El
patrón de conducta tipo A,
se caracteriza por un profundo sentido de impaciencia o urgencia en
el tiempo, que lo obliga a involucrarse en más actividades las que
puede abarcar y a un alto grado de empeño en la ejecución, siendo
perfeccionista e intolerante, lo cuál a menudo lo lleva a la
hostilidad. Intenta controlar el ambiente, el cuál es percibido
como hostil y amenazante.
En
las últimas décadas este tipo de carácter se impone como otro de
los factores de riesgo de enfermedad coronaria, junto con el trabajo
y la hipertensión. Se
sostiene como hipótesis que los enfermos cardíacos presentan las
características mencionadas en el patrón de personalidad Tipo A.
Diversos
estudios demuestran que los hombres con patrón tipo A tienden a presentar altas concentraciones plasmáticas de triglicéridos
y colesterol y un aumento en las secreciones diurnas de
noradrenalina.
Los
sujetos tipo A tienen
imposibilidad de manejar un orden generalizado. Es la incapacidad
para representarse en el pensamiento en forma generalizada una
realidad ausente o distante. Necesitan entrar en contacto directo
con las personas o las cosas, ya que no puede hacerlo a través de
representaciones. Por ejemplo, un empresario que toma vacaciones y
está constantemente en contacto telefónico con quien deja al mando
de su empresa. No puede pensar en su empresa a la distancia y verla
panorámicamente. No aprovecha
sus ratos libres para imaginar cambios en su empresa o nuevas
estrategias. Sólo puede verla cuando el sujeto está físicamente próxima.
Loa
sujetos del patrón tipo A
sufren de angustia frente a la sospecha de que un desastre lo tome
desprevenido. No recibe información de la representación de objeto
dentro suyo. En vez de presentimientos específicos lo invade una
vivencia de peligro indiscriminada. No tiene la posibilidad de
sentir de acuerdo a las señales que envía una realidad
interiorizada. Sólo el control físico directo con el objeto
externo le brinda una precaria tranquilidad.
El
modo con que trabaja la mayoría de los pacientes coronarios está
regido casi exclusivamente por la búsqueda del logro personal. Las
realizaciones sólo importan en la medida en que quede claro que es
el sujeto quien lo consigue. Resulta difícil detectar la otra
vertiente de la actividad, que
consiste en desarrollar el conocimiento, comprender, aproximarse a
lo verdadero. Es una inteligencia subjetiva que transforma toda
actividad en algo personal, que debe ser tomada a pecho.
Los
sujetos que se encuentran fuera
de este patrón de conducta pueden reconstruir conceptualmente todos
los pasos de su tarea y localizar el error. Pero es notable la
dificultad que tienen los sujetos Tipo A para sacar conclusiones conceptuales de los aciertos o
fracasos. Frente a un resultado determinado la idea que prevalece es
Yo lo hice bien o Yo lo hice mal.
Cada
objetivo no conseguido, por insignificante
e inmediato que sea, es vivido como un fuerte fracaso personal,
cuestionándolo al sujeto en su totalidad. Este fracaso es seguido por uno de los siguientes caminos:
a)
El sujeto consigue mantener de manera precaria el ideal que tiene de
si mismo, culpando a otras personas o situaciones, su discurso se
carga de aclaraciones y justificaciones y su actividad motora se
redobla en un vano y ciego intento de compensar el desacierto
b)
El ideal del sujeto no puede ser mantenido y colapsa, formando parte
de los factores desencadenantes del infarto.
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