Habitualmente, si ese tipo de cuerpos extraños no provocan dolor ni otra sintomatología, es probable que no haya necesidad de extraerlos ya que, dependiendo de su localización, puede ser mayor el riesgo de la intervención que el de dejarlos donde están.
El hecho de que no afecten a ningún órgano no significa nada, ya que pueden estar localizados en profundidad y su extracción puede ser peligrosa.
Por ello, lo aconsejable es buscar un médico en quien confíe, para valorar la necesidad y conveniencia de extraerlos o no.