La salud social. Una educacion en valores y en cultura de paz .3
Sobre lo expresado por este mismo autor sobre la dignidad la libertad la igualdad y la justicia encontramos lo siguiente en cuanto a la dignidad se destaca que “Cada individuo… tiene derecho al reconocimiento de su valor inherente como representante de la humanidad”. Asimismo los seres humanos son libres, ”La libertad y los derechos humanos se crean recíprocamente”. “Todos… nacen libres y son iguales ante los ojos de la ley”. Este es uno de los principios en que sustenta la universalidad de los derechos humanos constituyendo a su vez un valor, por otro lado “Los derechos humanos establecen el requisito de justicia como un ideal. Son necesarios para lograr una vida cotidiana justa, y cualquiera que no los respete muestra despreocupación por la igualdad entre las personas y la libertad de otros”.
Considerando todo lo anterior podríamos entonces preguntarnos ¿qué tipo de personas estamos formando en las instituciones educativas?, pero también por otro lado ¿quiénes son nuestros docentes? Qué tipo de valores promueven dentro del aula de clases, todo ello sin olvidar que aunque son una parte importante del proceso la responsabilidad no recae total y absolutamente sobre nuestros docentes, recordar los cuatro ejes mencionados anteriormente, valdría reflexionar además sobre los valores personales individuales y los valores colectivos, su rol dentro de la sociedad y su repercusión en la convivencia familiar y comunitaria, así como su proyección en las relaciones entre personas de diversos países y continentes con la finalidad de procurar y promover la cultura de paz.
Así pues cada uno de nosotros es o debe hacerse responsable de educarse y educar a otros, promoviendo la cultura de paz y los derechos humanos, es una tarea de todos en conjunto, día a día, momento a momento, reconocidos como personas humanas integrantes de un mismo mundo con igualdad de derechos y no como individuos.
Recordemos que muchas veces se usa el término “competencias” para describir la formación profesional de un egresado en determinada área del saber, pero quizás pocas veces nos detenemos a reflexionar sobre las “competencias humanas” relacionada a la adquisición y fomento de valores, su punto de vista frente a la defensa y reconocimiento de los derechos humanos o su participación en el fortalecimiento de la cultura de paz, todo ello como rasgos que determinada persona adquirió durante su proceso de vida y que tal vez fomento, reforzó o se adquirió durante su proceso de formación educativa.
Debemos recordar que ser eminentemente destacado en un área particular del saber no es indicativo directo de posesión de “cualidades humanas”. Pareciese que durante un tiempo se ha reforzado más la formación técnico- científica y la acumulación de saberes, donde la parte humanitaria del ser, ha sido bastante olvidada por decirlo de algún modo.
Se hace necesario reconocernos, reencontrarnos o redescubrirnos como “personas humanas” con una amplia inclinación hacia la búsqueda de la paz, el reconocimiento de derechos humanos y el cultivo de valores, donde todo ello se destaque como primordial para la convivencia, la tolerancia y la participación dentro de la sociedad ya sea a nivel familiar, local, comunitario, entre países, continentes, y sobre todo a escala mundial.
Desde este punto de vista se trata pues de lograr de que la formación académica y la formación humanitaria en los ámbitos de: educación en valores cultura de paz y derechos humanos actúen como un binomio indisoluble que interactué constantemente de manera armónica y se logren reflejar en lo cotidiano y no como un privilegio de unos pocos en detrimento de muchos.
No se trata convertirse en un gran sabio respecto a estos aspectos mencionados se trata más bien en conocer el tema y mantener un sentimiento interno de pertenencia, de identidad personal, de solidaridad hacia la defensa de los derechos humanos, los valores, logrando traspasar incluso barreras geográficas o generacionales e intentar implantar la cultura de paz es decir de un compromiso.
No debe quedar solo en la intención del querer hacer, en la firma de acuerdos o convenios, de tratados nacionales o internacionales, se trata como ya se dijo de un compromiso “de una convicción personal” y colectiva que nos mueva hacia la acción hacia el abordaje práctico inmediato desde nuestra realidad más cercana, actuar pensando que es hoy los más inmediato que tenemos y que cada uno de nosotros es parte importante en la instauración de paz.
Debemos recordar lo dicho por Banda ( op.cit) que: “es algo muy enraizado en nuestro espíritu, más fuerte que las sospechas que albergamos, no solo que es posible y razonable trabajar por la paz, sino que ese trabajo forma parte de la tarea que da sentido a la existencia de las personas y de las comunidades humanas”.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Banda A. (2002) Dosier Para Entender el Mundo. La Cultura de Paz. Editorial intermom oxfam . Editor amazon .com
Moncada E (1996). Derechos Humanos Dignidad y Conflicto, Sección 11. Educación en Derechos Humanos Notas para una Reflexión. Editorial illustrated. Publicado por la Universidad Iberoamericana. Centro de Integración Universitaria.
Morales G. (1996). Derechos humanos dignidad y conflicto. Editorial illustrated. Publicado por la Universidad Iberoamericana. Centro de Integración Universitaria.
Peña F. y Otros (1998) Manual de Educación en Derechos Humanos “Aproximación a los derechos humanos”. C.D multimedia. Editado por Defensores del pueblo en Latinoamérica y España.