SIDA. Tratamiento. Nueva aportacion
Autor: Dr. P. García Férriz | Publicado:  13/04/2012 | Enfermedades Infecciosas , Medicina Interna , Articulos | |
SIDA. Tratamiento. Nueva aportacion

SIDA. Tratamiento. Nueva aportación

García Férriz, P.

Índice
Resumen. Palabras clave
SIDA: tratamiento. Nueva aportación
Comentario

Resumen

Toda nueva idea, por muy simple que parezca, con la base científica suficiente, debe ser estudiada con los métodos y los avances tecnológicos de los que actualmente se disponen. Aquí ofrecemos un breve estudio sobre un hallazgo que puede ofrecernos mucho y que nada se pierde por exponerlo. Se trata de la práctica (y su resultado correspondiente) de una autohemoterapia y con la saliva del propio enfermo de SIDA.

Al parecer, el resultado ha sido muy alentador. Transcurridos veinte años de este tratamiento, junto al que le prescribió su propio médico, la enferma goza actualmente de una excelente salud y buen humor, y hace una vida plenamente normal junto a sus hijos y nietos. ¿Ha sido coincidencia y la enferma sólo se ha restablecido totalmente con el único tratamiento prescrito por su médico por el procedimiento tradicional?

Sea cual fuere el criterio definitivo, nos queda siempre la tranquilidad del deber cumplido y, sobre todo, con nuestra propia conciencia y con la investigación científica.

Palabras clave: Autohemoterapia, saliva y virus VIH (SIDA).

Sida: tratamiento. Nueva aportación

Hasta hoy, todos los trabajos científicos que hemos publicado están relacionados con el sistema nervioso. El trabajo de investigación clínica que aquí se expone no guarda ninguna relación, en ningún sentido, con nuestra corriente eléctrica.

El estudio sobre el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) siempre nos ha preocupado y no poco. Siempre hemos tenido por norma en todas nuestras investigaciones, conocer qué parte orgánica ofrece resistencia a padecer de una determinada patología. Pues bien: bajo este punto básico de todas nuestras investigaciones, en el SIDA hemos encontrado una parte orgánica que no es nunca contaminada por el virus VIH. Nos referimos a la SALIVA.

La saliva que se recoge en la boca es una mezcla de los jugos parciales segregados por las diferentes glándulas salivares. Son estas: la parótida, submaxilar, sublingual y todas las formaciones secretoras diseminadas por la mucosa bucal. La parótida está inervada por el nervio aurículo temporal (parasimpático) proveniente del glosofaríngeo, y asimismo por filetes simpáticos desprendidos del plexo que rodea la carótida externa. Las fibras parasimpáticas destinadas a la glándula submaxilar y sublingual proceden del tronco del facial, y de aquí pasan sucesivamente a la cuerda del tímpano, nervio lingual y los ganglios submaxilar y sublingual.
Intencionadamente hemos hecho esta breve descripción neuroanatómica para recordar la importancia que tiene nuestro sistema nervioso, aunque directamente no intervenga en la enfermedad referenciada. Pero si estos nervios (parasimpáticos) no actúan, la saliva dejaría de secretar. El virus VIH aparecería en la cavidad bucal con mayor profusión. Decimos esto porque “en la saliva no se encuentra nunca la presencia de dicho virus”.

El hombre produce diariamente unos 350 gramos de saliva, pero esta cifra puede elevarse a 1.500. Por lo tanto, sospechamos que este componente salivar podría contener unos elementos capaces de destruir al virus VIH. Dicho virus se muestra incapaz de invadir el terreno salivar. Llegado a este importante punto, vamos a exponer seguidamente el resultado de nuestra investigación.

Desde el punto de vista físico-químico, la saliva es un sistema coloidal polifásico heterogéneo. Y de este sistema depende la coloidina, que es una sustancia gelatinosa, uno de los productos de la degeneración coloide.

De aquí nos brota la siguiente pregunta: ¿Qué componentes físico-químicos posee el sistema coloidal que impiden que sea invadido por el virus VIH?

La saliva desempeña un importante factor para la eliminación de ciertos fármacos. También se eliminan por esta vía microorganismos diversos, algunos muy patógenos, como el virus de la rabia y el de la poliomielitis anterior. Si este proceso es así, ¿por qué no puede ser eliminado también el virus VIH? ¿Pueden influir la ptialina y la mucina, junto al sistema coloidal en la destrucción del virus VIH del sida?

Y para salir de dudas, como en toda investigación, hay que aportar pruebas, hay que demostrarlo de forma irrefutable y convincente. En este caso concreto, se precisan dos pruebas: una de clínica y otra de laboratorio. Pero nosotros sólo podemos aportar la prueba clínica, de la que, sinceramente, no estamos seguros. De cuanto anteriormente se ha expuesto, se deduce que la investigación de laboratorio afirmará o negará los experimentos correspondientes al campo clínico, que a continuación exponemos.

Prueba clínica

Hace veinte años exactamente, tratamos a una enferma afectada del virus VIH. La prueba que llevamos a efecto la practicamos con la autorización previa del doctor que atendía y trataba a esta enferma, con el que nos unía y nos une aún una estrecha amistad. El consentimiento de la enferma y sus hijos (mayores de edad) fue total.

La prueba que llevamos a efecto consistió en el siguiente procedimiento: Llevamos a la práctica una técnica que consistió esencialmente en hacerle una autohemoterapia junto a la propia saliva de la enferma.

Como si te tratase de efectuar una intervención quirúrgica, todos los medios a emplear estaban esterilizados. El material empleado consistió en lo siguiente: un pequeño embudo de laboratorio, tubo de ensayo, jeringas de 5, 10 y 20 cc y los guantes.

Técnica empleada: Inicialmente extraemos 20 cc de sangre que son depositados en un tubo de ensayo esterilizado. A esta cantidad de sangre se le añade 1 cc de heparina como anticoagulante. Este tubo se deposita en el frigorífico (no en el congelador) durante 48 horas. Transcurrido este tiempo, se extrae 1 cc del tubo de ensayo que se vierte en otro tubo en el que previamente se ha depositado saliva del propio enfermo. Antes de aportar la saliva, la boca de éste tiene que estar bien limpia, exenta totalmente de restos alimentarios.

Si el enfermo presenta dificultad para escupir, se le recomienda que se enjuague la boca con agua mezclada con una pequeña cantidad de vinagre de vino, para provocar una momentánea sialorrea.

Los dientes deben estar lo más limpios posible, recomendándose para ellos la práctica de un cepillado con bicarbonato sódico.

Para facilitar que la saliva se deposite correctamente en el tubo de ensayo, se emplea un pequeño embudo esterilizado, adaptado previamente al tubo de ensayo sobre el cual se deposita la saliva.
A partir de los 8 cc se requiere el doble de insalivación, es decir, en dos salivaciones. Pero sigamos.

A las 24 horas del primer inyectable, se extrae 2 cc de sangre del tubo de la nevera para ser inyectado por vía intramuscular. Si no se ha producido reacción local alguna, se procede a la siguiente inyección de 4 cc. Si hay una marcada induración en el glúteo se espera al día siguiente. Esta induración desaparece aplicando una bolsa de agua caliente.


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