La importancia de desarrollar la competencia comunicativa en los profesionales de la salud
Autor: MSc. Lic. Yaikibel Soto Navarro | Publicado:  24/02/2012 | Formacion en Ciencias de la Salud , Otras Especialidades , Articulos | |
La importancia de desarrollar la competencia comunicativa en los profesionales de la salud .2

En el caso que ocupa a este trabajo se asume el concepto de Canale y Swain para el desarrollo de una competencia comunicativa eficaz del profesional de la salud. Por consiguiente para que el profesional de la salud alcance una competencia comunicativa eficaz tendría que dominar las subcompetencias comunicativas siguientes:

• lingüística (dominio del léxico, la morfología, la sintaxis, la semántica y la fonología).
• sociolingüística (las reglas socioculturales)
• discursiva (dominio de los recursos de coherencia y cohesión)
• estratégica (compensa fallos de las otras subcompetencias).

La subcompetencia lingüística está relacionada con la competencia gramatical que no es más que la capacidad de actualizar las unidades y reglas de funcionamiento del sistema de la lengua. La sociolingüística está relacionada con la capacidad de producir enunciados acordes a la situación de comunicación. La discursiva con la capacidad de poder utilizar los diferentes tipos del discurso y la estratégica con la capacidad para hacer que no se rompa la comunicación, dicho de otra forma, seria la habilidad para iniciar, desarrollar y concluir la comunicación.

Según la Dra. Angelina Romeo Escobar en su trabajo Aplicación del Enfoque Comunicativo en la enseñanza de la Lengua Materna (1990) la competencia comunicativa se logrará en la medida en que el individuo, como ser hablante, llegue a convertirse en un comunicador eficiente.

Para los profesionales de la salud es de suma importancia convertirse en comunicadores eficientes. Se puede decir que son los que más tratan con personas a diario. Conviene enfatizar así, que es totalmente indispensable para el profesional de este sector adquirir las habilidades adecuadas para poder llevar a cabo de manera competente su práctica diaria con pacientes y colegas, sin olvidar que aparte de estas habilidades sociales hacen falta también la actitud y los valores.

Es oportuno hacer referencia a la definición propuesta por la autora Dalila A. Aguirre, Raya, Licenciada en Enfermería. Profesora Auxiliar, en su artículo Reflexiones acerca de la competencia comunicativa profesional (2005):

“La competencia comunicativa del profesional es la potencialidad que tiene el sujeto de lograr una adecuada interacción comunicativa a partir del dominio e integración en el ejercicio profesional de los conocimientos acerca del proceso de comunicación humana, habilidades comunicativas, principios, valores, actitudes y voluntad para desempeñarse en su profesión eficientemente así como para tomar decisiones oportunas ante situaciones difíciles o nuevas, que faciliten el logro de los objetivos trazados o propuestos en diferentes contextos y en las dimensiones afectivo- cognitiva, comunicativa y sociocultural“.

Estos profesionales de la salud desempeñan función asistencial, docente e investigativa. En el caso de la función docente la eficacia de la comunicación se convertiría en una herramienta poderosa para el logro de sus objetivos como docentes y se cita a los autores José Antonio del Barrio del Campo y María Rosa García Ruiz en su artículo Las nuevas tecnologías como herramienta pedagógica para facilitar la comunicación(2006) cuando exponen que, sin duda, la característica más importante de un buen profesor es su capacidad comunicativa, si se tiene en cuenta que para lograr mejorar la calidad de la educación, en cualquier nivel, es preciso que la comunicación que el docente establece con sus alumnos sea eficaz. Por lo tanto, los autores coinciden con Amayuela, Colunga y Álvarez (2005) cuando afirma que es preciso considerar que la comunicación es el vehículo esencial del proceso enseñanza-aprendizaje.

Somos primordialmente seres “sociales”, en el sentido de que pasamos la mayor parte de nuestras vidas con otras personas. Por consiguiente, es importante aprender a entenderse con los otros y a funcionar adecuadamente en situaciones sociales. Ciertas habilidades de comunicación nos ayudan a mejorar las relaciones interpersonales.

La comunicación es una herramienta esencial de las personas porque a través de ella podemos relacionarnos mutuamente, apropiarnos de nuestra esencia humana y trasmitirla a los demás. Es un instrumento típicamente social y común a toda la humanidad, pero en algunas personas se convierte en un don por sus características individuales al trasmitir las ideas a sus semejantes a través de un uso fluido, pertinente y brillante del lenguaje: son los denominados maestros de la comunicación.

Cuba es un país pródigo en maestros de la comunicación porque han hecho de ella un arte por sus cualidades de oratoria y el efecto que logran en los demás. Un ejemplo es el del apóstol de la independencia José Martí Pérez. Hasta el apóstol le concedía una gran importancia al uso de la palabra, al lenguaje y a la comunicación. Se podría citar el trabajo de los autores Alberto Velázquez López y Ada Bertha Frómeta Fernández José Martí y la comunicación. Análisis de su discurso de 1887 en homenaje al 10 de octubre de 1868 (2008), donde aparecen las frases siguientes:

• "No hay como esto de saber de dónde viene cada palabra que se usa, y qué lleva en sí, y a cuánto alcanza (...) ni hay nada mejor para agrandar y robustecer la mente que el uso esmerado y oportuno del lenguaje" (Martí, 1975: 167).
• “El lenguaje debe ser sencillo, que guarde relación con las características culturales del sujeto y de su entorno, que contenga un alto sentido estético y ético, en el que los sujetos participantes desempeñen un papel activo a medida que intercambian informaciones y puntos de vista”.

Sin embargo, en la comunicación intervienen diversos elementos que pueden facilitar o dificultar el proceso. En todo proceso de comunicación es fundamental tener en cuenta el correcto funcionamiento de tres aspectos: la voz, la personalidad y el lenguaje que utiliza quien comunica. Para profundizar en estos temas los autores José Antonio del Barrio y Maria Rosa García (2006) plantean que se puede recurrir a los trabajos publicados por Del Barrio y Borragán (1998, 1999, 2004, 2005). En ellos se analizan las diferentes condiciones que precisa cualquier comunicación y que se pueden sintetizar en:

En cuanto a la voz y las palabras:

1. Claridad. Las palabras tienen que ser claras. Hay que mover más la lengua para hablar claro, lo que requiere sentirlo (aprovechando, por ejemplo, el frío del hielo o de otro objeto dentro de la boca, utilizando un hilo…) y crear hueco. Y después hablar como si no se tuviese nada dentro de la boca.
2. Volumen adecuado al contexto. Se debe conseguir mucha resonancia para que las palabras tengan más consistencia. Hablar en espacios pequeños, como un baño, hace sentir de forma más clara la resonancia.
3. Ritmo adecuado. La velocidad del habla normal es de 150 palabras por minuto. Una velocidad lenta aporta monotonía, una excesivamente rápida provoca cansancio, confusión y aturdimiento. Hay que adecuar la velocidad a la comprensión del que te escucha. ¿Cómo descubrirlo? Por la forma en que te mira. Lo mejor es cambiar las velocidades para dar más vida a lo que se dice.
4. Ayudarse del cuerpo. La expresión corporal, el gesto, crea las pausas cuando hablamos y transmite intenciones. Hablar es una acción de todo el cuerpo. La mayoría de las veces, incluso, dice más el cuerpo que las propias palabras. En realidad, los gestos mínimos, especialmente de la cara y los ojos, son los que más van a impactar en el que tenemos enfrente. Conocer el lenguaje gestual te permite expresar con más profundidad y con más seguridad.
5. Saber jugar con la voz. Hay que hablar manifestando nuestras intenciones, subiendo y bajando los tonos, jugando con la duración de las vocales y con las pausas, es decir, dar vida, dotar de intenciones al mensaje. Quien sabe mover el cuerpo hace que la voz juegue sola.

En cuanto a la personalidad:

1. Autoestima. Para comunicar es fundamental tener una valoración de uno mismo. La autoestima influirá en nuestra seguridad así como en el rendimiento de lo que nos propongamos.
2. Empatía. Es necesario atender y hacer ver que entendemos la situación del otro, sin tener que identificarnos necesariamente con ella, pero intentando “ponernos en su lugar”. Debe ser un ejercicio cotidiano y realizado sin ninguna violencia. Contacto visual y escucha activa son las herramientas para obtener un grado óptimo de empatía, creando constantemente un clima de confianza y tranquilidad alrededor.
3. Sintonía. Tan importante como el mensaje es el interés que tiene en ello el que lo escucha. ¡Sólo se escucha con atención aquello que nos interesa! Hay que saber reaccionar ante las señales de atención o de distracción del público. El valor de la comunicación lo da el que escucha.
4. Autenticidad. Sólo cuando creemos en lo que estamos comunicando podemos transmitir convicción e influir en los demás. ¡Para convencer hay que vivir tu propio mensaje! No digas cualquier cosa, expresa lo que llevas dentro.
5. Autocontrol. Una comunicación eficaz y positiva implica, también, un adecuado nivel de ejecución. Para esto es conveniente mantener controlados los niveles de ansiedad, confiando en que comunicar es siempre un privilegio.
6. Asertividad, entendida como la propia capacidad de autoafirmación, de expresión directa de los propios sentimientos, opiniones y derechos. Ser asertivo es sentirse mejor con uno mismo y demostrar que se está vivo.


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