De las tres funciones primordiales de un médico, curar, aliviar y consolar, hoy, más que nunca, la primera, curar, predomina se presenta casi como la única a ejercer quedando relegadas las otras dos. En este artículo incido en la necesidad del uso de las tres mientras sea posible, como un deber de todo médico. Pero cuando surgen determinadas situaciones, generalmente pacientes terminales hay que abandonar la opción de curar para acogerse a las otras dos, es el caso de los cuidados paliativos. En esta ocasión solo voy a referirme al deber de aliviar. Se exponen las situaciones y las causas más probables de este actuar y de cómo con el apoyo de la Bioética podemos abordarlas.