Impacto social de la Ciencia. Un conocimiento pertinente en la formacion cientifica del medico
Autor: MSc. Eduardo de Jesús Pomares Bory | Publicado:  24/05/2012 | Formacion en Ciencias de la Salud , Articulos | |
Impacto social de la Ciencia. Un conocimiento pertinente en la formacion cientifica del medico .1

Impacto social de la Ciencia. Un conocimiento pertinente en la formación científica del médico

MSc. Eduardo de Jesús Pomares Bory (1), MSc. Manuela Gilda Bernardo Fuentes y MSc. Belén Zenaida Iglesias Ramírez

(1) Facultad de Ciencias Médicas Dr. Salvador Allende. Ciudad Habana. Cuba.

RESUMEN.

Este trabajo tiene el propósito de analizar la importancia del impacto social de la ciencia como un conocimiento necesario durante la formación científica del estudiante de medicina, en función del desarrollo de su responsabilidad social como futuro profesional de la salud comprometido con un progreso social humano y sustentable.

Palabras Clave - impacto social de la ciencia, responsabilidad social, estudiante de medicina, formación científica

ABSTRACT.

The purpose of this paper is to analyze the importance of the science social impact as a necessary knowledge during the medicine student scientific education, in order to develop his social responsibility as a future health professional engaged with a human and sustainable social progress.

Key words - science social impact, social responsibility, medicine student, scientific education

INTRODUCCIÓN.

El cómo se lleva a cabo la enseñanza de las ciencias puede fundamentarse en criterios diferentes. Algunos consideran a la ciencia como algo neutral, ajeno al contexto en que se desarrolla y proveedora del conocimiento científico en calidad de verdad absoluta [1]. Otros argumentan la necesidad de conjugar el conocimiento científico con aquellos relativos a los principios ético-morales que forman parte de la cultura socialmente establecida, requisito éste para validar su objetividad [2].

En la formación científica del médico frecuentemente se adopta una posición en la que, si bien se toma en cuenta la formación cívica de los estudiantes, ésta se produce de forma casuística, sin una intencionalidad educativa colectiva concretamente instituida y explícita. Esta falta de especificación conspira contra la misión asignada por el enfoque pedagógico humanista: formación integral de la personalidad profesional [3]. El objetivo del presente trabajo es el de socializar los resultados de un análisis crítico sobre el impacto social de la ciencia como un contenido pertinente en la formación científica del médico general, en función de mejorar la intervención educativa desde su formación científica.

DESARROLLO.

El desarrollo social es un concepto que se define a partir del criterio general de cómo concebir y construir la realidad en que se vive. A lo largo del proceso de la civilización se han podido diferenciar distintos períodos, los cuales han estado determinados por un factor estimado como fundamental en la orientación del progreso, siendo el conocimiento el que ha sido estimado con esta propiedad dentro del contexto histórico actual [4]. Se reconocen dos propuestas generales en relación con la utilización del conocimiento para promover el desarrollo social. La primera, tomando como referencia las condiciones que ostentan los países industrializados, pondera su papel para apoyar el crecimiento económico. La segunda alternativa proclama su participación para el ascenso económico pero, sin obviar el sentido humano y sustentable de las transformaciones sociales que se propongan llevar a cabo [5, 6].

La Educación Superior es el subsistema social responsabilizado con la formación de los profesionales que proyecten y ejecuten las acciones encaminadas a la evolución adaptativa de la sociedad. La gestión educativa del conocimiento científico en las universidades tiene el desafío de razonar la compleja problemática social que actualmente se presenta a escala mundial, al ser ésta una premisa ineludible cuando se persigue realzar la calidad de la vida humana como centro de atención para un desempeño profesional socialmente comprometido [7, 8]. Este hecho explica el interés por perfeccionar el modo de asumir la enseñanza de las ciencias en la carrera de medicina.

Pensar la ciencia con responsabilidad social

El pensamiento ha sido descrito como una habilidad cuya manifestación se expresa por la capacidad de utilizar la información, pudiendo ser en una forma elemental dada por el acopio informativo, o alcanzando un nivel superior al desplegarse la creatividad en la búsqueda de solución a los problemas, escala ésta indicativa de la inteligencia [9].

Superando el pensamiento moderno que ponderó el valor del método en relación con la apropiación de un conocimiento auténtico, hoy día se acentúa la jerarquía de la investigación global, integradora de las relaciones y dependencias existentes entre las cosas [10]. Esta idea ha servido de punto crítico para la ocurrencia de un importante salto cualitativo en el proceso del conocimiento y, con ello, en la manera de pensar, lo que ha tenido una gran repercusión en el devenir del tiempo. Al hacer una interpretación sobre la trascendencia asignada al significado del método en relación con el conocimiento, González y Gramigna [11] expresaron que: “el mejor método científico, y por consiguiente el pensamiento sobre el que se asienta, es el que es capaz de aprender de la realidad que interpreta y describe, el que se reconstituye ante su ineludible transformación, ante la danza relacional que enlaza el fenómeno estudiado con el ecosistema, entendiendo de este modo como una unidad de sentido la relación interactiva”.

La representación citada admite personalizar al pensamiento como fuerza productiva, la cual se realza en la medida que se encauza sobre la base de la indagación holista, concibiendo al objeto de estudio como el compendio de su desarrollo dinámico bajo la influencia de los diversos agentes que sobre el inciden, conjugando así lo interno y externo para la comprensión de la unidad de análisis. De aquí se desprende que la comprensión de la complejidad y sus consecuencias sean un objetivo importante a lograrse en la formación científica [12] y, en particular, en el proceso de formación de los profesionales de la salud [13].

El pensamiento sistémico se caracteriza por el hecho de permitir superar el enfoque analítico-reduccionista propio del positivismo científico. Se ha expresado que el pensamiento sistémico, desde el punto de vista metodológico, se encamina hacia la búsqueda del conocimiento integrador, mientras que, ontológicamente, toma en cuenta la relación que se establece entre el objeto y el sujeto del conocimiento, resaltando así la importancia del sentido que cobra el discernimiento [14], es decir, razonando su utilidad socialmente contextualizada, estableciéndose entonces como un rasgo cultural promotor del análisis crítico respecto al impacto social del conocimiento.

En su caracterización del pensamiento sistémico a partir del principio conceptual que asume del conocimiento, Lampis [15] expresó: “lo que identifica a cualquier objeto y a cualquier sistema de objetos es, en otros términos, un patrón relacional que participa o se inserta en una red más extensa de relaciones; cobra especial relevancia, en esta óptica, la noción de frontera (o límite, o interfase), el conjunto de las estructuras y procesos que, siendo parte integral del sistema, lo separan de su red operacional y a la vez lo conectan a ella”. Esta imagen pone de manifiesto que pensar con enfoque sistémico conlleva la afirmación de que aproximarse al conocimiento exige desentrañar la organización funcional de redes constituidas por nodos cognitivos, cada uno de los cuales, si bien posee una identidad propia, se concretan a partir de su conexión con el conjunto.

Se ha reconocido que la Educación Superior en la Sociedad del Conocimiento está convocada a introducir profundas transformaciones en su misión, organizando estrategias proactivas que sirvan de sustentación a una formación profesional pertinente [16]. Para la UNESCO, la pertinencia educativa en nuestra época exige sentar las bases para integrar, en todos los niveles educativos y áreas curriculares, tácticas metodológicas desarrolladoras de conocimientos holista, como resultado del procesamiento integrador de la información, lo que plantea un reto didáctico a los profesores universitarios: contribuir a formar profesionales capaces de pensar de manera sistémica [17]. Las razones expuestas conducen a reconocer que para pensar el conocimiento científico acorde con las exigencias socio-históricas presentes, su procesamiento demanda un pensamiento sistémico, hecho que debe tenerse en cuenta para la organización de los contenidos de aprendizaje durante la formación de los profesionales de la salud 18, 19.

La extrapolación del significado de la pertinencia a la Educación Superior en Ciencias de la Salud, induce a razonar sobre los cambios conceptuales emergentes del devenir histórico del desarrollo del conocimiento respecto a la salud y la educación profesional en este campo de acción vinculado al desarrollo de la sociedad. La concepción social de la Ciencias Médicas, con la que se abandonan los criterios puramente biológicos del proceso salud-enfermedad, ha permitido comprender la naturaleza dinámica del mismo, en cuyo curso intervienen las interacciones que se establecen entre los factores constitutivos del ser humano -biológico, psicológico y social-, así como entre éstos, como sistema, y su entorno natural.


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