Ecologia, Cuidado Humano y Envejecimiento
Autor: Vicenta Emilia Fernández | Publicado:  26/02/2009 | Geriatria y Gerontologia , Enfermeria | |
Ecologia, Cuidado Humano y Envejecimiento.2

ECOLOGÍA DEL ENVEJECIMIENTO Y CUIDADO HUMANO

 

La ecología del envejeciente se refiere al estudio de la interacción activa entre el adulto mayor y su medio sociocultural, y el modo en cómo se influyen mutuamente. Es además una perspectiva de investigación Gerontológica que utiliza teorías y técnicas de investigación de disciplinas como la biología, la Psicología Evolutiva, la Antropología, la Historia, la Sociología, entre otras ciencias.

 

El enfoque ecológico de la vejez abre la posibilidad de relacionar la dinámica de los cambios subjetivos con los cambios culturales y la valoración que los sujetos mayores hacen de su entorno, y viceversa. Todos sabemos que con el correr de los años existen cambios fisiológicos y psicológicos y que estos cambios no ocurren de la misma manera en todos los sujetos, es decir, que no son universales pues existen diferencias individuales.

 

La edad también afecta ciertas aptitudes y potencialidades, pero otras se mantienen constantes e incluso se incrementan, tal es el caso de la inteligencia y de las estrategias que se emplean para resolver problemas de conocimiento. Sin embargo; no existe acuerdo acerca de cuáles son las causas por las que durante la vejez algunos sujetos conservan ciertas capacidades y otros las pierden. De allí que se le atribuya la responsabilidad de las diferentes “modalidades de envejecer” a factores genéticos, a la alimentación, al ambiente, a la estructura de la personalidad, y a la capacidad de cada sujeto para afrontar y procesar los cambios. (3)

 

A menudo cuando se habla de vejez se habla en singular, como si existiese una sola “vejez’, y se tiende a asociar estos cambios con la edad cronológica, sin tener en cuenta los múltiples y variados mecanismos que actúan en el proceso de envejecimiento; por lo tanto hoy se dice que es más correcto hablar de vejeces porque este término explica las diferencias que existen entre los sujetos y aún dentro de un mismo sujeto. A partir de este análisis, se puede trabajar sobre la ecología y su relación con el adulto mayor, entendiéndola como un fenómeno complejo que tiene muchas facetas y posibilidades. (3)

 

La ecología del envejeciente toma en cuenta dos tipos de ambiente: el ambiente natural, que  está determinado por la atmósfera, clima, plantas y microorganismos que sustentan la vida humana, y otro ambiente,  el construido por el hombre que incluyen carreteras, máquinas, las instituciones de salud entre otros.  Este tipo de ambiente construido por el hombre, Sontag y Bubolz (1996) lo denominan ambiente cultural, ya que incluyen otros seres humanos, constructores naturales del lenguaje, leyes, valores, instituciones sociales y económicas como se observan en las dimensiones de la sustentabilidad.

 

Dentro de este ambiente natural y  cultural, el ser humano pasa su vida  hasta llegar al envejecimiento. El ambiente natural y cultural puede afectar notablemente el envejecimiento humano,  ¿cómo afrontar el envejecimiento desde la ecología del envejeciente humano?  ¿Cómo influye el entorno en la calidad de vida del humano envejeciente?  ¿Cuál sería el papel de las enfermeras  en relación al  cuidado ecologizado del envejeciente.

 

Estas interrogantes, nos llevan a considerar la visión dentro de proceso de cuidado según Mongomery (2000), que el proceso de cuidado se da entre una enfermera y un adulto mayor en una transacción y se hace posible entre ambos, a través del contacto, cuerpo, mente y espíritu en el momento del cuidado. Mediante la presencia de una energía de sanación, es por ello que, el reto de enfermería es asistir a los adultos mayores, al iniciar las actividades diarias de cuidado, para descubrir y propiciar  el medio ambiente que lo llevará a minimizar sus problemas de salud (4). Afirma que, todas las enfermeras debemos desarrollar destreza ecológica para promover una ética de sanación con los pacientes o adultos mayores.

 

Asimismo Maldonado afirma, que el cuidado del cuerpo implica el cuidado del hábitat, del medio ambiente es decir de el oikos de la vida del adulto mayor en la comunidad, para establecer un entorno saludable el cual se traduce como la casa donde la dignidad, la calidad y el derecho a la vida, le prolongue una larga vida ( longevidad) (5). 

 

También Colliere (1993), refiere que hay que  promover el medio ambiente para la vida de los seres vivos logrando que se reproduzcan y se perpetúen, asegurando la satisfacción de necesidades vitales propios de la persona humana, como es el caso de los adultos mayores donde la enfermera debe proporcionar un ambiente saludable. Califica como cuidado la prestación de servicio que ofrece la enfermera como cuidados de enfermería expresado de una práctica profesional cuyo principal objetivo es contribuir a lo que se pueda promover y desarrollar para el buen vivir, para Colliere cuidar es mantener la vida asegurando la satisfacción de un conjunto de necesidades indispensable para la misma, pero que se debe responder a esas necesidades vitales ya que estas crean hábitos de vida para mantener la vida en los seres vivos y perpetuar la vida del grupo (6).  

 

Morse (1999) indica que para enfermería cuidar debe establecer diferencias entre cuidar cuidando y cuidado de enfermería, la experiencia desde el punto de vista educativo se evidencia a través del conocimiento desarrollo de habilidades y destrezas, pero el cuidado va mas allá porque en el está implícita el afecto, sentimiento de empatía ya que conecta al ser humano con el otro ser humano significa un sentimiento de preocupación de interés con una visión de protección por lo cual lo podemos relacionar con el cuidado hacia el adulto mayor.  Además señala que, las intervenciones específica o terapéutica de enfermería vinculan las acciones con los adultos mayores cuando los escuchamos atentamente los orientamos abogamos por ello, los tocamos; el estar allí y cumplir con la competencia técnica por lo que significa incluir en las acciones todos los procedimientos o intervenciones que favorecen o asisten al adulto mayor (7).   

 

El cuidado del adulto mayor debe estar enmarcado dentro de la visión ecológica. En este proceso de consideraciones surgen las teorizantes de enfermería dentro enfoque ecológico. En contexto ecológico, Florence Nightingale (1984) consideró que la energía vital es fundamental en el paciente o adulto mayor, su teoría se centró en el medio ambiente, creía en un entorno saludable, y refiere colocar al ser humano en la mejor forma para que la naturaleza actué sobre él; además afirmó que existen factores externos que afectan la salud de las personas, desde la alimentación hasta las interacciones verbales o no verbales.  En este orden de ideas, Watson (1996) dentro de sus factores cuidativos, los cuales sirven como fundamentos filosóficos para la ciencia del cuidado, señala que la provisión de un entorno de apoyo, protección, correctivo mental, físico, socio cultural y espiritual, son herramientas de enfermería para equilibrar el entorno interno y externo en la salud. Otro de sus factores indica que la belleza, el confort, la dignidad y la paz sirven para abordar el envejecimiento e implican conocer los cambios que se producen, es por esto que podemos afirmar que si el cuidado del adulto mayor se desarrolla en un ambiente, en un contexto social y cultural favorable, mantendrá un estilo de vida saludable prolongando la vida del adulto mayor (8).

 

Asimismo Leininger (1974) describe a la enfermería transcultural y establece dentro de sus competencias el contexto de un entorno seguro y lo refiere al conjunto de hechos, situaciones y experiencias determinadas que otorgan significados a las expresiones, interpretaciones e interrelaciones sociales humanas, en especial en escenarios físicos, ecológicos, sociopolíticos y culturales. Su objetivo era el bienestar del paciente para mejorar el estado de salud de las personas o de los estilos de vida, en este caso se puede relacionar al adulto mayor (9).

 

Tomando en cuenta las afirmaciones antes mencionadas, para analizar el cuidado en el adulto mayor, debemos considerar el origen del cuidado. Cabe considerar todavía otro aspecto de orden etimológico. El término “cura”, contiene ambas dimensiones: el curar y el cuidar, lo que significa que ambos verbos no deben considerarse aisladamente sino mutuamente implicados, como también los es la tarea de cuidar. Aplicar la “cura” a alguien significa cuidarle, pero también curarle.

 

Este significado todavía está presente en algunas lenguas modernas, donde el término sanar se utiliza tanto para cuidar como para curar. De hecho, resulta un error teórico y prácticamente la acción de curar y la acción de cuidar, pues ambas se hallan mutuamente interrelacionadas. El cuidar es lo propio de la enfermería, como profesión autónoma, que es, en el conjunto de las ciencias de la salud.

 

La acción de cuidar trasciende el marco de las ciencias de la salud y es preciso considerarlo de un modo más global y relacionarlo, como recuerda su etimología, con el ejercicio de curar. Para curar a alguien, es necesario cuidarme y para evitar que sufra una enfermedad, es decir, para prevenir, también es necesario cuidarme. Y por otro lado, la acción de cuidar, inclusive practicada en los enfermos denominados incurables, tiene efectos curativos, aunque solo fueran detectables en el plano de la interioridad del enfermo. Para curar bien, es necesario cuidar. El cuidar, es anterior al curar. 

 

Antes de caracterizar los constructor del cuidar y los pilares de la ética del cuidar, es fundamental precisar el alcance de los conceptos.  La tarea de cuidar, está  íntimamente relacionada, con la tarea de curara (curing) y con la tarea de capacitar (coping), no puede reducirse a ninguna de estas dos, sino que debe definirse y singularizarse por sí misma. 

 

El termino curar se relaciona directamente con la práctica terapéutica y con sus telos intrínsecos, la tarea de curar consiste en investigar las causas de la enfermedad, del dolor, del sufrimiento, globalmente considerado, y tratar de reconstruir, posteriormente, en el orden primitivo del sujeto, erradicando los elementos caotizantes que hieren la estructura pluridimensional del ser humano.

 

Según H.G. Gadamer, la acción de curar tiene que ver directamente con el restablecimiento  del equilibrio natural del organismo en relación consigo mismo y en relación con la naturaleza.  El curar es posible, desde una perspectiva filosófica, porque el ser humano es una realidad dinámica y perfectiva y tiene la potencialidad de recuperar su forma habitual a pesar de la alteración que significa toda enfermedad.  Esta posibilidad de recuperación requiere la intervención humana, el conocimiento anatómico y fisiológico del sujeto y precisamente porque este acontecimiento es frágil y también lo es la capacidad humana de restablecimiento, no siempre es posible llevar a cabo dicha potencialidad (10).


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