La tuberculosis es una enfermedad infecto-contagiosa a causa de la cual han fallecido millones de personas a lo largo de los siglos, puede afectar casi todos los órganos o estructuras del cuerpo, y originar signos y síntomas específicos de la afección. La forma pulmonar es la más frecuente, pero la tuberculosis extrapulmonar se presenta en el curso de la práctica clínica (1); las localizaciones más observadas son: los ganglios linfáticos, la pleura, el aparato genitourinario, los huesos, las articulaciones y el peritoneo, pero como forma rara o menos frecuente se halla la tuberculosis laríngea (2); esta se ha diagnosticado en pacientes que padecen ronquera y dolor de garganta (3), los cuales por lo general, visitan al Otorrinolaringólogo porque sospechan la presencia de un tumor laríngeo (4); también se asocia con síntomas respiratorios, como tos y expectoración, y otros, como astenia. Es muy frecuente la existencia de una tuberculosis pulmonar avanzada asociada a la tuberculosis laríngea (5), y esta última es considerada altamente infecciosa.