Las enfermedades cardiovasculares constituyen hoy en día un verdadero azote para los países desarrollados, entre éstas la cardiopatía isquémica ocupa un lugar cimero. Su incidencia mundial es tan alta que, según Stamler, tres millones de estadounidenses adultos presentan anualmente los principales signos de la enfermedad. Daños se ha prestado especial atención a las formas clínicas de cardiopatía isquémica que cursan con dolor anginoso como síntoma predominante y más frecuente, quedando renegadas a un plano secundario aquellas que lo hacen en forma silente o asintomática.