TIPOS DE PATOLOGÍA
6.-
CARDIOPATIA ISQUEMICA.
Como
consecuencia de la reducción continuada de la mortalidad por CI en
edades más precoces, la prevalencia de ésta se ha visto
incrementada de forma significativa en la población anciana,
considerándose a la CI en el conjunto de todas sus posibles
manifestaciones (muerte súbita, angor, IAM, insuficiencia cardiaca
o arritmias) como la primera causa de morbi-mortalidad en el anciano
sobretodo por encima de los 75 años.
De tal forma esto es así, que analizando las tendencias que
las tasas de mortalidad por CI han tomado en los últimos diez años,
vemos que para ambos sexos y en pacientes con edades superiores a
los 75 años, éstas han presentado un incremento exponencial
elevado y progresivo, mientras que en los grupos etarios inferiores
han presentado un cierto descenso.
El
pronóstico de un paciente anciano con CI, al igual que en otras
edades, va a estar determinado por la extensión y severidad de la
obstrucción coronaria, por el grado de afectación de la función
ventricular izquierda (sistólica y/o diastólica), así como por la
severidad de las arritmias ventriculares. Sin embargo en los
ancianos, las manifestaciones clínicas van a presentar algunas
circunstancias específicas derivadas de: dificultad a la hora de
recoger una buena historia (escasa colaboración, fragilidad de
memoria, etc...), grado de actividad limitado que distorsiona la
valoración del angor, coexistencia de pluripatología (con alta
posibilidad de imbricaciones de procesos distintos), etc... Lo cual
condiciona que en estos pacientes, el dolor sea de difícil
reconocimiento tanto en su localización, expresión, como en sus
factores desencadenantes, mientras que el síntoma que con mayor
frecuencia al menos de forma inicial refieren, es la disnea.
Dentro de las posibles presentaciones en las que se puede
manifestar la CI, vamos a analizar de forma específica por su
importancia, la Angina de pecho y el Infarto de Miocardio17,39,40.
6.1.)
ANGINA DE PECHO.
"
Dolor, opresión o malestar, generalmente torácico, atribuible a
isquemia miocárdica transitoria."39
Bajo esta definición, que en definitiva es la base para su correcto
diagnóstico y manejo, se engloba el concepto de angina de pecho a
cualquier edad en la que esta se pueda presentar. La clasificación
de la Angina de pecho que actualmente es de uso común en España,
ha sido publicada por la Sociedad Española de Cardiología (Sección
de CI y Unidades Coronarias)40.
Debido
a las modificaciones anatómo-fisiológicas que se producen en el
corazón del anciano, tanto las pruebas diagnósticas como las de
valoración funcional y pronóstico, tienen algunas características
que se deberán tener en cuenta a la hora de interpretarlas e
incluso de indicarlas41,42,43,44:
1º)
En las Ergometrías hay que tener presente, que debido a la
disminución de la capacidad física y a la menor frecuencia
cardiaca máxima (FCMx) que se alcanza con los ejercicios, no se
suele alcanzar el 85% de la FCMx. Tampoco es raro encontrar en el
ECG basal alteraciones en el ST, bloqueos A-V y/o de ramas, cuya
presencia no indica patología de antemano pero si pueden dificultar
la interpretación correcta de una prueba de esfuerzo.
2º)
La utilización conjunta de técnicas con radioisótopos (Tl-201
solo o con dipiridamol, Tc-MIBI solo o asociado a la tomografía por
emisión de fotón único (SPET), y/o tomografía de emisión de
positrones (PET) con rubidio o amoniaco), nos va a permitir
estratificar al paciente anciano tanto en los diagnósticos donde la
ergometría simple nos ocasiona equívocos, como en la información
sobre la viabilidad miocárdica y/o miocardio en riesgo, cuya
sensibilidad y especificidad son comparables entre poblaciones de más
de 70 años o inferiores a esta edad.
3º)
En la Ecocardiografía de estrés ya sea de esfuerzo o farmacológica,
salvo los inconvenientes derivados de la ausencia de una adecuada
ventana acústica, frecuente en la población geriátrica por las
patologías pulmonares asociadas, existe una alta rentabilidad diagnóstica
al utilizar dobutamina sola o con atropina mayor que si el fármaco
es un vasodilatador tipo dipiridamol, adenosina o ATP. Existiendo en
la actualidad, series publicadas con bajo índice de efectos
adversos al mismo tiempo que presentan una sensibilidad y
especificidad del 80% y 88% respectivamente.
4º)
Para indicar una coronariografía, deberemos plantearnos el dilema
del riesgo potencial de morbi-mortalidad que la técnica conlleva en
pacientes de más de 75 años, frente al beneficio que tras la
realización de la misma nos permita indicar correctamente una
Angioplastia Coronaria Transluminal Percutánea (ACTP) y/o By-Pass
aorto-coronario45.
5º)
Respecto de los objetivos a seguir en el orden terapéutico con
estos pacientes, deberemos al igual que en cualquier edad, corregir
o suprimir los factores de riesgo y circunstancias que desencadenen
angina, así como paliar, controlar y prevenir las crisis anginosas.
Acudiendo, posteriormente de forma escalonada a terapias de mayor
agresividad como la ACTP y/o Cirugía de Revascularización.
En este sentido, si bien existen series que han descrito
efectividades comparables entre las ACTP llevadas a cabo en
pacientes jóvenes y ancianos con anatomía adecuada, las
complicaciones serias como los IAM y la muerte súbita son más
frecuentes en estos últimos, donde la edad sigue siendo un factor
predictivo e independiente para la mortalidad sobre todo más allá
de los 80 años. No obstante la ACTP en los pacientes ancianos, y
dada la alta
morbi-mortalidad que conlleva la Cirugía de Revascularización, es
una alternativa más que razonable en situaciones con sintomatología
de difícil control y lesiones coronarias adecuadas, permitiéndoles
reducir tanto el nivel de medicación como la aparición de eventos
isquémicos inestables46,47,48,49,50. En consecuencia, la
ACTP en pacientes seniles seleccionados (sintomáticos con lesiones
coronarias anatómicamente adecuadas) ha demostrado ser una técnica
con un elevado índice de efectividad, baja morbilidad y
aceptablemente buen pronóstico a medio y largo plazo en comparación
con la cirugía de revascularización.
6.2.)
INFARTO DE MIOCARDIO (IM).
El
debut de un IM en pacientes ancianos presenta una serie de características
diferenciales en sus aspectos clínicos, que deberán tenerse en
consideración a la hora de un correcto enfoque terapéutico dado el
alto índice de morbi-mortalidad que representan (aproximadamente
entre el 80% y el 90% de todas las muertes por IM tienen lugar en
pacientes con edades superiores a los 65 años). Además, en España
aproximadamente el 50% de los pacientes que ingresan en una Unidad
Coronaria con IAM pertenecen al grupo etario de edades superiores a
los 65 años. Las particularidades que estos pacientes presentan están
condicionadas por el progresivo envejecimiento de todo el sistema
cardiovascular, que provoca una mayor vulnerabilidad y
susceptibilidad a las complicaciones tanto mecánicas como
funcionales: 53,54,55,56
1º)
El IM indoloro o silente, se suele presentar con mayor frecuencia
que en los pacientes jóvenes, siendo solo de un 25% aproximadamente
la frecuencia con que se suele manifestar como dolor torácico típico
en pacientes ancianos.
2º)
Presencia frecuente de manifestaciones neurológicas tales como síncope,
mareos, confusión debilidad o accidente cerebrovascular, cuya
aparición de forma aguda en pacientes seniles nos debe plantear un
IM como diagnóstico diferencial.
3º)
La frecuencia alta de IM sin onda Q, junto a la preponderancia de
trastornos de la conducción intraventricular y/o signos de HVI en
el ECG, hacen que durante la fase aguda el diagnóstico sea
altamente dependiente de las determinaciones enzimáticas.
4º)
Por encima de los 70 años la frecuencia de presentación del IM se
iguala entre hombres y mujeres, siendo peor el pronóstico en estas.
5º)
Presentan una mayor frecuencia de complicaciones mecánicas como
insuficiencia cardiaca, shock cardiogénico, rotura cardiaca (CIV, músculo
papilar o pared libre) y arritmias severas.
6º)
Como consecuencia de la presentación atípica que presentan estos
pacientes y a que el transcurso del tiempo define la inclusión en los
protocolos de trombolisis, los IM que debutan por encima de los 75 años
pueden tener un incremento potencial de mortalidad al verse excluidos
de dicho tratamiento. Si bien es cierto que la morbi-mortalidad
asociada al tratamiento fibrinolítico es mayor en el anciano, el
beneficio global que obtenemos es superior al de pacientes jóvenes.
7º)
La indicación de ACTP y/o Cirugía de Revascularización, no debe
estar limitada por la edad, si no más bien ser una indicación
meditada e individualizada en base a los beneficios a obtener frente a
las posibles complicaciones, contemplando aspectos clínicos (estado
biológico del paciente, nivel de conciencia, severidad de los síntomas
y de las enfermedades concomitantes), éticos (expectativas de futuro
en la calidad de vida) y económicos.
En este sentido es necesario comentar por un lado, que la
mortalidad perioperatoria en los pacientes ancianos suele ser del 5,2%
en edades entre los 65 y 75 años (incrementándose hasta un 10% en
los pacientes octogenarios) frente al 1,9% de los pacientes más jóvenes
de 65 años, que existe un tasa de morbilidad cercana al 50% (arritmias,
angina inestable, ACV, reinfarto, sepsis, etc...), y por otra parte
que la mejoría sintomática y el incremento de supervivencia son
efectivamente reales.
8º)
La inclusión en los programas de Rehabilitación Coronaria de los
coronarios ancianos, es beneficioso desde el punto de vista en que
mejoran su autoconfianza, desarrollan mayor sensación de bienestar y
disminuyen la ansiedad y la depresión, contribuyendo en definitiva a
una mejora en la calidad de vida.
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