Plantas toxicas
Autor: MSc. Dra. Silvia Isabel Reyes González  | Publicado:  12/04/2010 | Medicina Alternativa , Medicina Forense y Legal , Farmacologia | |
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Plantas tóxicas

MSc. Dra. Silvia Isabel Reyes González. Especialista en Medicina Interna. Profesora auxiliar ISCM –H

Silvia Muñoz Reyes. Estudiante de Medicina

En la actualidad no existe duda sobre la importancia de las plantas y a pesar del desarrollo alcanzado por la síntesis química, estas constituyen un arsenal de sustancias biológicamente activas. Esta afirmación hace, en ocasiones, que los seguidores de esta práctica la recomienden como segura e inocua. Sin embargo, el uso de las plantas medicinales en la terapéutica requiere, al igual que los productos sintéticos, de profundas investigaciones que no se limitan al campo de la experimentación, porque una vez que se comercializan deben seguir siendo observados mediante estudios de farmacovigilancia.

La toxicidad de los fármacos es muy compleja y, con frecuencia, valorada difícilmente por la cantidad de factores que intervienen en su producción, modo de aparición, duración y gravedad de las reacciones adversas. En efecto, estas pueden: a) aparecer inmediatamente después de iniciado el tratamiento, a lo largo de la administración o después de suspendida la medicación; b) ser muy frecuentes o poco frecuentes; c) ser evitadas mediante un ajuste fino de la dosis o ser inseparables de la acción terapéutica; d) ser expresión de una dosis terapéutica o aparecer solo con dosis supra terapéuticas, por sobredosificación; y e) ser triviales, graves o incluso mortales. Este planteamiento, referido para los medicamentos de síntesis químicas, no está muy lejano de lo que sucede con los productos medicinales naturales, por lo que su control y seguimiento por parte de las autoridades sanitarias es de vital importancia.

La medicina natural tiene mucho que ofrecer, sobre todo cuando se usa para inducir la curación de problemas crónicos continuos. A través de su utilización adecuada se puede lograr una profunda transformación de la salud, con un menor peligro derivado de los efectos colaterales inherentes a los medicamentos farmacológicos. Sin embrago, la creencia generalizada de que este tipo de producto actúa lenta y levemente no es del todo cierto. Pueden presentarse efectos adversos si se eligen dosis inadecuadas o si se receta al paciente una planta medicinal equivocada.

No se debe limitar a la sabiduría popular la seguridad y la eficacia porque cada parte de una planta tiene numerosas sustancias con actividad biológica y potencialmente capaces de producir cualquier efecto indeseable.

En Cuba se desarrolla el Programa Nacional de Productos Naturales como estrategia del Ministerio de Salud Pública, en el cual se vela por la efectividad terapéutica de los productos naturales, su seguridad y uso racional.

Por el espacio que ocupan en la terapéutica farmacológica cubana actual, su amplia utilización en los distintos servicios de atención médica que se presta, la repercusión social que tiene el uso de los medicamentos herbarios y las consecuencias económicas y sanitarias de las reacciones que estos provocan es que se decide realizar este estudio, con el propósito de detectar las reacciones adversas asociadas al uso de la medicina natural y clasificarlas aplicando la relación de causalidad y gravedad (tomado de García Milian A.J.).

Muchas plantas ornamentales comunes, como la Adelfa o Balandre, Laurel Rosa, Lino de los Valles o Hierba San Juan y Muérdago entre otras, son venenosas. Hasta el 1% de las especies vegetales pueden ser tóxicas para el ser humano o para algunos animales.

Estas plantas venenosas, están ampliamente distribuidas, ocupando bosques, campos, parques, caminos y en un alto por ciento, ornamentan nuestros hogares. Los compuestos venenosos o tóxicos se distribuyen en toda la planta y con la madurez de esta, se intensifica su nocividad aunque en un menor por ciento de ellas ocurre lo contrario.

Estas plantas son tóxicas porque entre sus principios activos hay sustancias llamadas toxinas que son perjudiciales para el hombre y los animales

La cantidad a ingerir de droga vegetal, es variable para causar intoxicación, puede ir desde 5 gramos de la planta en un adulto, hasta una simple semilla para un niño al que pudiese causarle la muerte según su edad. De forma general se recomienda, no usar medicina verde en niños menores de dos años.

Al ingerir una planta venenosa sus principios activos, suelen actuar inmediatamente sobre el sistema digestivo para luego pasar a la circulación sanguínea y al resto de los órganos y sistemas intoxicándolos, provocando diferentes síntomas como prurito, lesiones de piel, vómitos, mareos diarreas deshidratación o muerte por severa reacción alérgica y parada cardiaca

La selección y procesamiento de las plantas se basa generalmente y con muy pocas excepciones en el conocimiento empírico de la tradición, por lo que existe la posibilidad que sean usadas de forma errónea resultando peligroso.

Si pensamos que existen plantas con propiedades terapéuticas conocidas pero al usarlas incorrectamente ya sea por la parte de la misma a emplear o por el método de extracción de su principio activo o por las dosis de la misma a consumir, son capaces de hacer el efecto contrario al deseado como terapia y dar al traste con la muerte de la persona entonces tendríamos más cuidado en el momento de seleccionar una hierba para tratamiento u otro menester

En algunos países el alto costo de los medicamentos, lleva al hombre a usar plantas como tratamiento de sus males desconociendo en ocasiones los tóxicos que ellas ocultan y la cantidad de estas que pueden consumir, en ocasiones ocurre por accidente muy frecuente en niños pequeños.

Muchas de las plantas venenosas, han tenido importancia como fármacos en medicina por sus principios activos y puede confundirse su uso, resultando fatal.

No se aconseja su uso sin prescripción facultativa, pues bien dosificadas, pueden ser útiles como fármacos, por lo que no deben recolectarse plantas que no se conozcan bien y en todo caso se consultara con un experto antes de consumirlas en cualquiera de sus formas y tener cuidado de evitar el contacto de los niños con estas plantas.

Cuando aparecen los primeros signos de intoxicación, la persona debe ser trasladada con premura a un centro asistencial, llevando consigo restos de la planta causante del envenenamiento.

Si la asistencia médica demorara por cualquier razón trataremos de administrar agua abundante, evitando el uso de leche, bebidas efervescentes o aceite e ricino, de igual forma se evacuara en lo posible el contenido gástrico a través del vómito colocando a la persona en decúbito lateral para que no bronco aspire contenido gástrico si ha perdido la conciencia y se mantendrá una estrecha vigilancia sobre sus signos vitales.

Los restos de la planta deben ser retirados de la boca, cuidando en esta maniobra que no lleguen a las vías respiratorias, debe lavarse la boca con agua fría e indicar hacer buches con el agua para aliviar la mucosa oral, si fue por contacto con la piel debe bañarse bajo un chorro constante de agua que lave bien toda la piel, realmente el vómito debe ser espontáneo, pues no siempre está indicado provocarlo con ipecacuana u otro vomitivo, pues depende del material vegetal ingerido y del estado de salud de la persona intoxicada.

Debe enseñarse a los niños el peligro de llevar bayas, raíces, hojas flores u otra parte de las plantas a la boca y mucho menos tragarlas, es bueno conocer el nombre común, las características y hasta el nombre científico de las plantas que tenemos en casa y enseñarles a los niños estos datos.

Veremos algunas de las plantas conocidas como tóxicas o venenosas, cuyo límite entre dosis terapéutica o tóxica prácticamente es desconocido por la población.


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