Los paradigmas han originado a lo largo de la historia y la filosofía de las ciencias cambios importantes en la construcción del conocimiento.
De acuerdo a Marriner (2.002) la filosofía se conoce de manera documentada desde hace tres mil (3.000) años, por su parte la ciencia es relativamente reciente y resulta del propósito humano de explicar ciertos fenómenos. El científico comienza con formularse ciertas preguntas sobre estos fenómenos, la perspectiva filosófica elegida para responder a esas preguntas influirán en el camino que elegirá los científicos para desarrollar sus actividades profesionales, la interpretación de los resultados y las demás funciones que guardan relación con la ciencia y el conocimiento.
La imperiosa necesidad de generar cambios en el mundo ha ocasionado que todo el entorno organizacional se una a esos cambios, haciéndose cada vez más complejo, aunado a esto los sujetos en las organizaciones ha pasado de ser sujetos disciplinarios bajo la ética de la obediencias a sujetos cognoscentes, con mayores niveles de exigencias, evidenciándose mayor necesidad de aprendizaje y de creatividad, además de una gran utilización de la tecnología.
La gerencia necesita de un capital intelectual con conocimiento e identificado con los intereses de la organización así como un alto compromiso con los procesos productivos, sentido de pertenencia, aumento de la productividad, visión compartida, motivación y satisfacción laboral, esto solo se logra cuando se aprende a reaccionar rápidamente en entornos poco seguros. En tal sentido, el pensamiento estratégico organiza dialécticamente el análisis de situaciones en relación a particulares correlaciones de fuerza entre los distintos actores, los cuales poseen la capacidad de acumular fuerza y recursos, desarrollar intereses y necesidades con el fin de liderar el cambio situacional e imponer su capacidad de influenciar en la modificación del escenario (contexto o macro entorno social).