Cuidado humano o cuidado transpersonal. Reflexionando más alla de la teoria y la practica
Autor: Msc. Rosa del Valle Rondón de Gómez | Publicado:  27/03/2010 | Enfermeria | |
Cuidado humano o cuidado transpersonal. Reflexionando más alla de la teoria y la practica .2

5. Un medio ambiente de cuidado es el que ofrece el desarrollo del potencial mientras permite a la persona seleccionar la mejor acción para sí misma, en un momento dado.

6. El cuidado es saludgénico. La práctica del cuidado integra el saber biofísico, con el de la conducta humana para generar o promover salud y proveer servicios a los enfermos. 7. La práctica del cuidado es central para la enfermería.

Estos supuestos han sido utilizados en nuestra experiencia desde 1998, en el curso dictado por la profesora Dra. Eloita Neves Arruda de Brasil y desde entonces en nuestros cursos hacemos consciente la demostración y práctica afectiva, de forma interpersonal y dinamizada por el abrazo denominado por nosotras como hipopotamización (4). Hacemos conscientes el corazón de la teoría, los diez factores caritativos o cuidativos, los cuales explicamos y vivenciamos en todos los encuentros de cuidado. Estamos totalmente convencidos del crecimiento integral que nos arropa en el momento que entramos en contacto con todo el proceso teórico practico del cuidado transpersonal. El medio ambiente pasó a ser un eje transversal en nuestros momentos y ocasiones de cuidado, y como respuesta obtenemos o vivenciamos lo saludógenos que es el cuidado para las enfermeras y por ende, en la salud de nuestros ambientes de cuidado. Demás está decir, que el cuidado ha sido revalorizado como el centro y la esencia de la disciplina de enfermería.

La visión mundial y cosmológica de la teoría. Humanitario y Metafísico

Según Watson (3) el contexto de la teoría es humanitario y metafísico, y llama por un retorno a la reverencia y un sentido de sacralidad con observación hacia la vida y las experiencias humanas, especialmente, aquellas relativas al cuidado y al trabajo con otros durante sus momentos más vulnerables por el viaje de la vida.

Esta reflexión sobre el retorno a la reverencia y al sentido de sacralidad, de manera consciente ha generado satisfacción por el significado que le otorgamos al cuidado cuando antes lo veíamos como algo rutinario o una obligación a realizar. Ahora realizar una historia de enfermería o realizar un control de signos vitales tiene el agregado sagrado de permitir abordar o llegar a las personas hospitalizadas y entablar con ellas ese contacto que enriquece el alma al poder conocer y ayudar a otros a sobrellevar su situación.

En este orden de ideas, resaltamos que la fenomenología describe como el hombre conoce y comprende sus experiencias. Las experiencias vividas con otros seres humanos en los eventos cumbres de su vida, tales como la creación, el nacimiento, los triunfos, pérdidas, soledad, separación, muerte y otros, inclusive, en el momento de la muerte podemos comprender lo sagrado y particular de ese momento y permitir que todos los familiares y personas de gran afecto a la persona, entren en contacto con ella de manera enriquecedora y afectiva.

Al respecto Watson (2) señala que el mundo interior puede trascender el tiempo mediante la introspección, la imaginación creativa, meditación, visualización, autoproyección, sueños, fantasías y otros procesos inconscientes y posiblemente supra conscientes, quizás no explorados de todo.

Así también, estamos trabajando en los cursos entre enfermeras, el mundo interior intensamente, estamos convencidos que los cambios vienen del locus de control interno, por ello dedicamos un momento al apoderamiento (empowerment) (5) y otro momento, a la proactividad (6) , dos temáticas que nos ayudan a comprender la autoconciencia y a actuar conscientemente en muestro desarrollo. Este conocer y convivir nos ha proporcionado la visión de que estando consciente de lo que hacemos y de lo que vivimos, somos felices. Esta felicidad interior viene dada por sentirnos cuidadas, apoyadas, reconocidas, informadas y saber gestionar los recursos necesarios para nuestros proyectos de vida personal y/o colectiva. También, revalorizamos la creatividad como eje y acción, a la cual le dedicamos la mayor sacralidad por lo fundamental que es en la vida y en el cuidado de la misma.

Los valores del paradigma del cuidado.

El poder de los humanos para crecer y para cambiar está en que el proceso siempre se esta haciendo; la autenticidad y conciencia de la enfermera y el otro afecta el proceso del crecimiento, del cambio y el llegar a ser. Los valores de la autonomía y la libertad de selección en honor al hacerse del otro, buscan preservar la personalidad, la dignidad humana y la humanidad a niveles individuales y globales. Las enfermeras deben mantener una alta observación y reverencia por el despliegue, de lo subjetivo y el mundo de vida – interior del yo y de los otros (3).

La autenticidad y la conciencia de la enfermera nos han permitido, en la vida diaria, comprender que la expresión de sentimientos del otro le otorga a él, la capacidad de autodefinirse y a auto comprenderse para sí mismo y no para el otro.

El énfasis está en ayudar a los otros, mediante modalidades del cuidar, para ganar más auto reconocimiento, auto control y aun un potencial de auto sanación, sin importancia de la condición de salud enfermedad. La relación entre la enfermera y los otros está centrada en ambas partes visualizadas como coparticipantes en el proceso. El cuidado humano es la idea moral de la enfermería.

El último propósito puede ser establecido como protección, enaltecimiento y preservación de la humanidad y dignidad del ser humano. El cuidado es el recinto o conciencia que guía nuestro trabajo y nuestra razón de ser. El paradigma del cuidado está basado en la transformación del yo. Después de esta transformación del yo estamos más conscientes del cuidado y percibimos con mayor sensibilidad cualquier descuido para tratar de minimizarlo.

Más allá del mero pensamiento, uno ve posibilidades para la acción, con base en la conciencia, intencionalidad, autenticidad y presencia de uno, todo dentro de un campo humano ambiental. El modelo invoca un sentido de reverencia por lo sagrado, lo espiritual, lo desconocido, la conectabilidad de todo; despierta las visiones expandidas de lo que significa ser humano, ser sanado, ser un todo; considera a la persona un espíritu, inherente y trascendente.

La experiencia de estar presente (7) se torna significante cuando conscientemente hacemos presencia para acompañar a un ser querido, a un amigo. Podemos estar allí, en silencio, tocándolo y totalmente convencida de que la mejor acción o intervención es la presencia, con total entrega, sin límite de tiempo y a entera disponibilidad. Vivirlo estando consciente es un momento totalmente transpersonal.

En todos estos momentos predominan los valores del cuidado: el respeto por la existencia humana: la unidad mente cuerpo, el espíritu y la naturaleza, la autenticidad, la conciencia, la intencionalidad, la experiencia espiritual, la autonomía, la libertad, la selección, el mundo subjetivo, el mundo interior, la relación recíproca, el momento de cuidado y el autocontrol. La intencionalidad (8), conscientemente, es un tesoro que el cuidado humano nos deja, porque quizás teníamos buenas intenciones pero no conscientemente, que es lo que hace las acciones y su accionar más gratificante. Este aprendizaje interior también ha sido una experiencia espiritual única.

Las presunciones del paradigma del cuidado

Dentro de estas presunciones Watson (3) señala que el cuidado y el amor son las fuerzas universales más tremendas y las más misteriosas de las fuerzas cósmicas; ellas abarcan las energías físicas primordiales y universales.

Volver al cuidado y al amor es planteado por Watson (3) de manera conjugada con lo humano y la evolución de la civilización. El humano necesita cuidado y amor; si nuestra humanidad está para sobrevivir, necesitamos llegar a ser más cuidadosos y amorosos, por lo tanto, pueden vivir en conjunto, lo nutritivo de nuestra humanidad y el evolucionar como personas civilizadas.

Hacer conciencia del amor por medio del cuidado humano, ha sido una experiencia que nos está sucediendo. Lo amo pero no lo interrogo, porque lo cuido, pero dentro de su libertad; lo amo pero no lo encierro, lo dejo libre para que vuele, pero le amplio los linderos del cuidado y de la observación para poderla proteger anticipadamente, si lo necesita. Este es un aprendizaje de amor que el cuidado humano nos está dejando a nuestra vida interior.

En la siguiente expresión, Watson (3) declara la forma como a través del cuidado, la enfermería puede proporcionar su contribución a la sociedad. Enfermería es una profesión del cuidado, su habilidad para sustentar su ideal e ideología del cuidado (ética y carácter) en la educación y práctica, se afectará de manera reciproca, así como la humanidad se desarrolle y evolucione hacia una sociedad moral, de cuidado y paz social.

Esto es pertinente en el 2010, año centenario de Florence Nightingale, donde el eslogan de la enfermería global es el regalo de Enfermería a la humanidad es el cuidado y el amor.


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