Cuando las enfermedades urologicas cambiaron la historia de un pais. Venezuela. Cipriano Castro y Juan Vicente Gomez
Autor: Dr. Julio C. Potenziani Bigelli | Publicado:  17/05/2011 | Historia de la Medicina y la Enfermeria , Urologia , Articulos | |
Enfermedades urologicas cambiaron la Historia. Venezuela. Cipriano Castro. Juan Vicente Gomez .4

Ya hemos explicado como comenzó la relación con Cipriano Castro, y su lucha junto desde 1899 alzándose en armas desde Táchira. Es importante hacer mención de la debacle económica que sufría el país por la caída de los precios internacionales de los principales productos de exportación de Venezuela, como eran el café, el ganado y el cuero, que era una de las razones del alzamiento de Cipriano Castro, sin embargo su Revolución Liberal Restauradora que comenzaba en Octubre de 1899 haría que ése clima de desconfianza social, económico y político no sólo se mantuviera sino que se incrementara por las desacertadas decisiones y manejo ‘pintoresco’ que tenía el Cabito.

En diciembre de 1899 Juan Vicente Gómez es designado Gobernador del Distrito Federal cargo en el cual permanece solo dos meses. En 1901 la Asamblea Nacional Constituyente sanciona una nueva constitución declarando a Cipriano Castro, Presidente Constitucional de la República, al General Ramón Ayala Primer Vicepresidente y al General Juan Vicente Gómez como segundo Vicepresidente. Se enfrentaron a la Revolución Libertadora financiada por empresas norteamericanas bajo el contubernio de banqueros venezolanos y diversos caudillos regionales. Castro le dio plenos poderes a Gómez para combatir y derrotar, nombrándolo General de División. Y en 65 días de campaña militar cruenta regresa victorioso a Caracas, para marchar nuevamente hacia occidente y poner fin a las guerras civiles en Venezuela. Esta actuación descollante (nombrado por Castro como “Pacificador de Venezuela’) quedaría en la mente de los venezolanos, cuando en 1908 verían con buenos ojos el golpe de estado dado por Gómez, sin imaginarse las nefastas consecuencias para el país. (6, 8, 13, 16, 17, 18, 21)

Desde éste momento se crean bandos de castristas y gomecistas, y en 9 de Abril de 1906 se produce el episodio denominado ‘La Aclamación’ donde Castro se dirige al país para anunciar su retiro y con esto tratar de poner en evidencia la posible conspiración de Gómez. Luego en un retorno al gobierno sucede el otro episodio denominado ‘La Conjura’ donde círculos de matones de Castro amenazan la vida de Juan Vicente Gómez, quedándose por su seguridad en Maracay, sede que se le sería de agrada por todo el resto de su vida. En esos momentos la salud de Castro comienza a incidir determinantemente en la conducción del gobierno y son los años 1907 y 1908 de duro trajinar para el enfermo Castro quien deja de malinterpretar al general Gómez y lo nombra primer vicepresidente.

Una vez partido Castro, Gómez da el golpe de estado y posteriormente en una serie interminable de vericuetos constitucionales hace que el Congreso Nacional lo nombre en abril de 1910, General en Jefe de los Ejércitos Venezolanos. El objetivo había sido alcanzado.

Son dignas de mención las palabras de Gómez al tomar el poder, por aquello de que la historia es una serie ininterrumpida de repeticiones y errores que desdicen del valor de raciocinio humano. Cito textualmente: ‘Ya sabéis que vine a desempeñar el Poder Ejecutivo Nacional en virtud del titulo legal que invisto, sin ser empujado por ninguna ambición personal… vine a hacer efectivas las garantías constitucionales, practicar la libertad en el seno del orden, respetar la soberanía de los estados, amparar las industrias contra odiosas confabulaciones, buscar una decorosa y pacifica solución para todas las contiendas internacionales, vivir vida de paz y de armonía y dejar que sólo la ley impere con su indiscutible soberanía’. Todo era falso. (43)

¿CUÁLES FUERON LOS PADECIMIENTOS UROLÓGICOS DEL GENERAL JUAN VICENTE GÓMEZ?

El General Juan Vicente Gomez (1857-1935) sufría de retenciones agudas de orina, por presentar un crecimiento de la glándula prostática (inicialmente de origen benigno que luego se le sumó un cáncer de próstata), necesitando cateterismos uretrovesicales con relativa frecuencia a partir de la década de los 60 años en adelante. No se podría descartar alguna estrechez uretral ocasionada por alguna uretritis de etiología venérea en su época juvenil, frecuente en la segunda mitad del siglo XIX.

A finales de 1921, es decir a los 64 años, hace una retención de orina de características graves, pero con la intervención del doctor Adolfo Bueno, logra recuperarse.

Son varios los galenos que actúan en los cuadros de retenciones aguda de orina que tenía el benemérito, según el registro que de la evolución clínica llevaba uno de sus edecanes el Coronel Benjamín Velasco Ibarra, aporte invalorable en la investigación histórica de los hechos acaecidos al general Gómez.

Al principio los médicos eran Chacin Itriago y el doctor Núñez Tovar, dándole al General píldoras de Urotropina, baños de asiento y bolsas de agua caliente, con lo cual lograba aliviar muy poco las crisis de retenciones urinarias que lo aquejaban. Llaman posteriormente a Caracas al doctor Rafael González Rincones quien realiza cateterismo vesical, extrayendo abundante orina. (1, 2, 9, 13, 20, 21, 24)

Posteriormente los cateterismos uretrovesicales son infructuosos y llaman a Caracas a los doctores Adolfo Bueno (1881-1967) y Elías Rodríguez y éstos al pasarle una sonda más rígida se logró extraerle litro y medio de orina de olor penetrante, característico de vejigas de gran capacidad y descompensadas, compatible con vejiga obstruida de larga data aunado a la presencia de una vejiga diabética. (1,2)

Esto, desde el punto de vista médico, es interesante ya que las versiones que se han leído refieren que la diabetes del General Gómez se le evidenció pocos meses antes de morir.

Esto ocasiona una duda razonable, ya que en la década de los años 20 su vejiga descompensada con niveles de capacidad por arriba de un litro de orina nos decía a todas luces del desarrollo de la diabetes y de sus consecuencias, como la vejiga diabética o vejiga parética, la cual cursaba posiblemente desde la década de los 50 años del Benemérito. (1, 2, 9, 13, 20, 21, 24).

Después de éste episodio llamaba con frecuencia al doctor Adolfo Bueno o al doctor Ramón Ignacio Méndez Llamozas quienes le aplicaban la sonda urinaria y se la dejaban por 24 a 48 horas hasta que pasara la crisis. Una de las veces que ocurrió otras de las crisis de retención urinaria, se encontraba en Caracas y al no conseguirse al doctor Méndez Llamozas, se solicitó la colaboración del doctor Henrique Toledo Trujillo, discípulo del eminente urólogo francés George Marión, quien se trasladó a Miraflores en la tarde realizándole cateterismo uretrovesical exitoso con una sonda recién traída de Francia la cual era regalo de su profesor francés.

Hay quienes refieren que posiblemente por su trabajo esmerado en el cuidado del General Gómez, es nombrado Ministro de Sanidad (1, 2, 9, 13, 20, 21, 24)

Decía Pocaterra, cito textualmente: ‘La República era un largo lamento solapado, bajo una orquesta de jazz-band, entre una zarabanda de chárleston y de concesiones de hidrocarburos’ (43)

Al General Juan Vicente Gomez, a sus 74 años se le aconseja a través de una Junta Médica de su confianza, una cirugía prostática y se decide que el mejor cirujano que existe para la época es el eminente urólogo francés Georges Jean Baptiste Marion (1869-1960). Se le recomienda que vaya a Francia (paralelismo con Castro), pero el dictador se niega refiriendo: -‘Me muero en Venezuela pero de aquí no salgo’ y en 1932 traen al eminente doctor Marion, de Francia a Venezuela.

El Dictador Gómez obliga al doctor Marion a operar a dos pacientes del Hospital Vargas de Caracas, antes de operarlo a él y uno de ésos pacientes muere a las 24 horas de haber sido intervenido quirúrgicamente, por lo cual el General Gómez, desconfiado, envía de regreso al profesor Marion a Francia y nunca se operaría. Moriría Gómez, tres años después, de una insuficiencia renal producto de la obstrucción de la salida vesical por la glándula prostática tumoral (1,2)

Otra de las anécdotas de Gómez refería que cuando éste le daban urgencias urinarias, donde se consiguiere iba a orinar, bien sea en el baño de un instituto de gobierno, o de una escuela o de una casa de familia y ‘una meadita del general’, era motivo de orgullo para los afectados y a la vez de envidia y de consternación para los demás, y Herrera Luque en su libro ‘En la casa del pez que escupe agua’ jocosamente refería que al igual que sucedía con los emperadores romanos que se inventaron los lagrimorios, para guardar las lagrimas ‘imperiales’, deberían haberse inventado los ‘urinorios’ para los meados del ‘César Venezolano’.(5)

Según versiones del doctor Francisco Plaza Izquierdo con el autor de éste ensayo, cuando el doctor Adolfo Bueno Madrid, familiar del doctor Plaza Izquierdo ‘fue llamado y buscado para que le resolviera el trastorno obstructivo urinario al General Gómez, al llegar a Maracay pidió una sonda de Nelaton y pudo completar el cateterismo uretrovesical sin ninguna dificultad, por lo cual el doctor Plaza Izquierdo me refería, cito textualmente: -“El que pasara la sonda urinaria lo que obtendría en lugar de orina era petróleo”, aludiendo a los favores o concesiones que podía recibir del Benemérito por tal acto médico!… sabiéndose que al propio doctor Bueno le otorgarían una concesión petrolera. (1, 2, 40)

Estas palabras ‘de que pudo completar el cateterismo urinario sin ninguna dificultad’ podría interpretarse desde el punto de vista urológico, primero que no tenía una obstrucción urinaria baja (uretral) infranqueable y que más bien podría ser atribuido a una vejiga ‘descompensada’ por años de esfuerzo, lo cual conlleva una vejiga grande y debilitada, incapaz muchas veces de orinar por sí sola, aunado a la condición de diabético del general Gómez, lo que lleva a una condición denominada ‘Cistopatía diabética’ que se caracteriza por vejigas grandes, paréticas y descompensadas, sin ningún tipo de fuerza contráctil, con grandes volúmenes de orina residual y que necesitan de cateterismos urinarios (sondas uretrales) para poder vaciar su contenido, presentándose además la posibilidad de infecciones urinarias que agravarían el cuadro descrito.


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