La salud como valor y la evolucion de la Salud Publica
Autor: MsC. Sebastián Suárez Soler | Publicado:  28/12/2010 | Medicina Preventiva y Salud Publica | |
La salud como valor y la evolucion de la Salud Publica .2

El descubrimiento del Nuevo Mundo en 1492, permitió conocer que los pueblos conquistados eran extraordinariamente limpios y que habían realizado grandes avances en Salud Pública; disponían de sistemas de drenajes que permitían una adecuada disposición de excretas; la basura se recolectaba y se quemaba fuera de los límites de las ciudades.

Junto con los importantes descubrimientos en la Medicina del siglo XVIII, aparece una de las contribuciones más grandes para la salud publica el comienzo de la aplicación de las primeras vacunas.

El siglo XX, marca una etapa de rápidos y extraordinarios avances en la Medicina en general y en la Medicina Preventiva y la Salud Pública en particular, se crean la Oficina Internacional de Salud Publica, la Oficina Sanitaria Panamericana y la Fundación Rockefeller, que apoyaron y siguen apoyando trabajos de Salud Pública y de Medicina preventiva en todo el mundo, haciendo que Osler llamara al periodo comprendido entre 1850 y la mitad del siglo XX, la Edad de Oro de la Medicina Preventiva por los avances obtenidos en este lapso.

En 1946 se constituyó la Organización Mundial de la Salud (OMS), que promueve junto a su filial en América, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), vastos programas de salud enfocados a los problemas que aquejan a la región.

Por otro lado, Wislow citado por Alvarez (12), elaboró un amplio concepto de la Salud Pública “Prevenir las enfermedades, prolongar la vida y fomentar la salud y la eficiencia”. Es por ello que la salud y la prolongación de la vida, nada valen por si mismas; valen en cuanto permiten bienestar, eficiencia y capacidad de desarrollar acciones útiles al individuo y a la sociedad. Tales objetivos solo pueden alcanzarse mediante el esfuerzo organizado de la comunidad.

Siendo la Medicina Preventiva parte de la Salud Pública, sus objetivos son los mismos de está: promover y conservar la salud y prevenir las enfermedades. A los aspectos básicos a los que se limitaba la salud pública en sus inicios, el saneamiento ambiental y la aplicación de medidas generales de prevención (aislamiento, cuarentena y desinfección), se agregaron medidas de prevención específicas dirigidas al individuo, para evitar las enfermedades infecciosas. Este hecho, resultado de los descubrimientos de la bacteriología en la segunda mitad del siglo XIX y en el XX, estableció la relación e integración de la ciencia sanitaria con la medicina.

Según, Frías (13), considera a la medicina preventiva, en tres niveles de prevención, descritos así:

Prevención Primaria: Esta dirigida al individuo sano o aparentemente sano. Sus objetivos particulares son: La promoción de la salud y la prevención de las enfermedades; para conseguirlos se dispone de la educación para la salud y de la prevención especifica.

Prevención Secundaria: Tiene como objetivo especiales, evitar que la enfermedades progresen, a si mismo limitar la invalidez; estos objetivos se alcanzan mediante el diagnóstico correcto y el tratamiento adecuado. En este nivel las acciones se dirigen ya al enfermo.

Prevención Terciaria: Corresponde a la rehabilitación, tanto en lo físico, como en lo mental y en lo social. La terapia física, la ocupacional y la psicológica, tratan de conseguir que los individuos se adapten a su situación y puedan ser útiles a sí mismo y a la sociedad.

Dos consideraciones se desprenden de la enunciación de los niveles de medicina preventiva: La primera es que contrariamente a lo que generalmente se piensa, la medicina preventiva puede aplicarse tanto a los sanos como a los enfermos. La segunda es que el personal de salud, médicos y enfermeras cuya labor se limita generalmente al segundo nivel, deben ampliar su campo de acción, llevando a cabo simultáneamente acciones del primer nivel y en lo posible del tercero. De esta manera contribuirán más eficazmente a la salud y bienestar de los individuos.

Antiguamente la mayoría de los individuos y de sociedades consideraban la buena salud, o bienestar, como un concepto opuesto al de enfermedad o a su ausencia. La salud es un concepto multidimensional y debe considerarse desde una perspectiva más amplia. Así mismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) (1.948), definió la Salud como un “Estado de bienestar físico, mental y social completo, no simplemente la ausencia de enfermedad o dolencia”.

Por otro lado, Pender citada por Potter y Perry (14), sugiere que “Para la mayoría de personas lo que define la salud, más que los estados patológicos, son las condiciones de vida”. Además refiere que Las condiciones de vida pueden incluir variables socioeconómicas como el ambiente, la dieta, y la práctica o las elecciones del estilo de vida, así como muchas otras variables fisiológicas y psicológicas.

De ahí que en la Conferencia Internacional de Atención Primaria de Salud, reunida en Alma-Ata el día 12 de septiembre de 1978, expresando la necesidad de una acción urgente por parte de todos los gobiernos, de todos los profesionales sanitarios y los implicados en el desarrollo, y por parte de la comunidad mundial, para proteger y promover la salud para todas las personas del mundo.

Así mismo, la Conferencia reafirma con decisión, que la salud, que es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad; es un derecho humano fundamental y que la consecución del nivel de salud más alto posible es un objetivo social prioritario en todo el mundo, cuya realización requiere la acción de muchos otros sectores sociales y económicos, además del sector sanitario.

Además afirma, todos lo gobiernos deberían formular políticas nacionales, estrategias y planes de acción para establecer y mantener la atención primaria sanitaria como parte de un sistema nacional de salud integrado y en coordinación con otros sectores. Para este fin, será necesario ejercitar voluntades políticas, a fin de movilizar los recursos del país y utilizar racionalmente los recursos externos disponibles.

De igual manera, puede conseguirse un nivel aceptable de salud para todo el mundo en el año 2000, mediante una utilización mejor y más completa de los recursos mundiales, una considerable parte de los cuales se gastan hoy día en armamento y conflictos militares. Una política genuina de independencia, paz y desarmamiento podrían ser bien empleados en objetivos pacíficos y, en particular, en la aceleración del desarrollo social y económico, entre los que la atención primaria sanitaria, como parte esencial, debería recibir su parte proporcional adecuada. La Conferencia internacional sobre atención primaria de salud realiza un llamamiento urgente y efectivo para una acción nacional e internacional a fin de desarrollar e implementar la atención primaria sanitaria en todo el mundo y, particularmente, en los países en vías de desarrollo.

Es por ello que para lograrlo es necesario contar con una comunidad informada, motivada y participativa, lo que supone que la educación para la salud, tiene que servir para proporcionar conocimientos que permitan el análisis crítico de la situación de salud – enfermedad, basada en los valores propios de cada individuo, familia y comunidad.

En Noviembre de 1986, se celebró la I Conferencia Internacional sobre la Promoción de la Salud con el subtítulo “Hacia una nueva Salud Pública”, patrocinada por la OMS, el gobierno de Canadá y la Asociación Canadiense de Salud Pública. A ella asistieron sobre todo personas de los países europeos, Canadá, Australia y Estados Unidos. Por eso estuvo basada en las necesidades sanitarias de los países industrializados, pero sin olvidar las de otras naciones. Se tomo como base la declaración de Alma Ata. Las ideas allí discutidas se recogieron en la llamada “Carta de Otawa” (15), donde considera la Promoción de la Salud como un recurso para la vida y no un fin en sí misma. También implica un importante cambio de objetivo y de visión que debe impregnar la actividad de los servicios sanitarios, en particular los de atención primaria de salud en su labor diaria.

En Abril de 1988, se celebro la II Conferencia Internacional de Promoción de la Salud en Adelaida, Australia, bajo el lema “Política Sana. Estrategias de Acción”, en ella se desarrolló lo acordado en Otawa, con especial énfasis en los puntos específicamente relacionados con la política. El documento titulado “Recomendaciones de Adelaida”, (16) define la política que lleva a la salud como la que se preocupa explícitamente por conseguir la salud y la equidad a través de todos los ámbitos (agricultura, comercio, industria, educación, trabajo, etc.) y que asume la responsabilidad del impacto que sus actuaciones puedan tener en la salud. Un aspecto que se pone de relieve es la necesidad de borrar las desigualdades en salud entre distintos grupos y clases sociales, discriminando positivamente a los más desfavorecidos y vulnerables a partir de un principio de equidad y aceptando las características culturales de las minorías étnicas y de los emigrantes.

En 1991 se realizó la III. Conferencia Sundsvall, (17) en este caso el énfasis se dedicó a Ambientes Saludables. Esta conferencia fue un buen preámbulo para la Conferencia Cumbre del Medio Ambiente de Río de Janeiro al año siguiente.

A los diez años de la I Conferencia celebrada en Otawa, tuvo lugar la IV Conferencia Mundial de Promoción de la Salud en Yakarta (Indonesia). Su título “Nuevos Actores para una nueva era. Conduciendo la promoción de la Salud al Siglo XXI”, quiere expresar la sentida necesidad de tener en consideración los principales cambios experimentados en la situación de la población mundial durante el decenio y sus tendencias hacia el futuro: envejecimiento progresivo de la población en todo el mundo y en especial, en los países económicamente más desarrollados, el crecimiento de las grandes ciudades, la mayor prevalencia de las afecciones crónicas y los problemas de salud mental, así como la aparición de nuevas enfermedades infecciosas, el abuso de las drogas, el desarrollo de la resistencia a los fármacos, el aumento del sedentarismo, la degradación ambiental y finalmente la globalización de la economía, el comercio y las comunicaciones.


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