Filosofia del Cuidado y la Sexualidad en lo Femenino-Masculino
Autor: MSc. Alicia Lozada de Vásquez | Publicado:  25/09/2009 | Otras Especialidades , Enfermeria , Sexualidad – Sexología | |
Filosofia del Cuidado y la Sexualidad en lo Femenino-Masculino.3


Al mismo tiempo, la violencia intrafamiliar y sexual resuena cada vez más en las conciencias por sus implicaciones sociales, jurídicas, culturales y psicológicas, de tal manera que la sociedad empieza a intervenir más abiertamente con enfoques que van desde lo solidario, pasan por lo mitológico y llegan a lo legal.

 

En este mismo contexto, la problemática relacionada con el trabajo sexual o sexo servicio, la heterosexualidad, el SIDA, la homosexualidad y el acoso sexual, es tema de discusión en los medios de información y comunicación, en las aulas académicas y en los planes de gobierno, en las aceras y en los lugares de reunión cotidianos, sin embargo es frecuente encontrar la parcialización y el prejuicio como basamento argumental, ante la sexualidad y sus manifestaciones.

Lo que hasta el momento ha sido manejado como “Educación Sexual”, se fundamenta en premisas que han quedado desfasadas ante la evolución del pensamiento científico y disciplinario, así como por los vertiginosos cambios que la sociedad actual vive. Así, las concepciones que circunscriben la sexualidad al plano meramente biológico, las que niegan las dimensiones psicológicas y socioculturales de la sexualidad, las que niegan o reducen al ámbito de lo oculto, escondido o vergonzante las múltiples manifestaciones de esta área de la naturaleza humana, generan muchas y diversas formas de entender a la sexualidad, las más de las veces, con distorsiones que conllevan actitudes condicionantes de problemáticas que afectan al bienestar.

 

Entre la filosofía del Cuidado y la Reflexión sobre Sexualidad en lo femenino-masculino.

 

Potencialidades del Ser Humano: Sexualidad Aprendida

 

Con el conocimiento de las potencialidades del ser humano, con una sexualidad que se va aprendiendo desde la infancia hasta el final de la vida, sabemos que la existencia de factores ideológicos que operan detrás de la concepción común de la sexualidad y también de la influencia de otro tipo de condicionantes socioculturales y hasta económicas que oscurecen la naturalidad de la funciones de nuestro cuerpo y que generan angustia, culpa y negación en la población infantil, adolescente y adulta; muchos problemas originados por estas situaciones pueden ser evitados con la prevención a través de la educación.

 

Por todo lo anterior, es evidente la necesidad de dar apertura a un debate científico que posibilite el abordaje de una manera sistemática y responsable de las sexualidades humanas, un espacio para la formación y capacitación de profesionales que incidan en la promoción de la educación para las sexualidades humanas, con solidez teórica, rigor metodológico y una amplitud de recursos técnicos, en todos los ámbitos de la sociedad: la casa, la escuela, la clínica, los centros de trabajo, etc.

 

No obstante, en lo atinente al cuidado de la Salud Sexual y Reproductiva se presentan nuevos elementos que deben ser considerados para adecuar las praxis a las necesidades propias del hombre y la mujer en este significativo y trascendente aspecto de su vida. La complejidad de la relación masculino-femenina reside en la dialógica de sus complementariedades y sus antagonismos, en la unidad de su dualidad y la dualidad de su unidad, cuando se dice que “Cada humano, hombre y mujer, lleva en si la presencia más o menos sofocada, más o menos fuerte, del otro sexo. Cada cual es en cierta manera hermafrodita. Lleva esta dualidad en su unidad” Morin (9) (2003).

 

La salud sexual y reproductiva en la paradoja de lo femenino –masculino, emprendió su nacimiento y muerte en la edad media cuando el cristianismo se vio enfrentado a un peligro. Osho (3), dice en aquel tiempo había miles de mujeres que eran mucho más sabias que los obispos, los cardenales y el papa. Conocían el arte de transformar la vida de las personas, ya que su filosofía se basaba en el amor y la transformación de la energía sexual y una mujer puede hacer esto mucho más fácilmente que un hombre. Para el cristianismo, era un competidor ya que no tenía nada que ofrecer que pudiese compararse a eso, pero el cristianismo estaba en el poder.

 

El hombre y la mujer son mundos diferentes, estas diferencias son valiosas, no es necesario que generen ningún conflicto. Pero al hablar de sexualidad Osho, en el libro el poder de lo femenino, explica dos hechos que dice paradójicamente que la naturaleza doto a la mujer de la capacidad para tener múltiples orgasmos, mientras que el hombre tiene la capacidad para tener sólo un orgasmo, esto ha creado un tremendo problema; otro hecho, el sexo del hombre es local, genital. Esto no es así en la mujer. Su sexualidad, su sensualidad se extiende por todo su cuerpo. Por tanto, en lo que respecta a la reproducción biológica, el orgasmo no es necesario. Pero en lo que respecta al crecimiento espiritual, el orgasmo es necesario.

 

Tan solo en este siglo los psicólogos se dieron cuenta de los problemas a los que enfrenta la mujer, las escuelas psicológicas han llegando a la conclusión, que se está privando a la mujer del crecimiento espiritual, de un derecho natural y no es una coincidencia que la generación joven haya iniciado la búsqueda de la verdad, del éxtasis, porque el orgasmo es momentáneo, pero te permite vislumbrar el más allá.

Dos cosas suceden en el orgasmo: una la mente se detiene, durante un momento se vuelve no mente; y lo segundo es que el tiempo se detiene. Ese momento único del gozo orgásmico es tan intenso y tan pleno que es igual a la eternidad. Hay que solucionar este problema; pero el matrimonio, la religión, las viejas ideas son las barreras que impiden que la humanidad esté gozosa, los hombre y mujeres no deberían estar ligados por un contrato como el matrimonio. Deberían estar unidos por el amor, pero conservar su libertad. No se deben nada el uno al otro. Se dice que desde la aparición de la píldora ya no hay miedo de tener niños.

 

Una historia que deja ver las potencialidades del ser humano en sexualidad aprendida, es la acaecida por la mujer que alentó al químico Gregory Pincus a perfeccionar la píldora anticonceptiva Margaret Sanger en la década de 1950, como resultado de las investigaciones médicas y del estímulo dado por Margaret Sanger (10) (2008) organizadora del movimiento de paternidad planificada en Estados Unidos. Nacida en el año 1833, había tenido diez hermanos y había presenciado las dificultades por las que atravesó su madre irlandesa, con unos embarazos casi continuos y en medio de una pobreza crónica, para terminar muriendo prematuramente. Como enfermera de un centro de maternidad en Manhattan al comenzar este siglo, se sintió igualmente impresionada por el elevado índice de embarazos no deseados y abortos inducidos. Ella creía que menos hijos y más espaciados podían permitir a muchas familias conseguir un mejor nivel de vida, pero cuando intentó averiguar algo más acerca de la planificación familiar, descubrió que no existía ninguna información válida al respecto.

 

En el año 1916, inauguró la primera clínica de control de natalidad en todo el mundo, en Brooklyn. Allí se ofrecía a las mujeres consejo práctico y estudiado para evitar el embarazo y planear el número de hijos. A principios de los años cincuenta, Sanger visitó el laboratorio del doctor Gregory Pincus, en Massachussets, y le convenció de que era necesario un contraceptivo oral sencillo, invención que ella patrocinó hasta su muerte en el año 1966. Para entonces, la píldora llevaba ya seis años en el mercado y cuatro millones de mujeres norteamericanas consumían anualmente 2.600 toneladas de píldoras anticonceptivas (10).


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