Tengo 31 años, sexo varón. Hace unos meses empecé con problemas de salud. En ese momento estaba extremadamente obeso -175 kg, 1.90m de alto- y mi estado de forma es muy bajo, además de una depresión de largo plazo de intensidad relativamente baja. Los problemas de salud, relacionados con el estómago, se fueron arreglando poco a poco pero llevó mucho tiempo y tuve problemas de ansiedad que poco a poco fui controlando. Sin embargo hace un mes aproximadamente me encontré con un auténtico shock emocional una noche que me dejó devastado, en la cama, con la frecuencia cardiaca y la tensión arterial desbocada, sudoración profusa, mareo, desorientación, dolor en el pecho y en el brazo izquierdo –que además se durmió-. Esa noche no hice nada, sólo esperar a que pasara lo mejor que pude. A la mañana siguiente como aún me encontraba muy mal me acerqué a urgencias y ni siquiera me hicieron un electro. Tras escucharme y tomarme la tensión -185/115 en ese momento- me la bajaron con medicamentos y me dieron un ansiolítico. Yo creí que había sido una subida de tensión –que yo nunca había tenido antes y no sabía reconocer- pero al hablar con una amiga enfermera días después me dijo que eso o bien era una crisis de ansiedad muy fuerte o una angina de pecho. Entonces me hice un electro pero dio limpio y lo dejé correr. Sin embargo desde entonces me he encontrado con que los dedos de manos y pies se me duermen con facilidad, tengo dolores y tensión muscular injustificada de forma generalizada en casi todo el cuerpo y me he quedado como herencia con una ansiedad residual bastante desagradable. Por si fuera el Esomeprazol el que causaba los problemas musculares, pues es uno de sus efectos adversos, especialmente al tomarlo en dosis alta durante mucho tiempo, me lo han retirado recientemente, aunque aún no nota cambios al respecto.

No fumo, no bebo, tengo el colesterol y el azúcar perfecto y he perdido unos 20 kgs en los últimos 4 meses. Tampoco hay antecedentes de problemas cardiacos que yo conozca en ningún familiar por parte de madre o padre. Últimamente suelo caminar diariamente entre 30 y 60 minutos a ritmo normal, pero estos últimos días he notado que me agobio en exceso sin que exista una razón aparente, con la respiración ardiente en la nariz como después de haber corrido una larga distancia o un fuerte sprint, sin que haya variado ni la velocidad ni las condiciones de mis paseos. La pregunta que te quiero formular es si en caso de haber tenido aquella noche una angina de pecho habría dejado alguna traza en el electrocardiograma que me hicieron a posteriori o no, y si por tanto el que estuviera limpio es una garantía de tranquilidad cardíaca. Y en caso contrario de qué forma puedo saber si tuve una angina de pecho o no y si este cansancio y respiración dificultosa estos últimos días combinado con lo demás puede estar anticipando un episodio futuro similar.

Muchas gracias por anticipado por atenderme.