Santy, como ojos que no ven corazón que no padece, me abstendré de hacer averiguaciones, pero no sólo de la alantoina, sino de todo lo demás, pues de cualquier mata puede saltar un conejo.
Por el bien de quienes nos rodean, dejemos así las cosas, no vaya a ser que la quedada sea de extrasistólicos abandonados por sus parejas a causa de sus "perfumados" alerones.

Un beso,

Carlos.