de Génova, Christoforo Colombo, no olvides un pintor, un poeta americano y a Beethoven.

Antonio-

CRISTÓBAL COLON

El primer europeo sifilítico. Navegante genovés (1451-1506).

Para Hayden, el almirante fue el primer europeo sifilítico. Se contagió al mantener relaciones con las nativas de La Española. El Treponema pallidum cruzó el Atlántico en su cuerpo y en el de decenas de marineros como un polizón. Durante su tercer viaje, Colón se sintió aquejado de dolores terribles, fiebre, insomnio...Afirmó que escuchaba voces en sueños, que se sentía el enviado de Dios. Fue la venganza de las Américas a los excesos de los españoles.

LUDWIG VAN BEETHOVEN

El ataque del «monstruo verde». Compositor alemán (1770-1827). En diciembre de 1994 se subastó en Sotheby's una coleta de su melena. Un análisis del pelo revelaba la existencia de restos de mercurio, uno de los remedios contra la sífilis. Sus cartas privadas muestran sus relaciones con prostitutas en 1797, año en el que, según Deborah Hayden, contrajo la enfermedad. Atacado por fiebres, sordera y una euforia salvaje provocada por una sífilis terciaria que él llamaba su «monstruo verde», compuso el Himno de la alegría, su obra más famosa.

FRANZ SCHUBERT

«Espero no levantarme jamás». Compositor austríaco (1797-1828).Nunca reconoció su enfermedad en público, pero la sífilis terminó con su vida a los 31 años, tras seis primaveras de agonía. Se infectó en los últimos meses de 1822 y alternó momentos de depresión suicida con otros de buena salud.

En el momento de su muerte había compuesto más de mil obras. En sus últimos días escribió: «Cuando me marche a dormir, espero no levantarme jamás». Su médico, que también trató a Beethoven, declaró que la muerte del joven compositor se debió a la descomposición de su sangre, provocada por una sífilis terciaria o final.


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