Consecuencias sociales de la reconcentracion Weyler en Cuba en el período de 1896 a 1898
Autor: Dra. Miriam García Villena | Publicado:  7/03/2012 | Otras Especialidades , Medicina Preventiva y Salud Publica , Articulos | |
Consecuencias sociales de la reconcentracion Weyler en Cuba en el período de 1896 a 1898 .2

El mayor riesgo a la salud asociado calidad del agua es la transmisión de microorganismos de origen fecal debido al deterioro del saneamiento básico, higiene deficiente y mala protección de la fuente de agua de abasto y un aumento de las enfermedades transmitidas por vectores debido a la desorganización de las actividades correspondientes de control. (4) Así como la falta de servicios de salud para la mayoría de la población.

Afectación a la Salud

Para diciembre de 1896, unos 400,000 cubanos no combatientes se catalogaban reconcentrados en lugares escogidos o no con ese objetivo.

Tomando en cuenta los censos de 1877 y 1887, (5) que la población del país ascendía a 1,800,000 habitantes. Veamos los efectos de la contienda en la población de una de las seis provincias de la colonia, la más central, Santa Clara que se calcula tenía una población de unos 460,000 habitantes. (6)

Tabla Nº. 1 Número de fallecidos y causas en la provincia de Santa Clara en el período comprendido 1894-1898 

consecuencias_reconcentracion_Weyler/fallecimientos_causas_mortalidad

La diferencia de fallecidos en general entre 1894, año anterior a la guerra y 1895, primer año de la guerra, es de 1, 316; pero mucho más marcada es la diferencia relativa en fallecidos por fiebre amarilla, viruela, paludismo y disenterías. Los fallecidos se duplican y quintuplican en los años de 1896 y 1897 incrementados, principalmente, por las enfermedades infecciosas.

En toda la provincia de Santa Clara se lograron informar, a pesar de los inconvenientes de la guerra, en los años que van de 1895 a 1898, sin contar las ocurridas en la zona rural 111,162 muertes. En Ciudad de La Habana, que tenía entonces una población de 250,000 habitantes, ocurrieron en los cuatros años de guerra 74,396 fallecidos. Si solamente en la capital de la colonia y en una de las seis provincias se informaron 188,558 defunciones, no puede desacertada la cifra, para algunos conservadora, de 300, 000 muertes que se calculan por causas directa o indirecta de la reconcentración. (7)

De 200,000 soldados mantenidos en la isla, el más numeroso ejército enviado por una potencia europea a América, casi la cuarta parte (44,828) fueron atendidos en 1897 por padecer enfermedades infecciosas en el Hospital Militar Alfonso XIII de La Habana, actual Hospital Clínico Quirúrgico Docente General Calixto García. (8)

En la guerra de 1898 estadounidenses, mambises y españoles sufrieron en Cuba por igual de Fiebre amarilla o vómito negro, esta plaga que causó muchas más muertes en sus respectivas filas que las balas enemigas. En toda la Isla se produjeron 16,308 defunciones; 13,313 militares españoles fallecieron directamente a causa de la fiebre frente a 2,159 que lo hicieron en batalla o por heridas de guerra. (6)

Para atender esta real catástrofe sanitaria de su ejército, España envió a Cuba cerca de 700 médicos, cifra verdaderamente fabulosa para la época, de los que murieron alrededor de 100; de ellos 50 de fiebre amarilla y solamente 4 de heridas de balas. (8)

El deterioro del medio ambiente, las condiciones económicas y sociales de la población favoreció el incremento de casos de Fiebre tifoidea la cual se comporto en forma de endemia y epidemias afectando sobre todo principalmente a las comunidades creadas con infraestructuras sanitarias deficientes y con malos hábitos higiénicos, el lanzamiento de las excretas a la intemperie o su depósito en vías fluviales corriente abajo aprovechadas; manipulación de los alimentos deficiente por malos hábitos higiénicos, son solo algunas de las fallas higiénicas que contribuyen al mantenimiento de una gravosa endemia, epidemias o a brotes más o menos significativos de fiebre tifoidea. Enfermedades de distribución mundial que el control ambiental y la vacunación asegura su actual protección.

La Viruela en 1520 aparece por primera vez en nuestro medio, introducida desde La Española. Es una enfermedad, que en tres de cada diez casos puede desembocar en la muerte del paciente. Incrementándose el número de casos durante la reconcentración por las condiciones de hacinamiento e higiénico sanitarias. (9)

La disentería es endémica en muchos países tropicales, pero más debido a la falta de condiciones higiénicas que al clima o al calor, enfermedad intestinal aguda, caracterizada fundamentalmente por diarreas acompañadas de fiebre, y que en ocasiones puede ser asintomática, es universal, su trasmisión por el mecanismo fecal-oral.

Las zonas confinadas de alojamiento de los reconcentrados no guardaban las condiciones higiénicas favorables sin control del agua, de la disposición de residuales líquidos, sólidos, no control de los vectores, moscas y cucarachas, roedores, una higiene personal desfavorable dada la escasez de agua y de instalaciones sanitarias, ni existían lavabos, ni camas, favoreciendo los casos de enteritis diversas e disenterías. La población infantil la más afectadas. Cuba hoy cuenta con un programa materno infantil y exhibe tasa de mortalidad infantil de 4.5 por 10000 nacidos vivos (10).

Las enteritis agudas, son debilitantes, por la diarrea, sobre todo en los niños y en los ancianos, sin atención llegan a poner en peligro la vida del enfermo por deshidratación aguda. Su causa más frecuente son las infecciones, bien virales, más benignas, o bien bacterianas, como la fiebre tifoidea y la disentería.

Se produce la primera gran epidemia de Avitaminosis finales del siglo XIX durante la reconcentración. De esta etapa son los estudios realizados en Matanzas por el doctor Domingo Madam (11) y ampliados en La Habana por su colega José Santos Fernández oftalmólogo cubano. (12) Quienes comprobaron la aparición de casos de neuropatías, ambliopía por neuritis periférica debido a autointoxicación de origen intestinal por alimentación defectuosa; entre los civiles hacinados en ciudades y poblados.

La Tuberculosis es una de las enfermedades que mayor número de muertes ha ocasionado en toda la historia de la humanidad, y continúa causando estragos. Durante la reconcentración el hacinamiento, los escasos recursos económicos y sociales favorecieron el incremento del número de casos y elevación de la mortalidad tanto en civiles como en soldados españoles (asistidos en hospitales militares 2 281 casos de tuberculosis pulmonar con 299 fallecidos). (13)

El Paludismo se conoce en Cuba desde la época colonial. Era tan conocido entre los cubanos como en los soldados españoles llegados a la península, su efecto dañino, la fiebre. Esta enfermedad se erradico en Cuba en la década de 1968 por la amplia campaña mosquito transmisor Anopheles emprendida por el Ministerio de Salud Pública.

Al retirarse España derrotada de Cuba el 1 de enero de 1899, dejaba casi inexistente la organización sanitaria de la isla; la población completamente diezmada; la agricultura, fuente casi única de su economía enteramente destruida y el país militar y políticamente ocupado por el naciente imperialismo norteamericano, que había obtenido extraordinarias ventajas de esta guerra entre una potencia colonial europea en bancarrota y un pueblo que había conmovido al mundo con su heroísmo y sacrificios.

CONCLUSIONES

La reconcentración de la población rural en las zonas urbanas decretada por el ejército español (1896-1898) y el férreo bloqueo naval impuesto por los Estado Unidos de Norteamérica al final de la contienda, agravo los problemas de salud tanto para la población cubana civil como para los soldados españoles por el recrudecimiento de las enfermedades infecciosas. Las consecuencias sociales del desplazamiento de la población rural hacia las áreas urbanas, donde los servicios públicos eran incapaces de afrontar la llegada masiva de estas personas, la destrucción de la infraestructura social y económica, pérdidas de las cosechas, el hambre y enfrentar condiciones de vida no habituales, con el consiguiente aumento de las cifras de morbilidad y mortalidad. Siendo las principales causas de muerte por disentería, enteritis diversas, fiebre amarilla, paludismo, fiebre tifoidea y viruela. La población más afectada fue la infantil. Fallecieron alrededor de 300 000 personas y más de 11 000 soldados españoles, fundamentalmente estos por causa de la fiebre amarilla y la tuberculosis pulmonar. El conocimiento de la historia nos permite la preparación tanto el país como nuestro Sistema Nacional de Salud en el enfrentamiento ante cualquier contingencia originados por el hombre o por la naturaleza.


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