Valoracion medico-deportiva. Aspectos biopsicosociales actividades fisicas niños adolescentes .4
5. Capacidad aeróbica: La capacidad aeróbica consiste en acomodar la necesidad de oxígeno de los músculos que se ejercitan mediante la adaptación cardiovascular como respuesta al aumento de la actividad. El incremento en la función pulmonar y cardiovascular acompaña al crecimiento; de manera similar lo hace la capacidad aeróbica (VO2 máx). El VO2 máx, expresado en litros por minuto (l/min), alcanza su nivel más alto entre los 17 y los 21 años de edad en los varones y entre los 12 y 15 años en las mujeres, luego disminuye en forma sostenida.
La potencia aeróbica máxima muestra un claro brote adolescente al final del pico de máximo crecimiento. La actividad desarrollada por el individuo está directamente relacionada con la magnitud de la potencia aeróbica, lo que se advierte sobre todo en los varones, ya que antes, durante y después del brote de crecimiento puberal los varones activos tienen una potencia aeróbica máxima relativa mayor que los que tienen un nivel promedio de actividad física.
Si relacionamos al VO2 máx con el peso corporal, se comprueba que en los varones se estabiliza desde los 6 hasta los 25 años; en cambio en las niñas su declinación comienza aproximadamente a los 13 años de edad, lo que se atribuye, entre otros factores, al aumento de la grasa corporal que se produce en ellas durante la pubertad. Esta relación del VO2 máx con el peso corporal puede no proporcionar una estimación precisa de la capacidad aeróbica. Aunque los incrementos del VO2 máx que acompañan al entrenamiento de resistencia en los niños son relativamente pequeños en comparación con los adultos, los incrementos en el rendimiento de estos niños son relativamente grandes.
El menor valor del VO2 máx del niño (l/min) limita la capacidad de resistencia, a menos que el peso corporal constituya la principal resistencia al movimiento, como en las carreras de fondo, en las que los niños no deberían estar en desventaja porque sus valores de VO2 máx expresados en relación con el peso corporal son ya los del adulto o similares. Aquí juega un papel principal la economía de esfuerzo, pues el niño tendrá un consumo de oxígeno submáximo sustancialmente más elevado que el adulto al considerarlo en relación con el peso corporal. Asimismo, los cambios físicos que se producen en el momento de la pubertad, como el alargamiento de las piernas y el fortalecimiento muscular hacen que mejoren las técnicas al correr. Por lo tanto, la economía al correr aumenta; esto mejora el ritmo en las carreras de fondo, aunque los niños no estén entrenados y sus valores de VO2 máximo no aumenten.
6. Capacidad anaeróbica: La capacidad anaeróbica es limitada en los niños, ellos no pueden alcanzar concentraciones de ácido láctico en los músculos o en la sangre como los adultos, debido a una menor capacidad glucolítica, probablemente por una menor concentración de fosfofructocinasa, una enzima clave que controla el ritmo de la glucólisis. La potencia anaeróbica aumenta con el crecimiento y el desarrollo y el entrenamiento anaeróbico mejoraría tal capacidad en los niños, mejorando los niveles en reposo de fosfocreatina, ATP y glucógeno, con mayor actividad de la fosfofructocinasa y por lo tanto, con mayor nivel de lactato en sangre.
La potencia anaeróbica generada por un niño de 8 años es el 70% de la que puede generar uno de 11 años.
7. Tensión térmica: De acuerdo con estudios llevados a cabo en laboratorio, se comprobó que los niños son más susceptibles de padecer enfermedades o lesiones inducidas por el frío o el calor que los adultos. Esto se debería a una menor capacidad del niño para perder calor por la sudoración cuando se ejercita en ambientes cálidos, porque sus glándulas sudoríparas forman sudor más lentamente. Además, su ritmo de aclimatación a los ambientes cálidos es menor que en los adultos. Los niños producen mayor calor metabólico por kilogramo de peso que los adolescentes o los adultos, lo que implica mayor esfuerzo de sus mecanismos termorreguladores.
Los niños también están expuestos a sufrir hipotermia en ambientes fríos, es decir, no tienen la capacidad de regular la temperatura como el adulto. En las niñas, la temperatura corporal puede ser mayor a la de los varones durante el ejercicio (en 2º C o 3º C) debido a que poseen menor número de glándulas sudoríparas. Por lo tanto, con la actividad física producen y mantienen mayores temperaturas corporales, lo que puede causarles inconvenientes en días calurosos y húmedos.
8. Maduración biológica: Todo el período de crecimiento y desarrollo ocupa en el hombre más de la cuarta parte de su vida media; el 20% final de este crecimiento lo completa durante la adolescencia. Una característica destacada de este período de crecimiento y desarrollo es la gran variabilidad en la edad de iniciación de los cambios corporales y la aceleración de la velocidad de crecimiento.
Las niñas maduran antes que los varones, se adelantan 2 años en el crecimiento óseo lineal, es decir, hacen su pico de máximo crecimiento 2 años antes que los varones, a una edad promedio de 12 años (de 14 años en los varones).
La diferencia no es la misma para la adquisición de los caracteres sexuales secundarios, evaluados éstos de acuerdo con los criterios de Tanner. Con respecto a éstos y siempre refiriéndonos al promedio, los varones comienzan su desarrollo genital 8 meses después que las niñas iniciaron su desarrollo mamario; el vello pubiano aparece en ellos 1 año después que en las niñas. En las niñas, la menarquia acontece justo en medio de la sucesión de hechos, a una edad promedio de 12.36 años. No obstante, la primera menstruación puede acontecer entre los 10,5 años y los 15,5 años. Se calcula la composición corporal en el momento de la menarquia (según Frisch) y ésta se presenta con una talla promedio de 156 cm, 45,9 kg, un porcentaje de grasa mínimo de 17% y un promedio de 23,2%.
9. Erupción dentaria: La edad dental puede determinarse por el grado de formación o por la emergencia de los dientes. Junto con la edad ósea, la morfométrica y la sexual constituye un medio eficaz de evaluación de la edad biológica (fisiológica) del niño. Al comparar ambos sexos se observa que en el maxilar superior, el segundo molar permanente está presente en el 100% de los varones a los 16 años y en las niñas a los 16,5 años, mientras que en el maxilar inferior este elemento ya ha alcanzado ese porcentaje a los 14 años en las mujeres y a los 16 años en los varones.
La erupción del tercer molar comienza a la misma edad en ambos sexos, pero las mujeres llegan a los 19 años con un porcentaje mayor de elementos presentes.
1.3) Aspectos psicosociales.
El deporte es una de las actividades que exige simultáneamente la participación del cuerpo, la inteligencia y la voluntad. Nos permite canalizar nuestras energías y angustias. Nos debe hacer recordar que nuestros congéneres son compañeros de juego y no competidores o enemigos a vencer. La actividad física es un medio formativo inmerso en el contexto educativo total y un integrador de la personalidad.
Aunque los términos actividad física y deporte se usan con frecuencia de manera indistinta, el deporte tiene una dimensión social diferente a la primera. Las primeras etapas de la participación deportiva, son en realidad un juego, pero como también representan obstáculos que vencer, se los pone para ver qué tan bien se los puede superar. Estos obstáculos reflejan, al parecer, tanto un juego como una prueba personal. De esta manera los niños pueden aprender a manejar logros y fracasos, a entender el valor de la práctica y la preparación para mejorar el rendimiento, a entender el concepto de justo e injusto, aceptar la autoridad adulta e interrelacionarse con distintos grupos sociales y económicos, así como la autodisciplina.
Pero, además de los efectos positivos, el deporte puede tener efectos negativos, especialmente sobre aquellos niños que se destacan o muestran algunas condiciones especiales que los proyectan como un posible futuro talento. La presión que en reiteradas ocasiones es ejercida por los padres, entrenadores, profesores de educación física, etc. y el temor ante el menor fracaso pueden ayudar a disminuir su autoestima, provocarles estrés, angustia, hasta llegar incluso a la depresión y a sufrir lesiones físicas cada vez más frecuentes. Estos síntomas no advertidos, exponen a los niños a la conducta negativa de los adultos.