Al inicio de la enfermedad, llega a ser difícil su diagnóstico, puesto que la clínica se presenta como una infección de partes blandas y no se evidencia ninguna modificación imagenológica específica para la osteomielitis; sin embargo, el estadio crónico de la enfermedad, llega a ser muy detectado tanto por clínica, laboratorios y estudios imagenológicos; llevando al paciente hacia un futuro desalentador, con múltiples recurrencias, hospitalizaciones, intervenciones quirúrgicas, complicaciones y resoluciones radicales discapacitantes que generan un deterioro progresivo de la salud, con afectación emocional, familiar y laboral, conllevando a un deterioro de la calidad de vida del paciente.