Los principios de la bioetica ante el paradigma medico social
Autor: Dra. Amarilis Martínez Guerra | Publicado:  19/12/2011 | Etica, Bioetica. Etica medica. Etica en Enfermeria , Articulos | |
Los principios de la bioetica ante el paradigma medico social .2

Como podemos apreciar los elementos anteriores están presentes hoy día con mayor o menor fuerza en el campo de la Medicina. Ello refleja efectivamente una crisis del paradigma básico con que se ha desenvuelto la acción médica, al menos durante el presente siglo. Dicho paradigma puede ser descrito como lineal y causalista, en el sentido de que ante la aparición de cierta anomalía o síntoma en la persona se busca la existencia de una causa específica subyacente, la cual al ser corregida podría devolver al individuo a la normalidad. Este modelo se vio alimentado especialmente por los avances en el estudio y tratamiento de las enfermedades infecciosas campo en el cual desarrolló su máxima efectividad. Dicho modelo de pensamiento se ha visto influenciado por la fuerte penetración del pensamiento científico en el desarrollo y quehacer de la Medicina, a diferencia del modelo médico previo, el cual estaba basado principalmente en una visión más humanista y subjetiva.

En oposición a este paradigma biologicista es que surge el paradigma médico-social, el cual se ha visto obstaculizado por diverso factores tanto de carácter intra como extracientíficos. Ello explica que algunos de sus representantes ante dificultades que parecían insalvables recurren a posiciones conciliadoras de compromiso, válidas en política pero ajenas a la ciencia.

Este paradigma biosocial se considera que sintetiza y supera las posiciones asumidas como incompatibles con los demás paradigmas.

Por último la extensión del paradigma que nos ocupa se ha visto obstaculizada por la orientación positivista predominante en los medios profesionales de la esfera donde se prestigia en demasía el conocimiento, desconociéndose o minimizándose la importancia de los valores (4).

Este nuevo paradigma provoca cambios en la propia concepción de la Medicina, esta deja de ocuparse de la enfermedad, del hombre enfermo o de la salud y se convierte en una ciencia integradora donde se incluyen elementos fisiológicos o biológicos en general pero todo visto a partir del ángulo de lo social.

La Medicina deja de ocuparse de curar enfermedades o restablecer la salud para tener como funciones esenciales, la prevención y la promoción de salud.

Provoca además cambios en el concepto de salud y en el de enfermedad vistos desde una perspectiva social.
Cambios en el objeto de la práctica médica; si antes era el hombre enfermo, ahora por el contrario el objeto de la práctica médica es el hombre sano, y más aún, la familia, la comunidad o la sociedad, cuando estas no funcionen de un modo tal que favorezca a un clima saludable, pues el hombre nace, vive y muere en contacto constante con el medio social que los rodea y cualquier alteración en el mismo puede desencadenar trastornos en su salud, es por ello que al estudiar las causas de su enfermedad en el hombre tenemos que tener en cuenta su ambiente macro social y micro social, además, no tan sólo estudiar y analizar al “enfermo” sino, por el contrario, ver todo lo externo que pueda afectar al hombre sano, ya que quizás eliminando estas fuerzas externas podríamos disminuir la cantidad de personas sanas con influencias negativas de la familia, la comunidad y la sociedad.

Así al recomendarnos médico para nuestra atención los principales profesionales de la salud nos hacen admonición similar a la que Santa Teresa hacía a sus monjas sobre la elección del director espiritual: "Búsquenlo sabio y santo, si estas dos cualidades no están unidas prefieran al sabio antes del santo, con el sabio tienen al menos luz en el camino (5).

Otro cambio importante que se deriva del anterior es el cambio en el sujeto de la práctica médica; si el objeto cambia, el sujeto, por ende, también, el médico deja de ser el centro de la solución de los problemas de salud, el único decisor, el más capacitado para integrarse a un equipo de salud, los cuales participarán activamente en la evolución y mejoramiento de la salud de la población, integrándose además a este equipo la comunidad y la sociedad, dejando de ser entes pasivos de este proceso para convertirse en sujetos activos de la práctica médica, lo que se logra con la participación activa en la identificación y resolución de los principales problemas de salud de la comunidad.

Todo esto trae consigo cambios en la relación sujeto-objeto o relación médico-paciente, pues ya el médico no es el único que decide sino por el contrario existe mayor participación en la toma de decisiones, todo esto puede traer asperezas en esta relación o demasiada compenetración, pero creo que a raíz de todo esto debe permanecer lo que dice el juramento Neohipocrático de Ginebra: “Consideraré la salud de mi paciente como mi preocupación primera” y añade “Ejerceré mi arte con conciencia y dignidad”(3), es decir que las obligaciones del médico hacia su paciente son invariantes, aún cuando esta relación puede estar afectada por cambios en la concepción de la Medicina, cuando el paciente dejó de existir como paciente en el sentido estricto de la palabra, el paciente es la familia, la comunidad y la sociedad y no el individuo concreto.

Esta última idea nos plantea la necesidad de precisar que independientemente de todos estos cambios que el nuevo paradigma médico impone, los fundamentos éticos de la relación médico-paciente como base de la práctica médica, se mantienen intactos, tanto en sus principios esenciales como en las manifestaciones concretas de esta relación.
En el desarrollo de este cambio de paradigma han surgido una serie de conceptos que se avienen muy bien a esta nueva concepción de la Medicina tales como Medicina popular, Medicina social, etnomedicina, Medicina comunitaria, Medicina familiar, etc, de las cuales no nos hemos propuesto aclarar sus definiciones pero deducimos que su objetivo central sea el mismo para todos, llevar la asistencia sanitaria hacia toda la comunidad, con la participación activa de la misma, en este mismo sentido se mueve el sistema de salud cubano regido por una serie de principios que guían el quehacer médico, observándose que en cada uno de ellos está presente el enfoque social de la Medicina; ellos son:

 Carácter estatal y social de la Medicina.
 Accesibilidad y gratuidad de los servicios.
 Orientación profiláctica
 Aplicación adecuada de los adelantos de la ciencia y la técnica
 Participación de la población
 Colaboración internacional. (4)

La atención primaria de salud es la base del sistema de salud cubano y está definido desde 1978 en la conferencia internacional sobre asistencia en Alma – Atá y no es más que “la asistencia sanitaria puesta al alcance de todos los individuos y familias de la comunidad por medios que le sean aceptables, con su plena participación y a un costo que la comunidad y el país puedan soportar. La atención primaria de salud, a la vez constituye el núcleo del sistema nacional de salud, forma parte del conjunto del desarrollo económico y social de la comunidad” (5).

Todo este análisis no lo podemos hacer solamente de forma teórica, pues aunque en nuestro país desde el punto de vista político y estructural este cambio se ha dado, un cambio de paradigma no es solo un cambio en la teoría, en la política o en los mecanismos sociales, es a la vez un cambio de pensamiento, un cambio de esquemas mentales donde el elemento de conservación es a veces mucho más fuerte, es decir, se puede cambiar políticas, reglamentos, disposiciones pero de la misma manera no se puede cambiar “estilos de pensamientos”.

Este cambio de pensamiento es hoy sumamente importante pues, si bien el desarrollo de la tecnología médica nos brinda posibilidades insospechadas hace pocos años sobre todo en el campo de los medios diagnósticos y la producción de fármacos también trajo consigo grandes peligros.

El primer lugar este desarrollo tecnológico puede conducir a una concepción tecnocrática de la práctica médica, cuando se sobrevaloran las posibilidades de la tecnología, pues esta se convierte en un elemento mediador entre el paciente y el médico, lo que deshumaniza a esta relación, la mecaniza, la despoja de su contenido espiritual con lo que se pierde la esencia misma humanista y social de la Medicina.

Por otra parte, en la literatura se reconoce como esta tecnocratización de la Medicina, conduce a la práctica mercantilista y pragmáticas lo que también está reñido con el sentido humano de esta profesión (6).

Estos peligros mencionados no pueden superarse sino a través de un cambio en el estilo de pensamiento, el paradigma social a de afianzarse no solo sobre la base de diseños de políticas o elaboraciones teóricas, es preciso acciones sistemáticas en todos los sentidos, desde la formación curricular hasta la actividad profesional que conduzcan a dar el lugar primordial a los aspectos éticos y humanísticos. La Medicina no es una ciencia técnica, como tampoco es una ciencia natural, lo técnico y lo natural(biológico) ha de estar mediados o marcados por un contenido social.

En cualquier caso el cambio de paradigma no se resuelve por la negociación con el paradigma tradicional, si bien en el nuevo paradigma se pueden incorporar elementos provenientes del antiguo, esto no significa una transacción sino que el nuevo paradigma buscará mantener los componentes de verdad que tenía el tradicional. Pero lo más novedoso en este aspecto es que el nuevo paradigma trata de reconocer las anomalías del paradigma anterior y de esta forma cambiar reglas y métodos de trabajo.

El nuevo paradigma una vez formulado incorpora en su discurso situaciones que antes eran rechazadas, dejadas fuera de un análisis o simplemente no consideradas como relevantes.


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