Sindrome de afectacion general
Autor: Dr. Hildebrando Romero Sandoval | Publicado:  8/10/2010 | Medicina Familiar y Atencion Primaria , Medicina Interna | |
Sindrome de afectacion general .1

Síndrome de afectación general

Dr. Hildebrando Romero Sandoval

Se conoce como síndrome de afectación general (SAG), al conjunto de manifestaciones clínicas, de curso indolente e inespecíficas, que no proporcionan una orientación definida hacia una enfermedad en particular. Estas manifestaciones incluyen sólo tres síntomas: astenia - “cansancio”, anorexia y pérdida de peso; con frecuencia aparecen, junto a los anteriores, otras manifestaciones inespecíficas como: artralgias, mialgias, cefaleas, fiebre e incluso anemia. Por lo general, deben estar los 3 síntomas presentes, ya que cuando aparecen por separado no suelen poseer especial trascendencia. Están relacionados con estados mórbidos graves, incluso que amenazan la vida del paciente, entre los cuales se mencionan enfermedades inflamatorias, infecciosas y neoplásicas.

ASTENIA

La astenia es una de las molestias más frecuentes, como “motivo de consulta o de la sintomatología explorada por aparatos y sistemas”. Es un síntoma complejo y ambiguo que expresa un compromiso de cualquier órgano de la economía o de la esfera psíquica; aunque ordinariamente se percibe y se expresa como una manifestación del sistema nervioso y/o muscular. Desde el punto de vista fisiopatológico se definen dos términos: fatiga y astenia. Se conoce como fatiga al estado de cansancio que se produce después de un esfuerzo físico y astenia a un estado de cansancio permanente, no relacionado con el esfuerzo físico, acompañada por lo general, de una sensación subjetiva de debilidad e imperioso deseo de descansar o dormir.

Es normal presentar astenia al final de una jornada laboral, de un esfuerzo físico agotador y posterior a un período prolongado de estrés; en estas circunstancias el paciente tiene una idea clara de la causa de su astenia y rara vez consulta al médico. Pero cuando la astenia es intensa, duradera y sin causa aparente, suele indicar una enfermedad importante lo que lleva al paciente a solicitar ayuda médica. Las causas más comunes de astenia, se dividen en dos grandes grupos: 1. Astenia de origen psíquico y de origen físico y 2. Astenia relacionada con la pérdida o no de peso corporal.

Astenia de origen psíquico. Los pacientes que presenta este tipo de astenia refieren estar cansados cuando se acuestan y al levantarse por la mañana; por lo general tiende a disminuir en el transcurso del día. Con frecuencia se quejan que “siempre están cansados” y que un mayor descanso o aumento en horas de sueño no les alivia su debilidad. Entre sus causas están los estados de ansiedad y depresión.

Astenia de origen físico. La astenia debida a enfermedad física por lo general se alivia al reducir la actividad física, con el descanso y el sueño. El paciente se levanta bien por la mañana, pero una mínima actividad le desencadena astenia. La negación o minimización de la astenia en un paciente que luce cansado, o que su familia lo describe como una persona que generalmente no es débil o cansado, habla más a favor de una enfermedad orgánica que de un trastorno psíquico. Entre sus causas, se encuentran: Infecciones: tuberculosis, brucelosis, endocarditis infecciosa. Trastornos metabólicos: diabetes mellitus, hipotiroidismo, hiperparatiroidismo, hipopituitarismo y enfermedad de Addison. Trastornos hematológicos: anemia y síndromes linfoproliferativos y mieloproliferativos agudos y crónicos. Enfermedad renal: IRC aguda y crónica. Enfermedad hepática: hepatitis aguda y crónica, cirrosis. Cáncer: pulmonar, gástrico, pancreático. Fármacos: diuréticos, hipotensores. Tóxicos: alcohol

Astenia sin pérdida de peso. Conocida como astenia funcional, se relaciona con estados de ansiedad, apnea del sueño, abuso de drogas y con el síndrome de fatiga crónica

Astenia con pérdida de peso. Astenia metabólica: pacientes que cursan con hiponatremia, hipokalemia, hiperkalemia. Endocrinas: disfunción suprarrenal, tiroidea, hipofisiaria y sexual. Astenia inflamatoria: infecciones (tuberculosis, hepatitis aguda y crónica), enfermedades inflamatorias (artritis reumatoide), enfermedades autoinmunes y neoplasias.

PÉRDIDA DE PESO

Se refiere al el descenso de 5 % o más del peso corporal en el transcurso de 6 meses, sin que medie la intervención del individuo con modificaciones de la ingesta o actividad física. Aunque el peso, en condiciones normales tiende a mantenerse constante, no deja de existir ciertas fluctuaciones de unas épocas con respecto a otras por lo que no deben interpretarse como patológicas. Variaciones inferiores a un kilogramo son posibles en el transcurso de un día y a lo largo del ciclo ovulatorio de la mujer, así como existe una tendencia hacia el aumento de peso en la cuarta década de la vida e inversamente una pérdida, gradual, progresiva y limitada en la vejez.

La pérdida de peso puede deberse a múltiples razones: voluntario, sin una trascendencia importante, excepto la anorexia nerviosa; imposibilidad para alimentarse adecuadamente por razones socioeconómicas (guerras, pobreza) y, por último, debido a una enfermedad o comorbilidad notoria, donde la pérdida de peso tiene un “valor semiológico”, es decir, constituye una manifestación frecuente de la enfermedad. La pérdida de peso, se clasifica, desde tres puntos de vista: relacionado con un estado de desequilibrio entre el aporte y el consumo energético, con predominio de este último; relacionado con el aumento o disminución del apetito y, el relacionado con un estado metabólico acelerado.

Disminución del aporte calórico. Déficit en la ingesta: razones socioeconómicas (pobreza, guerras), pérdidas de piezas dentarias y/o prótesis, neoplasias, pancreatitis crónica. Alteraciones en la deglución: cáncer de esófago. Trastornos psiquiátricos: depresión, demencia, anorexia nerviosa, bulimia.

Aumento de las pérdidas calóricas. Malabsorción: enfermedad celíaca, pancreatitis crónica. Pérdidas urinarias de albúmina: síndrome nefrótico.

Aumento del gasto calórico. Estados de hipercatabolismo: infecciones, neoplasias, hipertiroidismo, diabetes mellitus. Aumento del ejercicio físico sin aumento compensador de la ingesta.

Pérdida de peso con aumento del apetito. Diabetes mellitus, hipertiroidismo.

Pérdida de peso con disminución del apetito. Estados psiquiátricos: depresión, anorexia nerviosa. Dietéticos: desnutrición y afecciones de la boca y faringe. Neurológicas: distrofia muscular, esclerosis lateral amiotrófica, miastenia grave, infecciosas: gingivitis, candidiasis oral, mecánicas: pérdidas de piezas dentarias. Neoplasias. No hematológicas: cáncer gástrico, pancreático, colon, mama, tiroides. Hematológicas: síndromes linfoproliferativos y mieloproliferativos agudos y crónicos. Fármacos: laxantes, anfetaminas, digitálicos.

Estado metabólico acelerado. Neoplasias, fiebre, insuficiencia cardiaca congestiva, infecciones crónicas, excesiva actividad física y períodos de crecimiento rápido.

ANOREXIA

Anorexia significa disminución del apetito y los mecanismos implicados en su regulación poco se conocen. Se considera que en el hipotálamo existen dos centros relacionados con el apetito, uno lateral que controla la ingesta de alimentos, y otro ventromedial relacionado con la saciedad; ambos influidos por diversos neurotransmisores, bajo dos mecanismos: un grupo que estimula el apetito, la noradrenalina, a través de su efecto α2 y la dinorfina (opioide endógeno), y otro grupo que lo inhibe, la adrenalina a través de su efecto β, la hormona liberadora de ACTH, el TNF y IL-1.


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