Autismo. Diagnostico precoz
Autor: Dr. Damián Andrés Clemente | Publicado:  15/04/2009 | Psicologia , Psiquiatria , Pediatria y Neonatologia , Neurologia | |
Autismo. Diagnostico precoz.4


Cognición:

 

Existen anormalidades en el desarrollo cognitivo. El perfil de desarrollo cognitivo es patognomónicamente irregular, sin importar su nivel general de inteligencia.

 

Las habilidades de los niños autistas varían desde una deficiencia mental profunda hasta capacidades superiores, pero incluso una habilidad total superior está asociada con áreas de menor competencia. Esta irregularidad disminuye enormemente el valor informativo de los puntajes resumidos del CI (cociente intelectual). La mayoría de los niños autistas, alrededor del 70% tienen deficiencia mental con CI de escala completa menor que 70, y no serán adultos independientes. (1)

 

Los CI de estos niños tienden a reflejar problemas en la secuencia verbal y las destrezas de abstracción, más que en las destrezas visoespaciales o en la memoria repetitiva, lo cual indica la importancia de las funciones relacionadas con el lenguaje. (4)

 


Memoria:

 

Muchos niños autistas tienen una memoria verbal y o visoespacial superior independientemente de la capacidad de comprender lo que memoriza. (1)

 


Atención:

 

Sufren significativos trastornos de atención. Pueden ser extremadamente perturbables y manipulan un objeto tras otro sin jugar con ellos. Pero algunos de ellos pueden, durante un lapso extremadamente prolongado, mantener la atención en sus actividades favoritas: jugar con una computadora, estudiar horarios o calendarios o ver un programa de televisión una y otra vez. Con frecuencia son prominentes la perseverancia y la capacidad de no aburrirse. Las marcas centrales de estos niños son la rigidez, la insistencia en la repetición y una marcada dificultad para cambiar de actividad; se desconoce si éstas son manifestaciones de ansiedad o de atención sobrefocalizada. (1)

Así mismo son muy comunes los problemas del sueño pudiendo ser acompañados con enuresis. (4)

 


Sistema motor:

 

Los déficits motores severos son poco frecuentes. (1)

Muchos niños autistas tiene una lateralidad mal definida. Es decir, siguen siendo ambidiestros a una edad en la que en la mayoría de los niños ya se ha establecido el dominio cerebral. (4)


Los manuales diagnósticos  DSM-IV y el CIE-10) describen en la parte motora: manierismos motores repetitivos y estereotipados como ser el aleteo o retorcimiento de manos o dedos, movimientos complejos de todo el cuerpo, aplaudir, balanceo y anormalidades posturales como caminar en puntas de pie entre otros.


Con la posible excepción de la estereotipia y quizás de hipotonía, los déficits motores no son síntomas centrales de autismo. (1)


Otra característica de estos niños es su alto umbral y, por lo tanto, una sensibilidad más baja para la detección del movimiento coherente por un posible trastorno de la vía magnocelular. (12)

 


Tratamiento:

 

Los objetivos del tratamiento son reducir los síntomas de conducta y ayudar al desarrollo de funciones retrasadas, rudimentarias o inexistentes, como pueden ser las funciones del lenguaje o de cuidado personal. Además, los padres, casi siempre abatidos, suelen necesitar apoyo y ayuda psicológica. En la actualidad los métodos preferidos son los métodos educativos y de conducta.

 

El aprendizaje en clases estructuradas, combinadas con otros métodos conductistas, es el método más efectivo para muchos niños autistas. La formación cuidadosa de los padres sobre los conceptos y destrezas de modificación de conductas, y la resolución de sus dudas, puede producir un avance considerable en las áreas de conducta lingüística, social y cognitiva. El niño autista requiere el mayor grado de estructuración posible, y un programa diario de tantas horas como sea posible. (4)

 

La terapia intensiva del habla y del lenguaje a cargo de un profesional calificado y experimentado debe ser el pilar del tratamiento para niños con cualquier tipo de trastorno de la comunicación. Varias estrategias terapéuticas parecen ser efectivas. La práctica de señalar de los niños no verbales ha demostrado ser un puente efectivo hacia el lenguaje verbal, y no hay datos que indiquen que retarde o impida esa transición; en definitiva, la terapéutica se basa en tomar la fuerza de los chicos, sus puntos fuertes para mejorar los déficits. (13)

 

Aunque no se conoce ninguna sustancia específica para el tratamiento del trastorno autista, la psicofarmacoterapia proporciona una considerable ayuda a los programas de tratamiento global.

 


Conclusiones

 

El presente trabajo monográfico tuvo como objetivo brindar al médico pediatra una visión global del síndrome autista. Este trastorno, a nuestro entender, es de difícil diagnóstico ya que es meramente clínico, presentando diferentes grados de afectación que van desde el niño severamente comprometido a aquellos que solo presentan algunos rasgos. Ante éstos es que se nos presenta un desafío diagnóstico.

 

Sumado a esto, y a pesar de tener múltiples etiologías (algunas poco aclaradas hasta el momento), no existe ningún estudio complementario que pueda colaborar con el diagnóstico. El pediatra clínico debe estar atento a la adquisición de ciertas pautas del desarrollo, como son el contacto visual, la sonrisa social, los gestos anticipatorios, el balbuceo utilizado como forma de comunicación y el apego a los integrantes de su entorno. La ausencia o la alteración en alguna de ellas debería alertar al médico y despertar en él la sospecha de estar en presencia de un niño autista.

 

Ya en el niño de edad preescolar debe indagar y observar las características de su juego, el lenguaje y la relación con sus pares.

 

La importancia del diagnóstico precoz radica en:

 

  • la intervención temprana del equipo terapéutico (que incluye a los padres), trabajando en un contexto social con el objetivo de proporcionar un medio ambiente adaptativo para estos niños que no pueden “sentir” el mundo como las personas que se desarrollan normalmente.
  • ayudar a los padres a comprender la naturaleza del problema de sus hijos.
  • ofrecer a los padres herramientas para enfrentar dificultades que puedan surgir en el hogar.

 

 

Bibliografía

 

  1. Fejerman, Arroyo y col. Autismo infantil y otros trastornos del desarrollo. 1ª ed. Ed Paidos. 1994.
  2. Fambone E, Heavy L y col. Validation of the diagnosis of autism in general practitioner records. BMC Public Health.Mar 2004; 4:5.
  3. Meneghello JR, Fanta E y col. Pediatría. 5ª ed. Ed Medica Panamericana.1997;401:2329-2337.
  4. Kaplan H, Sadock B, Grebb J. Editorial Medica Panamericana 7 ed. Sinopsis de psiquiatría: ciencias de la conducta, psiquiatría clínica 1996; cap 38: 1072-1083
  5. Rapin I. Autism: current concepts. New England Journal of Medicine.Jul 1997;337(2):97-106.
  6. Rapin I, Katzman R. Neurobiology of autism. Annals of Neurology. Jan 1998;43(1):7-14.
  7. Muhle R y col. The genetic of autism. Pediatrics in review. May 2004;113(5):472-486.
  8. Deuel R. Autism: a cognitive developmental riddle. Review. Pediatrics Neurology.2002;26:349-357.
  9. Martisson T y col. Maternal origin of inv dup (15) chromosome in infantile autism. European chlid and adolescent psyquiatry. Dec 1996;5(4):185-192.
  10. Chugani DC y col. Developmental changes im brain serotonin synthesis capacity in autistic and non autistic children. Annals Neurology. 1999;45
  11. Ernst M y col. Low medial prefontal activity in autistic children. Lancet. Aug 1997;350:638.
  12. Valdizan y col. Reconocimiento de caras en el autismo. Revista de Neurología. 2003;36:1186-1189.
  13. Mark D, Simms, MD, MPH y Robert L. Niños en edad preescolar con patrones de desarrollo atípico. Pediatrics in review. 2000; 21(5): 147-158.


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