Cancer, diabetes y obesidad
Autor: Dr. P. García Férriz | Publicado:  13/07/2011 | Oncologia , Endocrinologia y Nutricion , Articulos | |
Cancer, diabetes y obesidad .2

Cáncer en los diabéticos con obesidad

Estos enfermos tienen un riesgo superior de padecer de cáncer, por las causas que anteriormente han quedado descritas. En España se estima que la diabetes tipo 2 afecta a 4,6 millones de personas (5) y que la mitad de ellos son obesos (5). La electricidad que fluye por los nervios de estos enfermos, por muy reducida que esté, es más que suficiente para ir arrancando lenta y progresivamente los electrones procedentes de la grasa y proteínas que existen en abundancia en la membrana celular y en la capa mielínica. Normalmente, la intensidad eléctrica en estos enfermos debe ser superior que en las personas no diabéticas.

Cáncer de colon en los diabéticos

“A las personas diabéticas les va mejor después de una intervención quirúrgica por cáncer de colon que a los pacientes no diabéticos” (Journal of General Internal Medicine) (6).

“Esperábamos encontrar lo opuesto”, dijo el doctor Geoffrey C. Nguyen (University of Toronto). El equipo de Nguyen analizó las historias clínicas de casi 220.000 pacientes operados por cáncer de colon entre 1995 y 2005 en hospitales de EEUU (6).

En estos casos clínicos se constató que con la cirugía desaparecen las perturbaciones clínicas que provocaron el cáncer. En los diabéticos, la glucosa tiene una mayor defensa para combatir una previsible reactivación tumoral, ya que es mala conductora de la electricidad. Pero si el enfermo diabético no se cuida adecuadamente en el tiempo post-operatorio, volvería a reproducirse el cáncer con más rapidez que en los enfermos no diabéticos. La glucosa ha vuelto a transformarse en grasa, lo que ha favorecido la aportación de electrones a la corriente eléctrica.

Hay que tener muy en consideración que al enfermo diabético siempre se le aplica un riguroso control mayor que al no diabético, porque el primero está expuesto normalmente a padecer de una clara disminución de sus defensas.

Si al diabético se le hace un preoperatorio igual que al no diabético, el enfermo con diabetes padecería de mayores complicaciones y moriría mucho antes. Como en todos los casos clínicos en general.

Prueba de todo lo que acabamos de manifestar es que unos niveles elevados de glucosa pueden elevar la mortalidad por cáncer hasta un 29%7. Es lógico: a mayores niveles de glucosa, mayores riesgos se corren de padecer complicaciones. Y si el enfermo diabético es obeso, mayor riesgo aún por aportar más electrones a la corriente eléctrica.

El vínculo entre diabetes y cáncer ha vuelto a quedar demostrado en una nueva investigación científica (7). En esta ocasión, médicos de la Universidad de Yonsi (Seúl) han probado la relación tras seguir a más de un millón de coreanos durante diez años (7). Un estu¬dio tan amplio ha sido posible porque los científicos del Departamento de Epidemiología tuvieron acceso a los datos de la Sociedad Nacional de Seguros Sanitarios que trata a los funcionarios del país. JAMA, la revista de la Asociación Médica Americana, publica ahora las conclusiones de este trabajo (7).

A lo largo de una década se registraron 20.557 fallecimientos por cáncer en varones y 5.907 en mujeres. Los investigadores descubrieron que el grupo de niveles más altos de glucosa en sangre (140 mg/dl) tuvo una tasa de mortalidad superior en todos los tipos de tumores, comparado con el grupo con menor nivel de glucosa (menos de 90 mg/dl)7. Es lógico.

Esta nueva aportación científica contradice claramente con lo expuesto anteriormente sobre la “mejoría del diabético tras la cirugía por cáncer de colon” (6). Pero ya hemos aportado el porqué de esta contradicción. Así pues, no es extraño que sucedan estas observaciones aparentemente contradictorias.

En tal sentido, puede asegurarse que las personas con una mala regulación de la glucosa tienen un porcentaje muy superior de posibilidades de fallecer por cualquier tipo de cáncer. En consecuencia, la predisposición a padecer de cáncer es la misma en toda persona, tenga o no diabetes. Su frecuencia dependerá siempre de los múltiples factores tóxico-excitantes procedentes del exterior y también de incidencias endógenas, especialmente nuestra propia electricidad. Pero una vez aparecido cualquier proceso tumoral, las defensas orgánicas no son idénticas en todas las personas; por tanto, la mortalidad es mayor en los diabéticos y en los obesos.

También hay que matizar sobre las personas bien y mal nutridas. Las personas débilmente alimentadas, lógicamente pierden grasa (electrones) y, por tanto, la membrana celular y la mielina que envuelve a los conductores nerviosos no pueden proporcionar electrones (grasas, proteínas y aminoácidos, principalmente) a dichos conductores en la misma cuantía que en los bien alimentados (9,10,11,12,13,14,15).

La buena nutrición no significa obesidad, ni a la inversa. Una persona puede estar delgada y, a la vez, estar bien nutrida. En estas personas existe excelente vitalidad, no sólo en los conductos nerviosos sino también en todo su organismo. Por lo tanto, a estas personas les puede aparecer el cáncer con la misma frecuencia que en los obesos, aún siendo delgados.

Todo estriba, esencialmente, en que hay que tratar de evitar la hiperexcitabilidad de la membrana celular (14,15). Mientras no se produzca una hiperexcitabilidad (hiperpolarización) de la membrana, es muy difícil que se produzca el cáncer en una persona diabética o no diabética, flaca o gruesa, desnutrida o bien alimentada.

En síntesis, éste es el resultado que aporto a tan delicado y complicado planteamiento científico.

Conclusión

Desde la perspectiva oncológica, la glucosa tiene también dos importantes funciones: a) disminuir la intensidad eléctrica, al ser la glucosa mala conductora de la electricidad, y b) la grasa que proporciona la glucosa del enfermo diabético, y en los casos de obesidad, aumenta finalmente la aportación de electrones en los conductores nerviosos.

Como vemos, aparentemente aquí se aprecia un contrasentido. Este punto ya ha quedado despejado con suficiente claridad. Pero con lo expuesto creo que lo que acontece en el organismo del enfermo diabético, del obeso y del que no es diabético, en los casos de cáncer, la conducta a seguir en el tratamiento es distinta en cada caso en particular.

Así, por ejemplo, un enfermo diabético con complicaciones debe ser atendido con mucho más cuidado que el diabético sin complicación alguna.

A un enfermo de delgada anatomía, pero fuerte, el cáncer le puede aparecer con la misma frecuencia que a otras personas con presencia física bien fortalecida. Yo mismo he padecido de un avanzado carcinoma rectal del 8-12 cm (14,15) estando sano y bien nutrido. El cáncer quedó totalmente eliminado en menos de 25 días de tratamiento (14,15).

Si hubiese sido un diabético o un obeso nunca podría haberme curado en tan reducido espacio de tiempo. Lógico.

Resumiendo: se puede ser diabético, obeso o ambos estados a la vez. Lo importante y peligroso es que se produzca una hiperexcitabilidad de la membrana celular de forma constante. Si esta no es excitada, resulta difícil que se produzca ningún proceso tumoral. La prueba la tenemos en la gran cantidad de obesos y diabéticos que han llegado a la senectud y han abandonado el mundo de los vivos sin haber padecido de CÁNCER.

Figura 1. Mecanismo electroquímico de la célula nerviosa.

cancer_diabetes_obesidad/mecanismo_electroquimico_neurona


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