Tres años de rehabilitacion en un caso de trastorno mixto del lenguaje receptivo-expresivo
Autor: María José Cayetano-Menéndez | Publicado:  28/06/2012 | Rehabilitacion y Fisioterapia , Psicologia , Neurologia , Articulos | |
Tres años de rehabilitacion en un caso de trastorno mixto del lenguaje receptivo-expresivo .1

Tres años de rehabilitación en un caso de trastorno mixto del lenguaje receptivo-expresivo.

María José Cayetano-Menéndez [1,2],
Dr. Modesto J. Romero-López [1,2],
Dr. Enrique Moraleda-Barreno [1,2].

1. Dpto. de Psicología Clínica, Experimental y Social. Universidad de Huelva
2. Servicio de Neuropsicología y Rehabilitación (SEREN)

Resumen

Se presenta un caso de Trastorno Mixto del Lenguaje Receptivo-Expresivo, contrastando las puntuaciones obtenidas en el Test de Inteligencia de Wechsler para niños- revisada WISC-R en la evaluación inicial y tras tres años de rehabilitación del lenguaje. Se discute los beneficios de la rehabilitación de aspectos lingüísticos en la inteligencia verbal, aspectos sociales y rendimiento escolar.

Palabras clave: Trastorno mixto del lenguaje receptivo-expresivo. Inteligencia verbal. Evaluación del lenguaje. Rehabilitación del lenguaje.

Abstract

We report a case of Mixed Receptive-Expressive Language Disorder, contrasting scores on the Wechsler Intelligence Test for Children-Revised (WISC-R) at baseline and after three years of. We discuss the benefits of linguistic rehabilitation in verbal intelligence, social and school performance.

Keywords: Mixed Receptive-Expressive Language Disorder. Verbal intelligence. Speech and language assessment. Speech and language rehabilitation.

Introducción:

El lenguaje es el resultado de una actividad nerviosa compleja que permite la comunicación individual de estados psíquicos a través de la materialización de signos multimodales que simbolizan estos estados de acuerdo con una convención propia de una comunidad lingüística [1].

Los trastornos del lenguaje inciden de forma significativa en el normal desarrollo social y cognitivo de cualquier grupo de niños. Las intervenciones tempranas y adecuadas pueden reducir en gran escala las repercusiones de un déficit en este área [2].

El Trastorno Mixto del Lenguaje Receptivo-Expresivo (TMLRE) es una categoría diagnóstica del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV-TR) [3] encuadrada dentro de los Trastornos de la Comunicación que se caracteriza por una alteración del desarrollo del lenguaje a niveles comprensivos y productivos. Todo ello da lugar habitualmente a déficits en el área social y dificultades de aprendizaje que suelen persistir en el tiempo [4].

El Trastorno Mixto del Lenguaje Receptivo-Expresivo (TMLRE) puede ser adquirido o evolutivo, siendo difícil su distinción en muchas ocasiones, estando asociado a lesión cerebral o a la maduración del sistema nervioso central [5,6]. Los niños con trastorno evolutivo seguirían un patrón esencialmente normal del desarrollo del lenguaje; sufrirían un retraso en la tasa de adquisición que podría compensarse con el tiempo, siendo su pronóstico mejor que el de quienes no siguen un patrón de desarrollo normal, como el caso de los niños con daño cerebral adquirido [7].

La característica esencial del Trastorno Mixto del Lenguaje Receptivo-Expresivo (TMLRE) es una alteración tanto del desarrollo del lenguaje receptivo como del expresivo verificada por las puntuaciones obtenidas en evaluaciones individuales normalizadas del desarrollo del lenguaje receptivo y expresivo, que se sitúan sustancialmente por debajo de las obtenidas mediante evaluaciones normalizadas de la capacidad intelectual no verbal. Estas dificultades del lenguaje interfieren el rendimiento académico o laboral, o la comunicación social (Criterios para el diagnóstico del trastorno según Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV-TR) [3]).

Un paciente afectado por este trastorno experimenta las dificultades asociadas a un trastorno del lenguaje expresivo tales como un vocabulario sensiblemente limitado, errores en los tiempos verbales, dificultad para recordar palabras o producir frases de longitud o complejidad propias de su edad evolutiva y dificultad general para expresar ideas. También experimenta problemas en el desarrollo del lenguaje receptivo que conlleva dificultad para comprender palabras, frases o tipos específicos de palabras. En los casos leves pueden observarse dificultades sólo para comprender tipos particulares de palabras o frases mientras que en los casos más graves se pueden observar alteraciones múltiples, que incluyen la incapacidad para comprender el vocabulario básico o frases simples, así como déficit en distintas áreas del procesamiento auditivo [3].

Las alteraciones de la comprensión del lenguaje pueden resultar menos evidentes que las implicadas en la producción del lenguaje, puesto que no se manifiestan tan claramente al observador y es posible que sólo se evidencien mediante una evaluación formal. Puede parecer con frecuencia que el niño se confunde o no presta atención cuando se le habla. Igualmente pueden seguir instrucciones de manera incorrecta o no seguirlas, dando respuestas inadecuadas [8]. Las habilidades para la conversación como respetar turnos o mantener un tema también suelen ser muy deficientes o inadecuadas.

En la rehabilitación logopédica es preciso tener en cuenta las variables del sujeto que pueden influir en la misma, específicamente la inteligencia. Aunque existe una alta correlación entre inteligencia y nivel de lenguaje, tal correlación puede no ser pertinente en algunos trastornos como en pacientes afásicos, en los que inteligencia no tiene influencia en la recuperación de la afasia [9]. Sin embargo el nivel de inteligencia sí puede ser un buen pronóstico en la obtención de logros en la rehabilitación ya que la mayoría de logopedas coinciden en que el nivel de inteligencia de las personas con las que trabajan influye decisivamente en el desarrollo del lenguaje y en el éxito de sus tratamientos [10].

Se ha encontrado que en los trastornos específicos del lenguaje se encuentran afectados además de los aspectos comunicativos, la conducta social y el rendimiento académico y que estos problemas en estas áreas suelen persistir en el tiempo [4]. Los niños con problemas en la comprensión y expresión del lenguaje tienen mayores alteraciones comportamentales y mayor riesgo síntomas de agresividad e hiperactividad tras la adolescencia [11]. Los problemas de lenguaje se encuentran asociados con una pobre calidad en las relaciones entre iguales en la adolescencia [12].

En este trabajo se presenta un caso clínico de Trastorno Mixto del Lenguaje Receptivo-Expresivo en el que tras tres años de tratamiento, que se comparan por un lado las puntuaciones de las pruebas verbales del Test de Inteligencia de Wechsler para niño revisada (WISC-R); y por otro, los niveles de inteligencia verbales y manipulativos. El objetivo es estudiar el efecto que el tratamiento en lenguaje provoca en las capacidades cognitivas, el rendimiento académico y las habilidades sociales.

Caso clínico

La paciente es una niña de siete años que acude a consulta por presentar déficits en su rendimiento escolar y sus habilidades sociales. No presenta trastornos audiométricos ni visuales. Su desarrollo del lenguaje hasta ese momento no ha sido adecuado, con un inicio tardío del mismo y un periodo de mutismo de varias semanas. Presenta dificultades en las relaciones sociales con sus iguales y en su centro escolar. Su rendimiento académico es deficiente.

Los síntomas principales a nivel expresivo son: falta de fluidez verbal, uso de frases cortas en el discurso y escasez de vocabulario. A nivel comprensivo se aprecian dificultades en comprensión de frases largas, órdenes complejas y términos abstractos, así como déficits en razonamiento verbal.

Se realizó una primera evaluación de las capacidades cognitivas de la paciente donde se aprecia la inexistencia de déficits en cualquier área no lingüística, concluyéndose con diagnóstico de Trastorno Mixto del Lenguaje Receptivo-Expresivo (TMLRE).

El caso se estudió con un diseño tipo A-B: En primer lugar se realizó un pretest utilizando la prueba Test de Inteligencia de Wechsler para niño revisada (WISC-R) [13]; posteriormente instauró el tratamiento y transcurridos tres años, se procedió al postest utilizando la misma prueba.

El programa de intervención, de dos sesiones semanales, se realizó con los siguientes objetivos: aumento del nivel de vocabulario, incremento en fluidez verbal, incremento en la complejidad de elaboración de frases, organización del discurso, razonamiento verbal, comprensión de conceptos, expresiones y textos.

Respecto a los déficits en las habilidades sociales, no se realiza intervención específica por considerarlos una consecuencia directa de sus déficits comunicativos.

Los resultados cuantitativos obtenidos en el Test de Inteligencia de Wechsler para niño revisada (WISC-R) respecto a los cocientes intelectuales, verbales y totales se presentan en las figuras 1 y 2.


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