Carta a S.M. Don Juan Carlos y a las autoridades politicas - Ley del Aborto - El Bebe Aido .3
Como embrión sentí el llamado universal a ser hermano de mis hermanos, también el llamado específico (vocare) la vocación de ser médico, por lo que ha sido natural, defender a mis similares, defender a otros embriones, mis similares, tanto al inicio del desarrollo como al final de la vida.
Defiendo la vida de los embriones ancianos, mi padre y mi madre prosiguen su labor educativa, regocijan a mis hijos con su sabiduría, defiendo el principio de sacralidad de la vida.
He estudiado los cuidados paliativos y la terapia del dolor. No justifico la eutanasia, ni la ideología de la eutanasia social, que busca justificar con estudios pseudo-científicos de calidad de vida, la supresión de la vida de los ancianos utilizando criterios de costo/beneficio.
Estas ideologías son expresiones de la pérdida del sentido de la vida, característica conceptual de nuestra época, impulsada por las ideologías: pragmático-utilitaristas, subjetivistas, liberal radicales, que son apoyadas para defender los intereses propios de las grandes corporaciones financieras y el World Bank.
Como todos los embriones me he enfermado muchas veces, el Dr. Alfredo Valencia salvó mi vida, cuando me sometió a un procedimiento quirúrgico (por apendicitis), cuando experimentaba como embrión los primeros cambios puberales.
Como embrión fundé mi propia familia, nos unimos por amor, me uní en matrimonio con una mujer (embriona), seguimos la Ley Moral Natural. Sabemos que existe una verdad moral que es cognoscible por la razón: Cicerón, Séneca, (2,3) y que nuestro conocimiento viene iluminado por la Gracia.
Queremos seguir educando a nuestros hijos, ya no son embriones pequeños, mi hija Helena es madre. Su embrión tiene año y medio de nacido. Por ahora sabe escribir, lo custodio en el sagrario de la vida, en su propio vientre, ahora vive en la familia, con su padre (Papas). Mis hijos seguirán formándose, para cumplir su labor educativa, formativa. Helena y Papas formarán a mi nieta, Jean Pascal y Juan Francisco formaran a mis futuros nietos-embriones, de manera de cumplir todo el ciclo evolutivo del embrión. Desde su concepción hasta su muerte natural.
Puede la ciencia bioética existir sin la verdad:
La bioética como ciencia multidisciplinaria es la ciencia de la vida. Adquiere su pleno sentido cuando se pone al servicio del hombre, cuando orienta su quehacer y toda su energía al servicio de la persona humana.
Eso es obvio, evidente, es la razón misma de esa ciencia. Los estudiosos de bioética sabemos que debemos no sólo cuidar la vida humana, sino también la de los animales no racionales y que debemos hacernos responsables de toda la bioesfera, para preservar nuestra vida humana en el planeta tierra. (Potter Van Rensselaer)
Los estudiosos de bioética queremos conocer la vida, su evolución, su desarrollo, su sentido, misterio y finalidad.
Benigno Blanco, nos invito a hablar de lo “obvio, evidente”, lo que voy a decir ahora les resultará, evidente:
La Bioética, estudia en primer lugar la vida humana, ese es su objeto material de estudio, sigue un itinerario preciso de investigación, su objeto formal quod y quo están claramente definidos, todos los estudiosos lo sabemos.
Por eso trabajamos para darle valor a esa ciencia. Estamos claros que su valor depende de los argumentos racionales de alta calidad que produzcamos. Si queremos defender la vida, debemos razonar para aclararnos y proponer argumentos.
Algunas perspectivas bioéticas, respecto a la vida, en nuestra cultura contemporánea, atraviesan una crisis de sentido, de sentido de la vida, no porque falten argumentos racionales para defender la vida, sino al contrario, nos encontramos en una situación inédita en la historia de la humanidad, “ estamos en un época histórica en que teóricamente el nivel de los conocimientos, desvelamiento de la naturaleza intrínseca de las cosas a través de las ciencias empíricas, nos coloca en un lugar privilegiado para entender ”, pero en vez de procesar esa información muchos “científicos ” se dedican a negar la verdad empírica para defender intereses propios. Se afanan desde su especialidad en escribir sesudos trabajos pseudocientíficos, para dejarnos ver lo falso como verdadero, hacer sostenible un modelo bioético de corte utilitarista y relativista. Se alejan de la verdad, usan la emotividad y la subjetividad para defender intereses propios, como lo hacen las ideologías, no los hombres de ciencia.
La ciencia bioética, como cualquier ciencia (física, química, matemática) no puede violar el principio de no contradicción, (primer principio de la realidad, del conocer y del pensar), ni el principio del tercero excluido, “ninguna cosa puede ser y no ser al mismo tiempo”; A no puede ser B y al mismo tiempo ser A. (24)
A propósito del embrión veamos la contradicción en la que caen algunos modelos bioéticos utilitaristas al afirmar: por ejemplo en una clínica abortista: “que el embrión cuando tiene menos de 15 días no es embrión, y que la madre no está embarazada, sino pre-embarazada, por lo tanto puede eliminarlo si lo quiere y no debe reconocérsele ningún estatuto de persona, ni un estatuto ético, ni jurídico. “ Se trata de un grupo de células, (de un tejido embrioide), de un pre-embrión, que puede ser incluso utilizado como precioso material de investigación”…
Estos mismos (en una clínica procreática, a la hora de transferir un embrión al vientre de su madre, le dicen que le van transferir a su hijo, a su valioso y deseado hijo, por el que tanto luchó; y no se refieren a ese embrión, como precioso material de investigación, o hablan de transferencia de células, sino de su hijo, concebido en vitro y luego transferido al vientre materno.
¿Es o no contradictorio ese comportamiento, afirmar y negar la verdad cuando les conviene?
Estamos de acuerdo que el embrión que transfieren en esa clínica es valioso, es una vida humana (una verdad ontológica, una persona humana) y desde la perspectiva de la industria high tech y del médico de la clínica procreática valioso por los miles de dólares que recibe por la transferencia.
Estos estudiosos consideran al embrión precioso material de investigación o un embrión, niño no nacido, según las circunstancias. (Nicho de Mercado en Expansión, para los representantes de la Floreciente Industria High Tech, de los Estados Unidos). Dra. Deborah Spar de la Boston University. (26, 27).
Ese es el clima actual moral de nuestra sociedad, afirmar y negar la verdad. Crear la verdad y la mentira según intereses propios, usando los medios de comunicación masivos para borrar la conciencia, ayudado de estudios pseudocientíficos para negar la verdad; negar la Verdad y la ley Moral Natural que nos indica cuales actos son buenos o malos.
Diagnosticar bien el clima moral de nuestra época:
Antes de presentar mi refutación del relativismo en relación al embrión quiero citar nuevamente al jurista Blanco (11), para cerrar la discusión del problema crítico del conocimiento.
… “Diagnosticar bien el clima moral de nuestra época, creo que es una obligación para cualquiera que quiera sentirse responsable de ayudar a nuestra época a ser mejor”…
“La pérdida del sentido de la vida es una característica conceptual de nuestra época, no es un detalle circunstancial dependiente de unas mayorías políticas coyunturales, no es problema de un país o de otro, de este gobernante o del de más allá.
Nuestro mundo es el mundo de la pérdida de la razón, de la pérdida del sentido de la realidad y en consecuencia es el mundo de la violencia, por eso el siglo XX ha sido el siglo más violento de la historia de la humanidad, con gran diferencia.
Un siglo en que los seres humanos no sólo hemos sido violentos, sino que hemos legitimado intelectualmente la violencia, le hemos dado a la violencia el paraguas protector de las ideologías dominantes, del derecho de la tecnología, de la sacrosanta ciencia hipervalorada en nuestra época. Un siglo que es capaz no sólo de convivir con el mal, eso forma parte de la historia de la humanidad, si no de convertir el mal en bien. De poner al servicio de esa conversión tan poco razonable los mejores cerebros de una época”.
… “por lo tanto cuando nos empeñamos en defender la vida, hoy, debemos ser realistas, por lo tanto no sorprendernos de que una gran parte de nuestros contemporáneos no vean claro lo que a nosotros nos parece evidente: que el no nacido es un ser humano y que por lo tanto merece respeto, y esto no debe escandalizarnos por triste que sea, porque ha sido normal a lo largo de la historia de la humanidad…
Hasta antes de ayer convivíamos con la esclavitud. Qué cosa más evidente que el esclavo era un ser humano, hablábamos con él, nos acostábamos con él, le encargábamos la educación de nuestros hijos pero le negábamos la personería jurídica y humana. Y allí no había la disculpa que puede haber con el no nacido que está escondido en el interior de su madre. Al esclavo lo veíamos, hablábamos con él y sin embargo le hemos negado hasta antes de ayer la condición humana.
Por eso no nos sorprendamos tanto que muchos de nuestros contemporáneos no se rindan espontáneamente ante la evidencia del carácter humano del no nacido. Es sorprendente, pero la historia de la humanidad demuestra, que los seres humanos somos capaces de equivocarnos así, contra la evidencia más inmediata y de forma sistemática, nos acostumbramos a los valores comunes y compartidos de nuestra época, porque somos poco rebeldes intelectualmente con mucha frecuencia. Por lo tanto no hay que sorprenderse de nada”…