La lactancia materna es tan antigua como la humanidad y ha sido durante siglos la forma habitual de las madres de criar a sus hijos. Sin embargo, a lo largo del siglo XX surgieron diferentes productos que se han ido perfeccionando hasta lograr las actuales fórmulas lácteas sustituyendo la leche materna por una artificial, y en reemplazo del pecho materno, tomo auge la lactancia artificial (biberón o mamadera). Junto con la aparición de estos sustitutos surgen otros factores, (inestabilidad emocional, actividades laborales, falta de preparación psicosocial de las madres, etc.) aceptándose la lactancia artificial como el método más práctico que permite la rápida integración de la madre a las actividades sociales, laborales, etc.